Aunque, contrariamente a lo que suele pensarse, la enfermedad está presente en todo el territorio nacional, desde La Quiaca a Ushuaia, y no es exclusiva de áreas rurales, Santiago del Estero puede considerarse algo así como el corazón histórico del Chagas. Sin embargo, hoy un proyecto internacional la pone a la vanguardia de un estudio que podría significar una vuelta de timón en la detección del parásito en recién nacidos, una población muy subdiagnosticada. Para valorar la importancia de este trabajo, que en la Argentina lidera la Fundación Mundo Sano, baste con mencionar que un recién nacido de una mamá con Chagas, si es tratado precozmente, tiene un 100% de posibilidades de mantenerse sano.
“Para nosotros es una prioridad trabajar en el control y eventualmente la eliminación de Chagas de transmisión materno-infantil –explica Marcelo Abril, director ejecutivo de la Fundación–, y hay un problema muy grande de subdiagnóstico, no sólo en nuestro país, sino en toda la región. Este es un proyecto con varias facetas. El primer objetivo es validar una técnica molecular para diagnóstico de Chagas en recién nacidos de madres que fueron diagnosticadas positivas con la tecnología LAMP (amplificación isotérmica de ADN)”.
Hasta ahora, la técnica utilizada para el diagnóstico de Chagas en neonatos consiste en tomar sangre del cordón umbilical y hacer observación directa del parásito que causa la enfermedad, el Trypanosoma cruzi, a través del microscopio. Pero esto presenta varias dificultades. Por un lado, hay que procesar la sangre en el mismo momento del nacimiento o en las horas subsiguientes, y además exige un operador entrenado. Estos profesionales no abundan y tampoco están disponibles las 24 horas, los siete días de la semana en todas las maternidades del país.
A su vez, si el resultado es negativo, requerirá una repetición tiempo más tarde. “Es muy engorroso y explica los altos niveles de subdiagnóstico”, afirma Abril.
Por eso, desde hace tiempo se está pensando en posibles alternativas, como podrían ser las técnicas de biología molecular. La más conocida, es la PCR, que hoy ya todos conocemos por la pandemia, pero hay otras.
“Las técnicas de biología molecular son muy sensibles –subraya el investigador–, pero hay que validarlas. En el caso de la PCR, para poder aplicarla no solo hay que contar con equipamiento especial, sino también con infraestructura adecuada (se necesita un área del laboratorio para la extracción del ADN y hay altos riesgos de contaminación de las muestras). También hay que mantener la cadena de frío de todos los reactivos que se van a utilizar. Es decir, que presenta una serie de dificultades que implican costos y de las que muchas veces se carece en los lugares donde nacen los chicos de madres positivas”.
Para superar esos obstáculos, desde hace un par de años Mundo Sano conformó un consorcio con otras instituciones para probar la técnica LAMP, también de biología molecular, pero que a diferencia de la PCR permite tomar la muestra, conservarla y procesarla después. Es más económica, más sencilla y más accesible.
“De contarse con esta posibilidad, se podrá dar un salto importante para favorecer el acceso al diagnóstico de los recién nacidos en los que, si son tratados en el transcurso de los primeros diez meses de vida, los tratamientos ofrecen prácticamente el 100% de eficacia”.
El proyecto, en el que participa también el Instituto de Salud Global de Barcelona, se está implementando en tres países (además de la Argentina, Bolivia y Paraguay). En Santiago del Estero, intervienen dos maternidades: el Hospital Regional Ramón Carrillo y el Centro Integral de Salud de la Banda (Cisbanda).
“Tomando estas dos maternidades, abarcamos casi el 70% de los partos del sector público de la provincia –puntualiza Abril–. Es un universo muy grande. Como paso previo al diagnóstico de los bebés, detectamos a las madres positivas para Chagas. Y esta es la otra faceta fundamental del proyecto: avanzar en el acceso al diagnóstico y, eventualmente, al seguimiento de las mujeres embarazadas”.
Se estima que en la provincia eso ocurre en cerca de un 4% de las embarazadas, una de cada 25. Se trata de mujeres jóvenes, un grupo en las que se supone que las medidas de prevención, los cambios en el modo de vida y la urbanización llevaron al descenso de los casos, pero se calcula que en las cohortes de mayor edad la prevalencia es mayor.
En estas embarazadas también se está evaluando la performance diagnóstica de las pruebas rápidas (tipo “cassette”) disponibles para Chagas, cuya sensibilidad y especificidad todavía no están probadas. “Como estamos trabajando con una población importante –afirma Abril–, una vez que se toma la muestra para el diagnóstico tradicional, que es serológico (de anticuerpos), se destina una gotita de sangre para la prueba rápida, lo que nos va a permitir sacar conclusiones. Por un lado, vamos a poder probar si la LAMP es realmente una alternativa de alta sensibilidad, como la PCR, pero de fácil implementación. Y por otro, habremos favorecido el acceso a diagnóstico y tratamiento en las dos principales maternidades de Santiago del Estero”.
Hasta ahora, ya hay unas 2070 madres reclutadas, pero se espera que la suma de voluntarias que intervendrán en este estudio alcanzará las 8000 en los tres países. Los resultados estarían para fines del año próximo. “Después, tendremos que realizar los trabajos estadísticos que permiten sacar conclusiones, hacer las publicaciones y elaborar recomendaciones para los tomadores de decisión, para que consideren la alternativa de incorporar esta técnica dentro de los algoritmos diagnósticos indicados”.
Independientemente del estudio, las madres que hayan dado positivo para la pruebas de Chagas, contarán con un seguimiento y podrán ser tratadas antes de un embarazo posterior. Está demostrado que en ese caso, su bebé tendrá 0% de probabilidades de nacer con la infección.
Ley Nacional de Chagas (26.281), recientemente reglamentada, prevé que toda mujer embarazada se haga un control de Chagas, pero no todas las provincias se adhirieron y a un porcentaje significativo no se les hace el posterior seguimiento. Muchas veces tampoco se registra ese resultado en el sistema de vigilancia epidemiológica.
"Es característico de las problemáticas de las enfermedades desatendidas –destaca Abril–. No es que no se cuenta con herramientas de diagnóstico y tratamiento, sino que no se ponen a disposición de manera eficaz para las personas afectadas. Por eso, trabajamos en la difusión y visibilización de esta patologías, para que los pacientes demanden ese derecho".
Según información distribuida por el Anlis-Malbrán, en la Argentina hay alrededor de 1.500.000 personas con Chagas, y uno de cada tres puede desarrollar enfermedad cardíaca.
Hay dos formas principales de transmisión: por la picadura de vinchuca, donde está presente este insecto, y durante el embarazo, por transmisión vertical. No se transmite por relaciones sexuales, besos, lactancia, convivencia, por compartir actividades laborales deportivas o recreativas. Las consultas, los estudios, el seguimiento y el tratamiento son gratuitos en todos los centros de salud del país.