La Anmat aprobó el primer test nacional de detección de antígenos para diagnosticar dengue

Da el resultado en tres horas. Es producto de uno de los 23 grandes proyectos federales lanzados en 2023 y lo producirá el Laboratorio Lemos

30 de octubre, 2024 | 06.00

Con 583.297 casos confirmados (más muchos otros que no son notificados al sistema sanitario porque tienen síntomas leves o no los presentan) y 419 muertes reportadas, la epidemia de dengue del año pasado excedió todo lo previsto. En algunos centros, los médicos se enfrentaron con un aumento del 1000% de los pacientes esperados, de modo que uno de los primeros desafíos fue hacer el testeo para confirmar la infección, como suele suceder, con kits que debieron importarse. 

Esperemos que esta temporada el dengue nos dé un respiro, pero si fuera necesario, tendremos un test para hacer diagnóstico por detección de antígenos [proteínas del virus] made in Argentina: el kit Detect-AR Dengue, que permite establecer la infección identificando una proteína viral en la sangre de pacientes que cursan la fase aguda de la enfermedad. Lo desarrollaron investigadores del Conicet que conforman una red federal liderados por la viróloga Andrea Gamarnik y su equipo de la Fundación Instituto Leloir (FIL), y será comercializado por el Laboratorio Lemos. 

El grupo que lideró el desarrollo del nuevo test: (de izq. a der) Andrea Gamarnik, Marcelo Yanovsky, Jorge Carradori y Belén García Fabiani.

“Nuestra idea era desarrollar un test serológico [de anticuerpos] parecido al Covid-AR, que hicimos durante la pandemia para ver quién había estado infectado –cuenta Gamarnik, jefa del Laboratorio de Virología Molecular de la FIL–. Sin embargo, cuando empezamos a trabajar, los profesionales de la salud nos dijeron que para ellos era más importante tener un kit que permitiera diagnosticar. Eso se puede hacer de dos formas: detectando el ARN viral por medio de técnicas moleculares como la PCR [reacción en cadena de la polimerasa, según sus siglas en inglés], que es un procedimiento muy útil, pero laborioso y que requiere equipamiento costoso, o por detección de alguna proteína viral en sangre”.

La que se utiliza en todo el mundo es la NS1, que el virus secreta al torrente sanguíneo cuando infecta una célula, por lo que se puede medir directamente en una muestra de suero o plasma. Hace unos cuatro meses, los científicos decidieron cambiar el rumbo y se pusieron a trabajar hacia esta meta con el objetivo de llegar antes de la nueva temporada de la enfermedad. “El año pasado fue un problema, porque los reactivos son todos importados y no alcanzaban –comenta Gamarnik–. Además de ser caros, en el momento en que los necesitás no están disponibles, porque todos los quieren al mismo tiempo”.

Mientras siguen trabajando en mejorarlo y extenderlo para hacer otras determinaciones, ya probaron el primer prototipo en algunos hospitales y no solo funciona, sino que lo hace muy bien: igual o mejor que cualquier kit importado. 

Diseñado para su uso en laboratorios clínicos, detecta los cuatro serotipos del virus (DEN-1, 2, 3 y 4) y tiene una sensibilidad [capacidad de detectar como positivas muestras que efectivamente son positivas] mayor al 98% y una especificidad [capacidad de detectar como negativas muestras que son negativas] mayor al 99%. El resultado se obtiene en tres horas y se pueden procesar hasta 96 muestras en simultáneo.

Estamos súper contentos, porque encontramos los reactivos que se ajustaban a la calidad de kit que queríamos tener, ya lo registramos y estamos habilitados para comercializarlo –se entusiasma Belén García Fabiani, que ‘se puso al hombro’ la coordinación del proyecto–. Detecta una proteína del virus en un lapso que va desde los dos, y hasta los siete o nueve días del inicio de los síntomas. El virus la secreta en la sangre en una concentración elevada y eso la convierte en un muy buen biomarcador de infección. La detección de este antígeno es muy sensible; es el método de elección para el diagnóstico de dengue frente a un caso sospechoso. Es más económico, rápido y fiable, por eso se usa para discernir entre positivos y negativos. Una vez obtenido ese resultado, se recurre a  una técnica molecular si uno quiere saber el serotipo”.

Para realizarlo, se extrae una muestra de sangre, que tiene que ser centrifugada para obtener el suero o plasma. El kit incluye una placa con muchos pocillos que tienen la capacidad de capturar las proteínas del dengue que se encuentren en la muestra. “Si las tiene, luego de cumplir con todos los pasos del protocolo, el pocillo vira hacia un color azul intenso”.

Aunque todavía no se fijó un precio, la idea es que el Detect-AR Dengue sea más económico que los actualmente disponibles. “Hoy son todos importados, entonces involucran una cadena de distribución que encarece el precio –aclara García Fabiani–. Además, queremos que la venta sea tanto por medio de distribuidores como directa de fábrica, para que no se encarezca la logística de envío”.

Según afirman en un comunicado de la Agencia CyTA Carlos Buyo, gerente comercial del Laboratorio Lemos, y Jorge Carradori, director técnico que fue una pieza fundamental para que el kit sea una realidad, en noviembre podrían tener listo un primer lote de 500 kits para evaluar su llegada, aceptación y adopción en el ámbito clínico, pero luego piensan escalar la producción para incluso exportarlos

Gamarnik y su equipo del Laboratorio de Virología Molecular del Instituto Leloir, donde investiga desde hace 23 años el virus del dengue.

Contar con estos tests de producción local es importante no sólo porque permiten el diagnóstico temprano de la infección, sino también afianzar nuestra soberanía sanitaria y el seguimiento epidemiológico de un agente infeccioso de tanta relevancia en nuestra región, enfatiza Gamarnik en el comunicado de la FIL. Al ser un desarrollo nacional, permitirá reemplazar importaciones, lo que redundará en un ahorro de costos, y garantizará el acceso a herramientas fundamentales en momentos de brotes epidémicos.

Si bien no existe un tratamiento específico para el dengue, poder hacer un diagnóstico preciso es fundamental para el manejo correcto de los síntomas y la prevención de complicaciones que pueden llegar a ser mortales, como en el caso del shock hemorrágico. Pero los proyectos del programa de Redes Federales estaban planeados para desarrollarse a lo largo de cuatro años y todavía no hay información sobre su continuidad. “El actual secretario de Ciencia, Darío Genua, no nos ha dado ninguna respuesta respecto del pago de la segunda cuota, imprescindible para que podamos seguir avanzando”, subraya la científica.

Por su parte, García Fabiani destaca que todo esto fue posible gracias al ambiente colaborativo que existe en la ciencia local, al trabajo conjunto con otros grupos de investigación y hospitales. “Todo eso hizo que esto sucediera –afirma–. Por ejemplo, Karina Salvatierra, referente de la provincia de Misiones de la Red Nacional de Diagnóstico de Dengue, nos envió muestras que son claves para validar el método. Esto se debe a la inmensa red de cooperación que hay en el sistema público, porque muchas veces a las compañías no les interesa desarrollar productos para enfermedades de países empobrecidos, que no tienen tanta capacidad de compra. Lo que estamos haciendo va en línea con lo que propone la nueva gestión, hacer transferencia al sector productivo. Queremos que eso funcione, pero es indispensable que el Conicet siga generando ciencia básica. Ese conocimiento es el que después usamos en las aplicaciones”.

García Fabiani volvió al país en 2020, en medio de la pandemia, luego de trabajar en la Universidad de Michigan, Estados Unidos. En 2023, solicitó su ingreso a la carrera del investigador del Conicet y fue aprobado, pero todavía no fue dada de alta. “Soy parte de ese grupo de investigadores que quedamos en el limbo –cuenta–. En este momento tengo una beca ‘de retención de recursos’, pero no se sabe qué va a pasar”.