El asesino del peluquero de Recoleta, en la Ciudad de Buenos Aires, fue detenido esta tarde. Se trata de Abel Guzmán, a quien efectivos policiales lo encontraron escondido en una casa en el barrio bonaerense de Moreno. El estilista se encontraba prófugo tras asesinar a su compañero de trabajo y colorista Gabriel Medina, tenía pedido de captura nacional e internacional y de secuestro para su auto.
El colorista fue asesinado de un disparo en la cabeza en la peluquería Verdini, ubicada en Beruti 3017, en el barrio porteño de Recoleta. Mientras que quedó gravemente herido en el suelo, Guzmán escapó por la ventana y no se supo nada más sobre su paradero hasta que este miércoles finalmente lo detuvieron en Moreno. En el momento, el asesinato quedó registrado por una cámara de seguridad del local. Allí se pudo registrar que Guzmán tenía entre sus prendas un arma de fuego y, tras una discusión, le disparó en la cabeza a su compañero. Luego, Medina fue trasladado al Hospital Fernández donde ingresó con vida, pero falleció al poco tiempo.
En tanto, sólo dos cámaras tomaron la huida de Guzmán, que trabajaba hacía, al menos, siete años en el mismo lugar y tenía una amplia trayectoria en el sector belleza: una ubicada en la esquina de Sánchez de Bustamante y Berutti a las 20.15 y la otra a las 20.18, tres minutos después, en el cruce de Pueyrredón y Corrientes, a 17 cuadras de la peluquería.
Hasta donde se supo en el marco de la investigación, Guzmán habría planificado el asesinato. De hecho, una testigo que lo conocía del barrio contó que el hombre había cambiado su aspecto y que ella, al notarlo, se lo comentó. "Es porque voy a matar a alguien", le dijo entonces sin tapujos. Además, a diferencia del resto de las ocasiones, Guzmán llegó con su auto hasta el lugar, algo que no solía hacer.
En tanto, hasta ahora, se habían llevado infructuosos allanamientos en las localidades de Merlo, Ituzaingó y Hurlingham, donde viven familiares y amigos, así como en Santiago del Estero, donde vive otra parte de la familia. Sobre él pesaba una recompensa de cinco millones de pesos para quienes aportaran datos útiles con el paradero.