Suele repetirse que de los laberintos ("cosa confusa y enredada", según la definición del diccionario de la Real Academia Española) se sale por arriba. Anoche, la Comisión de Ciencia y Tecnología del Senado dio un primer paso en ese sentido al aprobar por unanimidad el tratamiento de uno de los instrumentos que puede guiar al país hacia su desarrollo: el proyecto de ley del Plan Argentina Innovadora 2030. Las autoridades del ministerio del área habían manifestado durante su reciente presentación que iban a intentar que se convirtiera en ley (como ocurrió con la de financiamiento de la ciencia y la tecnología) para evitar las disrupciones que pueden introducir los cambios de administración en algo que debe ser una política de Estado y no partidaria. El ministro Daniel Filmus volvió a repetir este "mantra" en el cierre de la ceremonia por el premio Bunge y Born: “No hay que permitir que volvamos a políticas pendulares en ciencia”, afirmó.
La sesión de fue encabezada por la presidenta de la comisión, Silvina García Larraburu, y por el vicepresidente, Víctor Zimmermann, y contó con representantes de los dos partidos mayoritarios. En sus intervenciones, los funcionarios presentaron los lineamientos del plan y describieron sus rasgos más originales. "Me interesa enfatizar que nuestro país, que tiene tanta inestabilidad en las instituciones, en la política, en la economía, necesita generar procesos de acumulación, que rompan las tormentas políticas –afirma Diego Hurtado de Mendoza, Secretario de Planeamiento y Políticas de Ciencia, Tecnología e Innovación, vicepresidente de la CNEA y profesor en la Universidad Nacional de San Martín, que fue quien coordinó el diseño del plan–.
Hubo un Plan Argentina Innovadora 2020 y éste se va a subir a los hombros de aquel, será una versión superadora. ¿En qué lo supera? En que va a haber agendas provinciales explícitas. Cada jurisdicción elaboró su agenda de producción de conocimiento para acompañar el desarrollo provincial, y esto viene con el aval explícito de gobernadoras y gobernadores. Otro punto importante es que dos de las diez líneas estratégicas que contempla están centradas en las ciencias sociales. Una es el fortalecimiento de la democracia y la otra trabajar en agendas de producción de conocimiento para mejorar la calidad educativa. Otro aspecto destacable, que mencionó la presidenta del Conicet, Ana Franchi, es lo que el plan llama 'agendas transversales'. Entre ellas está el desarrollo de una cultura científico-tecnológica en la sociedad y la equidad de género en cada institución con sus propias especificidades".
Sobre el cierre de la reunión, ya alrededor de las nueve de la noche, Larraburu subrayó que el radicalismo y el Frente de Todos comparten una mirada común respecto del rol estratégico de la ciencia y la tecnología para la construcción de la democracia y el desarrollo". Aunque hay mucho camino por delante, se estima que las probabilidades de aprobación por parte del Senado son altas. Agrega Hurtado de Mendoza: "Sabemos que el debate en Diputados será difícil, pero estamos conversando y dispuestos a hablar con todos".
Qué es el Plan Nacional de Ciencia y Tecnología 2030
El Plan Nacional de Ciencia y Tecnología 2030 se diseñó a lo largo de más de 50 reuniones con autoridades de las 24 jurisdicciones, y con entidades como la CGT, la CTA, la UIA y las universidades. Se centra en diez grandes líneas de acción que deberían guiar el trabajo de aquí a 2032, cuando (tal como lo establece la Ley de Financiamiento de la Ciencia y la Tecnología) se espera alcanzar una inversión en esta área del 1% del PBI. Como referencia, Israel, que es el país que más invierte, proporcionalmente, destina a ciencia y tecnología el 5% de su PBI.
Desarrollado bajo la coordinación de Hurtado de Mendoza y María Cecilia Sleiman, su subsecretaria, plantea diez desafíos atravesados por cinco ejes que deberán ser tenidos en cuenta en todos ellos: el trabajo y el empleo (formación de recursos humanos especializados); federalización; perspectiva de género, internacionalización (y fortalecimiento de la cooperación regional) y sostenibilidad (en el ámbito económico, social y ambiental).
Cada una de esas “agendas” abarca una serie de “misiones” que detallan las estrategias para enfrentarlos. El primero es erradicar la pobreza, y reducir la desigualdad y vulnerabilidad socioambiental. Y los caminos sugeridos (cada uno con su respectivo detalle de los instrumentos que se promoverán) son transformar la matriz productiva y generar trabajo formal, fortalecer la economía social y popular, facilitar el acceso a hábitats de calidad y promover la inclusión social de las personas con discapacidad.
Se propuso que tenga una vigencia de tres años para que se pueda ir revisando, corrigiendo, mejorando o incorporando agendas regionales.