Un hombre de 34 años, oriundo del sur del Gran Buenos Aires, murió ahogado tras salvar a su hija pequeña salvar a su hija pequeña, resbalarse, golpearse la cabeza y caer a un arroyo de la turística localidad de La Cumbrecita, en la provincia de Córdoba.
El trágico episodio se produjo en horas de la tarde de este sábado en arroyo Lambach, en el sector conocido como La Hoya. La víctima fue identificada como Carlos Javier Rodríguez, de 34 años, oriundo de la localidad bonaerense de Glew. Los bomberos de Villa General Belgrano, que participaron del rescate, indicaron que localizaron el cuerpo a siete metros de profundidad.
Según consignó el portal de Cadena 3, Rodríguez caminaba con su pequeña hija en brazos cuando resbaló y ambos cayeron al cauce del arroyo. Mientras acercaba a la niña a la orilla y se la alcanzaba a su madre, el hombre se golpeó la cabeza con una roca, perdió el conocimiento y se sumergió en las aguas, ante la desesperación de su esposa.
Una vez que se alertó a las autoridades, se hicieron presentes en el lugar bomberos de la Policía y voluntarios. Tras arduas tareas, los bomberos lograron rescatar el cuerpo del hombre, que había quedado depositado en el lecho del curso de agua, a siete metros de profundidad. Bomberos de La Cumbrecita, Villa General Belgrano y de la sección de buzos de la Policía de Córdoba trabajaron en el lugar por más de una hora para poder sacar el cuerpo de la víctima.
Paramédicos que llegaron al lugar comprobaron que la pequeña se encontraba ilesa gracias al heroico accionar de su padre.
"Lamentamos lo sucedido, acompañamos a la familia ante esta situación, un hecho que enluta la temporada. Por respeto y congoja colectiva se tomó la determinación de suspender el Festival de Verano previsto para esta noche", expresó la comuna de La Cumbrecita a través de un comunicado de prensa difundido a través de redes sociales.
El 10 de enero pasado, una tragedia similar sacudió a la localidad bonaerense de Berisso cuando un hombre de 35 años murió ahogado en aguas del Río de la Plata, tras haber ingresado a rescatar a sus hijos, que se habían metido a nadar, comenzaron a hacer señas porque no podían regresar hasta la costa y comenzaron a hundirse.