Esta domingo a la tarde murió en el hospital Domingo Funes de la localidad serrana de Santa María de Punilla, María Agustina Di Martino, una joven de 28 años que ayer a la madrugada se había descompensado en una fiesta electrónica en el predio “La Estación”, de la vecina comuna de San Roque.
Extraoficialmente fuentes judiciales de la Fiscalía de Instrucción N° 2 de Villa Carlos Paz a cargo de Ricardo Mazzucchi informaron a El Destape que la víctima había consumido éxtasis, una droga sintética a base de metanfetamina (MDMA), que provoca serias intoxicaciones y alteraciones cardiovasculares.
“Tini” Di Martino era oriunda de la localidad de Río Segundo –a 50 kilómetros al sudeste de esta Capital y a 100 kilómetros de San Roque-, trabajaba en el laboratorio bioquímico junto a su mamá. La noticia de su muerte dejó a Río Segundo en un duelo y asombro: “Era una chica muy sana”, fue el comentario general ayer, cuando se conoció extraoficialmente que estaba internada en terapia intensiva.
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Los Di Martino son una familia tradicional de clase media de Río Segundo, la mamá de la víctima, es una conocida profesora del nivel medio de distintas escuelas públicas y privadas de Río Segundo y su abuelo era médico. Allegados a la Iglesia, los Di Martino eran reconocidos por hacer trabajo social.
Desde la Fiscalía de Villa Carlos Paz informaron que cerca de las 7 de ayer, una ambulancia trasladó a la joven descompensada desde el predio de La Estación hacia el hospital de Santa María de Punilla. El cuadro que presentaba era edema cerebral por intoxicación, pero finalmente esta noche se informó oficialmente que había fallecido.
“Estamos en plena etapa investigativa. Tratando de determinar qué consumió y si alguien le suministró alguna sustancia. Se ordenaron distintas medidas procesales para determinar qué sucedió, dónde sucedió, tratando de reconstruir los hechos que terminaron con el fallecimiento de esta joven”, señalaron desde la Justicia de Villa Carlos Paz.
Antecedentes en fiestas electrónicas
Con la muerte de “Tini” Di Martino llegan a cinco las muertes en la última década por consumo de drogas sintéticas en fiestas electrónicas.
En 2019, Samir Andrés Velázquez (20) falleció tras consumir éxtasis en una fiesta electrónica realizada sin autorización en una casona de Camino a 60 Cuadras, un barrio de la zona sur de esta Capital. Por la muerte de este chico fueron condenados los tres organizadores de la fiesta, quienes recibieron una pena de cuatro años y medio de cárcel, por el delito de “facilitación de condiciones para el consumo de estupefacientes”.
Dos años antes, en 2017, murió Pablo Daniel Rielo (35), un personal trainer que llegó de Rosario a Córdoba a participar de una fiesta electrónica en el complejo Forja. El muchacho había consumido éxtasis en una fiesta electrónica, y cuando se descompuso, intentó pedir ayuda en las afueras del complejo de barrio Talleres Este: “Era un hombre joven, alto. Primero caminaba y después empezó a tambalear. Vomitaba. Le pregunté si se sentía mal y me dijo que se sentía enfermo. Por momentos balbuceaba cosas sin sentido”, contó esa vez, una vecina que intentó salvarle la vida. La mujer llamó a una ambulancia, pero llegó una hora después y Rielo ya había muerto. La víctima alcanzó a decirle a la mujer que había consumido éxtasis en Forja y que sus amigos habían quedado adentro, en la fiesta.
En 2016 murió la pintora de Río Tercero, Tania Abrile (35), quién se descompuso en otra rave en el Orfeo Superdomo en la zona norte de esta Capital. La muerte de Tania Abrile fue un caso muy conocido y quedó en la mira de la sociedad porque la Fuerza Policial Antinarcotráfico (FPA) quedó en la mira por la falta de controles en este tipo de espectáculos públicos. La Productora Buenas Noches Producciones (BNP) fue la organizadora de esta fiesta.
Mientras que en 2014, murió Francisco Mignola, un joven de 19 años que había ido a una fiesta electrónica en Valle Hermoso.