Después de un inicio tímido (los primeros dos casos que no tuvieron nexo epidemiológico se detectaron el 30 de julio), probablemente en parte por las restricciones impuestas al ingreso de viajeros, la variante Delta del coronavirus, que ya tiene circulación comunitaria en la Argentina, comienza a mostrar el comportamiento que se vio en otros países de la región. Según un informe que dará a conocer del consorcio PAIS de vigilancia genómica, compuesto por más de un centenar de investigadores del Conicet de diversos institutos de todo el territorio nacional, en CABA y el Gran Buenos Aires, ya es responsable de más del 37% de las muestras analizadas.
Y aunque se especulaba con una presunta “excepcionalidad” de la Argentina por su retraso en la expansión de esta variante (que causó un brote dramático en la India y llegó a estar presente en más del 75% de las muestras analizadas en países como Australia, Bangladesh, Botswana, China, Dinamarca, Indonesia, Israel, Portugal, Rusia, Singapur, Sudáfrica y el Reino Unido), ahora los especialistas anticipan que en las próximas semanas, dependiendo de algunos factores, podría alimentar una nueva suba de casos o, por lo menos, un ritmo más lento en el descenso que se verifica desde hace más de 20 semanas.
“Hoy, la distribución local de variantes muestra la prevalencia de Gamma (también llamada “de Manaos”) y Lambda (o “Andina”) y el reciente ingreso de Delta, especialmente en el AMBA, Santa Fe y Córdoba –explica la viróloga del Departamento de Microbiología, Inmunología y Biotecnología de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, Carolina Torres–. En consonancia con la situación epidemiológica regional, hasta el momento el paisaje epidemiológico está caracterizado por un incremento en la frecuencia de detección de Delta en el contexto de un número de casos estable o a la baja. El altísimo nivel de vacunación y la inmunidad adquirida durante la segunda ola que tuvimos en nuestro país nos da una diferencia con respecto a Europa”.
Torres y el también virólogo, pero del INTA, Humberto Debat, integran el grupo PAIS y expusieron sobre este tema en el seminario de los jueves que organizan los institutos de Cálculo y de Ciencias de la Computación de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA. Ambos coincidieron en que el control de ingreso a viajeros fue una medida efectiva. Uno de los indicios que permiten respaldar esta afirmación es que, de acuerdo con análisis genómicos más profundos, todos los casos registrados en Córdoba derivan de uno solo, el de un ciudadano peruano que finalmente murió por Covid. En cambio, en Brasil se detectaron ya alrededor de 10 linajes diferentes, lo que indica que la cantidad de ingresos de la variante fue mucho mayor.
“En términos teóricos, para que las variantes se establezcan en las poblaciones tiene que haber muchos episodios de entrada del virus, porque gran parte serán limitados por las medidas de contención o por la biología –afirma Torres–. Cuantos más haya, podemos pensar que más acelerada será la curva [de crecimiento de casos], aunque no lo sabemos fehacientemente [porque también influyen otros factores]”.
Según el químico y bioinformático de la Universidad Nacional de Córdoba Rodrigo Quiroga, dada su mayor transmisibilidad, esta variante sin duda se volverá dominante como ocurrió en todos lados. “Es de esperar un lento aumento de casos, como está sucediendo en Chile –afirma–. Pero la magnitud y continuidad de ese crecimiento dependerá de cuánto podamos restringir la circulación viral mediante la vacunación de adolescentes y niños. Si avanzamos rápido, abarcando a la mitad o más de ese grupo, nuestras simulaciones sugieren que se registraría un pico muy pronto y antes de fin de año comenzarían a bajar de nuevo”.
Esto sería así porque lo que se ve en otras poblaciones es que la mayoría de las infecciones se dan entre no vacunados, lo que explicaría la alta cantidad de niños internados que se registró, por ejemplo, en el Reino Unido. “A pesar de que se trata de un evento raro, cuando tanta cantidad de niños adquieren la infección, también hay gran cantidad de internaciones –destaca Quiroga–. Se podría esperar algo similar en la Argentina, pero no en el corto plazo, porque estimamos que el número será pequeño por el momento. Todo indica que van a aumentar lentamente las notificaciones y el número recién se podría volver preocupante hacia fines de año o principios del próximo, pero todo depende de cómo continúe la vacunación. Una inmunización rápida y efectiva podría hacer que vuelvan a bajar”.
Para Martín Barrionuevo, la multiplicación silenciosa de infecciones de Delta va a provocar un piso en la reducción que se viene registrando y probablemente incluso tengamos un nuevo aumento. “Lo que se está viendo en los países vecinos es que no es tan pronunciado como ocurrió en el Hemisferio Norte y creo que fundamentalmente tiene que ver con que Delta llegó cuando en América del Sur y, en particular, en la Argentina, ya habíamos avanzado mucho más en la inmunización. Con lo cual espero que el aumento no sea tan significativo o por lo menos más moderado; y por supuesto menor también el aumento de fallecidos e internaciones”.
También el químico analítico de la UBA e investigador del Conicet, Roberto Etchenique, considera que el pronóstico más probable es una disminución de la caída primero y aumento de casos después, pero que la pendiente de la nueva curva probablemente será suave. “En el verano quizás vuelva a bajar”, afírma.
Anatomía de las variantes
Las variantes son versiones del virus que presentan una constelación de mutaciones particular en regiones de importancia biológica, como la proteína Spike, que es la que le facilita el acceso a las células.
El genoma típico de un virus de ARN tiene unos 8000 nucleótidos o unidades químicas, que son las que contienen las instrucciones necesarias para su funcionamiento y realización. "El SARS-CoV-2 tiene casi 30.000. Pertenece al orden de los Nidovirales, que tienen los genomas de ARN más grandes de todos los virus y eso implica la necesidad de un sistema enzimático de corrección para mantener la estabilidad genómica –detalla Debat–. Su ciclo de replicación dura alrededor de 10 horas, y su tasa evolutiva (o de mutación) es de alrededor de entre 24 y 26 nucleótidos (las piezas básicas de su material genético, el ARN) por año. Esa es la cantidad de cambios que se incorporan en su genoma a lo largo de 12 meses. Hay regiones que tienen mayor propensión a variar y algunas de esas mutaciones serán transmitidas a la progenie”.
De acuerdo con su importancia, la OMS las clasifica como “bajo monitoreo”, “de interés” o “de preocupación”. Para que una variante sea considerada de preocupación tiene que estar asociada con cambios biológicos y epidemiológicos, genéticos y evolutivos. Pueden tener implicancia en la infectividad, la transmisibilidad o la evasión del sistema inmune. También se verifica si está asociada con brotes dramáticos en ciertas regiones.
En este momento hay cuatro variantes de preocupación, dos de interés y algunas bajo monitoreo.
“La variante Gamma fue la responsable de la dramática segunda ola de Brasil, con epicentro en Manaos, tuvo muchísimo impacto en América latina y a la fecha es la predominante en la Argentina –detalla Debat–. Con Delta hay muchísimas millones de muertes asociadas. Lambda es responsable de la segunda ola en Perú. [De las conocidas] la Delta es la que tiene mayor transmisibilidad: es 50% más transmisible que la Alpha (también conocida como “británica”). Ambas aumentan el riesgo de hospitalización”.
A nivel país, la segunda ola fue impulsada principalmente por la variante Gamma (responsable de más del 50% de los casos). En este momento, se observa un aumento de la proporción de casos por Delta en las últimas semanas. En Santa Fe aumentó a un 25% en detrimento de Lambda. En Córdoba, hasta el 27 de septiembre, les daba un 4,9% de frecuencia de Delta (aunque en la capital sería algo más del 1,2% y en el interior, 8,9%). En el AMBA, el importante aumento de Delta no se refleja todavía en crecimiento de notificaciones.
Los investigadores se ven en figurillas para anticipar qué va a suceder en las próximas semanas. “Estábamos mirando muy atentos la realidad de Chile, que tenía un panorama de variantes muy similar al nuestro –cuenta Debat–. Ellos tuvieron el ingreso de Delta un poco antes. Allí, el punto de inflexión de baja de casos se dio aproximadamente a mediados de septiembre, cuando esta variante empieza a ser dominante, con el 65% de las infecciones. En el sudeste de Brasil, Delta es responsable de alrededor del 90% de los casos, en el Norte, del 30%. Se vio una baja en la pendiente de descenso de notificaciones, pero no podemos decir que hubo aumento. Quizás, hay un comportamiento que no estamos viendo. Son muchos los aspectos que tienen que ver; no solo la política sanitaria, sino también el avance de la inmunización, las normas de la ciudadanía, la inmunidad natural por la segunda ola…”
El dato esperanzador es que (en la vida real, no en el laboratorio) la efectividad de las vacunas es muy alta para evitar hospitalización y muerte. Y aunque los estudios no son directamente comparables, porque utilizan distintas metodologías, todos arrojan que frente a Delta siguen brindando una muy buena protección.
“Hoy sabemos que las personas vacunadas, si bien tienen menor probabilidad de infección, pueden llegar a tener cargas virales similares a las de una persona no vacunada; sin embargo, les dura menos tiempo –agrega Torres–. Entonces, la probabilidad de transmisión disminuye, y desde el punto de vista poblacional tiene el efecto de disminuir la circulación viral. Todavía no sabemos si esto es lo que está ocurriendo en nuestro país”.
Y subraya: “En un contexto de apertura inminente de los ingresos internacionales de países limítrofes, se debe enfatizar la importancia de mantener los protocolos de testeo (para detección y aislamiento de casos) y los estudios de vigilancia molecular como complemento de los estudios epidemiológicos clásicos para fortalecer las estrategias de lucha frente a la Covid-19”.