Buenos Aires, la décima ciudad más ruidosa del mundo: cómo se sobrevive entre el ruido y cuáles son los efectos de la contaminación sonora

Para 2050, casi 2.500 millones de personas vivirán con algún grado de pérdida auditiva, según un estudio. Se trata de un problema en aumento que se da en las principales ciudades del país con alta urbanización y tasa poblacional. Qué efectos perjudiciales tiene en sus habitantes y que se puede hacer para vivir tranquilos en medio de tantos estímulos.

23 de agosto, 2024 | 00.05

Las ciudades más grandes del mundo tienen diferentes edificios, estilos arquitectónicos, distintas historias y más o menos mística, pero hay algo que entre rascacielos y grandes avenidas las iguala a todas: el ruido. Según la OMS, este es altamente perjudicial y es el factor ambiental que provoca más alteraciones en la salud después de la contaminación atmosférica. ¿Cuál es su impacto en nuestro día a día y como podemos hacer para evitar que afecte nuestra salud? 

Sin ir más lejos, Buenos Aires ocupa el 10mo puesto entre las 50 ciudades más ruidosas del mundo según el Índice Mundial de Audición. Pese a la existencia de la Ley 1540 - ‘Control de la contaminación acústica en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires’- aún existe mucho por hacer al respecto. Tráfico, hora pico y “zonas calientes” del ruido. 

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Antonio Werner, médico especialista en Medicina del Trabajo (UBA)  y Fundador de la Sociedad de Medicina del Trabajo de la Provincia de Buenos Aires sostiene que “en general, podemos decir que una ciudad puede ser considerada ruidosa cuando los niveles de ruido urbano son significativamente molestos para sus habitantes como es el caso de Buenos Aires”.

El especialista hace una distinción cuando de transmisión de sonido se trata: “Hay dos principios físicos de transmisión de sonido a tener en cuenta y estos son la emisión y la inmisión. Por emisión entendemos los valores de sonidos que se transmiten a partir de la fuente directamente, es la medición que se hace de la fuente de ruido. Mientras  que por inmisión, hablamos de la dosis de ruido que recibe el habitante en su lugar de trabajo, en su vivienda, en el interior, que es distinto que el valor que se mide cuando una persona trabaja”, relata Werner.

Los motores del transporte son los causantes principales de la contaminación sonora. “Dentro de las causas más importantes de ruido en el medio urbano, el 70% del ruido del medio urbano se debe a los motores de vehículos. Mientras que el 30% se divide entre los ruidos generados por distintos tipos de industria y también por aquellas actividades recreativas que podemos agregar en algunas circunstancias. Pero esencialmente la parte de la generación de ruido es debida a los motores de los transportes que circulan en la ciudad”, sostiene el especialista.

Werner comenta que el ser humano produce tres tipos de ruidos: el ruido recreativo, que es un ruido de exposición voluntaria, como cuando practicamos algún deporte, escuchamos música en vivo o a través de auriculares; el ruido ocupacional, que es el ruido laboral, sonido que requiere mucho trabajo en materia prevención; y, por último, el ruido urbano, que el especialista lo considera una exposición de tipo obligatoria, que no podemos evitar. Para el médico especialista en Medicina del Trabajo, lo que sí tenemos que hacer como ciudadanos es no sumar más ruido al que ya nos está obligando la ciudad en sí. 

Según el especialista, “el mapa de ruido de la Ciudad de Buenos Aires evidencia que amplias zonas de la capital portan un nivel de ruido mayor a 75 decibeles".  Cree que la información sobre esta problemática es crucial para mejorar la situación en nuestras ciudades: "Como ciudadanos debemos informarnos, cumplir y hacer cumplir normas vigentes. También fomentar políticas educativas que promuevan conciencia social sobre las consecuencias que en la mayoría de los casos son irreversibles", cierra Werner.

Los efectos e impactos de la contaminación sonora

La Asociación Médica Mundial señala que la contaminación sonora genera pérdida de audición (sensación de “oído ocupado o tapado”, zumbidos y disminución de la sensibilidad auditiva), factores psicológicos (estrés, ansiedad, irritabilidad y depresión) y fisiológicos (alteración de la frecuencia cardíaca y respiratoria, afectaciones de sueños y partos prematuros).

Se estima que, para 2050, casi 2.500 millones de personas vivirán con algún grado de pérdida auditiva, de las cuales al menos 700 millones necesitarán servicios de rehabilitación. “Para medir el impacto negativo que tenga en nuestra vida depende de una combinación de factores como la duración, la frecuencia y la intensidad del estímulo. Con esta fórmula sabemos certeramente el impacto del ruido ambiental presente en las grandes ciudades y cómo ciudadanos estamos expuestos a altas intensidades de ruido, durante tiempos muy prolongados”, explica Maria Alejandra Lopez (MN 7588), licenciada en fonoaudióloga del sector de Audiología del Hospital de Clínicas de la UBA.

Por su parte, la fonoaudióloga Natalia Ippolito (MN: 8229) sostiene que la exposición a ruido intenso de modo prolongado no solo afecta nuestra audición, sino que puede tener consecuencias más profundas en nuestra salud. La hipoacusia, o pérdida auditiva, es una de los factores de riesgo prevenible o modificable de la demencia. Esto significa que el impacto del ruido no se limita a "escuchar menos"; sino también se puede afectar el aspecto cognitivo, social, laboral y emocional de las personas. 

"En los casos más severos, cuando el procesamiento de la señal acústica está más comprometida, otras funciones centrales superiores deben ponerse en funcionamiento de modo de compensar esa entrada auditiva deficiente. Este sobreesfuerzo puede llevar a una disminución del rendimiento cognitivo, generando fatiga, problemas de atención y memoria, y en última instancia, afectar el bienestar general. En personas mayores, estas dificultades pueden acelerar el deterioro cognitivo, mientras que en niños, la falta de estimulación auditiva temprana puede llevar a una reorganización cortical que compromete el desarrollo normal del corteza cerebral. El ruido no solo 'molesta' o 'ensordece', sino que puede predisponer a una serie de problemas de salud a largo plazo, afectando tanto la calidad de vida, la vida en sociedad y la capacidad cognitiva de las personas”, sostienen López e Ippolito.

Qué hacer frente a la contaminación sonora

En lo particular, debemos estar atentos al correcto uso de dispositivos de audio como los auriculares y teléfonos, sobre todo cuando estos se usan en ambientes ruidosos. Solemos usar auriculares o hablar por teléfono caminando por la ciudad e intentando tapar el ruido ambiente con el sonido del dispositivo, pasando inadvertido el daño que le podemos causar a nuestra audición con las altas intensidades.

Respecto a cuándo se debería hacer una consulta, las profesionales indican que lo ideal es asistir a un servicio de Otorrinolaringología de forma periódica para controlar el estado de nuestro sistema auditivo y así prevenir o detectar tempranamente cualquier alteración auditiva.

Por otro lado, es conveniente realizar una consulta cuanto antes en el caso de detectar alguno de los síntomas antes mencionados, como el zumbido en los oídos o la disminución en la inteligibilidad del habla en ambientes adversos. "La discriminación auditiva es la primera en afectarse cuando nos exponemos al ruido, ya que las frecuencias agudas -con mayor influencia en la discriminación- son las que reciben el mayor impacto”, concuerdan las especialistas del Clínicas.