Cualquiera que haya visitado o visite el edificio Cero + Infinito, en la Ciudad Universitaria, no podrá menos que deslumbrarse y emocionarse ante esa joya arquitectónica inaugurada en 2021. Luminoso, está dotado de avances tecnológicos propios de los mejores centros académicos del Primer Mundo, a tal punto que quedó finalista en el Concurso Mundial de Arquitectura de Lisboa de ese mismo año por su diseño. Desde 2022, sus 17.000 metros cuadrados cubiertos para aulas, salas de computación, y de reuniones y anfiteatros, no solo ofrecen un ambiente inmejorable para cursos y clases, sino que hasta alberga congresos científicos internacionales.
Por un acuerdo firmado durante el gobierno de Mauricio Macri, la seguridad higiene y mantenimiento del edificio quedaron bajo responsabilidad del Estado (no de la UBA, sino de lo que en ese momento era el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva) por un lapso de diez años. Pero a tónica con lo que está sucediendo en otras áreas del sistema científico, las nuevas autoridades de ciencia no solo no actualizaron las tarifas de las cuatro empresas contratadas, sino que directamente no les están pagando desde febrero. Es más, la compañía de videovigilancia acaba de retirar a la mitad de su personal.
“Si no se revisa esa decisión, vamos a tener que cerrarlo”, advierte el decano de la Facultad de Ciencias Exactas, Guillermo Durán, que ya hace quince días envió una carta al jefe de Gabinete, Nicolás Posse, con copia a Alejandro Cosentino, secretario de Innovación, Ciencia y Tecnología, poniéndolos al tanto de que la situación es insostenible.
La carta detalla que en el Convenio suscrito el 31 de octubre de 2012 entre la Universidad de Buenos Aires y el entonces Ministerio de Ciencia Tecnología e Innovación Productiva, en virtud de la adenda I de fecha 08/09/2016, se había acordado que "Una vez construido el Edificio Cero + Infinito y por el plazo de 10 años contados a partir de la firma del acta de recepción provisoria, esa dependencia se comprometía a proveer los servicios de limpieza, seguridad y mantenimiento correspondientes a la totalidad del edificio, a cambio de lo cual la UBA autorizaba al Mincyt a utilizar por un lapso equivalente un espacio físico dentro del primer piso como sede de su 'Centro Latinoamericano de Formación Interdisciplinaria' (CELFI). La entrega fue el 13 de octubre de 2021, por lo que esos términos se encuentran vigentes por lo menos hasta 2031. Pero con los ajustes realizados por el nuevo gobierno, a partir de diciembre de 2023, la dotación de personal de cada uno de los servicios fue reducida; se perjudicó el funcionamiento integral y óptimo del edificio, y todas las actividades que se desarrollan en el mismo, de índole académica, de investigación y administrativas. La reducción de servicios de Videovigilancia y Seguridad ponen en riesgo a las personas que concurren al edificio; las instalaciones y los equipos que se encuentran en él”.
“Envié una nota con un pedido de informes –cuenta Durán–. Al día siguiente, mandaron a dos arquitectos al edificio, pero después no pasó nada. Y hoy me llega el mensaje de que la empresa de seguridad empieza a irse porque además de que le deben varios meses, no le renovaron el contrato. Ni siquiera llamaron a licitación y la única oferta que tienen de renovación es con los mismos valores de 2023”.
En el Cero + Infinito funcionan 34 aulas; dos departamentos docentes y tres institutos de investigación UBA-Conicet; y 20 grandes áreas de trabajo con 60 grupos científicos. Allí concurren diariamente 350 docentes/investigadores; aproximadamente 14 no docentes y 9000 alumnos. Además, alberga 28 equipos de computación instalados en 10 aulas, y otros 400 distribuidos en oficinas y otras áreas; 50 cañones de proyección; 10 televisores con equipos de sonido; un Data Center Central y dos equipos de Data Center Departamentales.
“Las empresas están cobrando un valor irrisorio en un país en el que hubo una gran devaluación –explica Omar Metallo, Secretario de Hábitat de esa casa de estudios–. El Estado nacional pretende que las empresas privadas sigan prestando servicio sin actualización y sin contrato, ya que tres de las cuatro licitaciones (videovigilancia, seguridad y mantenimiento) están vencidas. La de limpieza cae en junio. Peor aún, desde febrero que no les pagan, y estamos finalizando mayo”.
Este edificio, que aprovecha en todos sus ambientes la luz natural, construido con los más altos standards de calidad y amigable con el ambiente, tiene una serie de características únicas. “Es extraordinario, el más moderno que tiene la universidad pública del país –explica Metallo–. Dispone de energía geotérmica para el calor y para el frío, y una cubierta verde en el techo para no perder ni ganar temperatura. Las estructuras perimetrales de la ‘piel’ del edificio, están pensadas en función de cómo impacta el sol para que no incorpore temperatura. Vienen los estudiantes de otras universidades, y todos quedan deslumbrados por lo que es la limpieza, la luz.”
Pero además, no solo lo usa Exactas. Con frecuencia otros organismos públicos realizan allí congresos, exposiciones, encuentros internacionales, presenciales e híbridos. Lo visitan estudiantes secundarios durante la Semana de las Ciencias, está abierto y atrae gran cantidad de público durante la Noche de los Museos. “Lo usan todas las carreras de la facultad y hasta a veces vienen del CBC –agrega Metallo, ingeniero graduado en la UBA, primera generación de universitarios de su familia y que declara tener puesta la camiseta de la universidad pública–. De un día para otro nos sacaron el 50% de la gente en videovigilancia”.
La historia del Cero + Infinito es casi única en nuestro país. Pudo construirse gracias a la tarea incansable del ex decano de esa casa de estudios, Jorge Aliaga, y al aporte del matemático Sebastián Ceria y el arquitecto Rafael Viñoly, ambos egresados de la UBA. Viñoly donó el diseño (calculado en un 4% del valor de la obra, que costaría unos 30 millones de dólares) y Ceria, los costos netos del proyecto, equivalente a unos 150.000 dólares. Lino Barañao y Axel Kicillof, en el momento de su inicio ministros de Ciencia y Economía, respectivamente, gestionaron un préstamo de la Corporación Andina de Fomento que permitió avanzar con las obras.
"Este gobierno habla de que quiere traer inversiones, y que lo importante es poner marcos regulatorios y legislativos que se respeten a lo largo del tiempo, pero no es capaz de respetar sus propios contratos –dice Ceria, presidente de la Fundación Fundar–. Es decir, hay un contrato que firmó Lino Barañao que garantizaba el mantenimiento del edificio durante diez años porque sabíamos que iba a ser complicado. Se hizo con fondos públicos, no con fondos universitarios, y era muy importante para el Estado resguardar su inversión. Ese acuerdo de garantías lo están incumpliendo. ¿Cómo van a atraer inversiones extranjeras, a gente que quiera reglas de juego estables cuando no son capaces de mantener tus propios compromisos?”
También el ex ministro Lino Barañao trató de interceder por este tema, sin suerte. Aparentemente, la excusa que aducirían desde la Secretaría para no cumplir con los contratos es que el precio de los servicios sería muy alto. Sin embargo, según el Secretario Técnico de Exactas, Nicolás Pregi, que está a cargo del mantenimiento de los cinco grandes edificios que tiene la facultad, la suma que involucran es similar a lo que gastan otras universidades que contratan esos servicios en forma privada. “De hecho –aclara–, las que trabajan en el Cero + Infinito son las mismas empresas que se ocupan de esas tareas en el Polo Científico (ex Mincyt) y a los mismos precios por metro cuadrado”. Es más: si se reemplazara el personal contratado por no docentes de la UBA, los costos serían aún más altos.
“Si se retiran las compañías que se hacen cargo del mantenimiento, de la limpieza y de la seguridad, habría que cerrar el Cero + Infinito, porque no lo podemos mantener, limpiar ni vigilar –dice Metallo–. No tenemos personal no docente para hacer eso”.
Y concluye Durán: "El Presidente viaja a los Estados Unidos para reunirse con figuras de la computación y la inteligencia artificial, pero en su país no cumple con el mantenimiento de uno de los principales lugares donde se estudian e investigan esos temas..."
Consultado sobre este problema, el secretario Alejandro Cosentino negó al cierre de esta edición que estuviera en discusión el mantenimiento, limpieza y vigilancia del edificio Cero+infinito. "Se va a cumplir ese acuerdo –aseguró–. Respecto de los pagos de la gestión anterior y los que se habian acumulado al comienzo de ésta, tengo entendido que se habían realizado. Por otro lado, la apertura de un proceso licitatorio es inminente", afirmó.