“Es espectacular, con tecnología de última generación, muy moderno. Ojalá Buenos Aires tuviera uno así”.
Estos elogios los pronuncia Bertha Roth, ex directora del Instituto de Oncología Ángel Roffo, y nombre de referencia en diagnóstico por imágenes y radioterapia oncológica, y los inspira el nuevo Centro de Medicina Nuclear y Radioterapia Pte. Néstor Kirchner (Cemenurnk) que acaba de inaugurarse formalmente en Formosa, aunque comenzó a tratar pacientes en julio y ya llegó a los 100. La instalación permitirá que tanto los formoseños como aquellas personas con enfermedades oncológicas de provincias vecinas accedan a tratamientos de alta calidad sin necesidad de dejar a su familia.
“El cáncer es una enfermedad que no discrimina –explica Roth–: afecta a niños, adultos, mujeres y hombres. En la Argentina es la primera causa de muerte entre los 35 y 65 años, que es la población económicamente activa. Se trata de un problema de salud pública. Según el Instituto Nacional del Cáncer, causa 60.000 muertes por año y unos 120.000 casos nuevos. El presupuesto estaba adjudicado y hacía falta gestión. En ese sentido, lo que hizo Formosa es meritorio”.
Creado por el Ministerio de Planificación Federal, en el marco del “Plan Estratégico Territorial para el Desarrollo Productivo 2003-2015”, a través de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y en convenio con la Provincia de Formosa, el proyecto había nacido en 2014, cuenta Roth.
En ese momento, la CNEA quería hacer centros PET (tomografía por emisión de positrones, una técnica diagnóstica no invasiva que permite tomar imágenes que muestran la actividad y el metabolismo de los órganos mediante el uso de sustancias radiactivas) para salvar las enormes distancias de un país tan extenso y con poca población.
“Cuando me invitaron a opinar comenté que estaba muy bien tener un centro PET, pero ¿cuál era la ventaja si después no se podía tratar a los pacientes? –comenta–. Entonces se decidió incorporar la parte de radioterapia. En ese momento, la idea era hacer un plan muy extenso que abarcaba a Formosa, Jujuy, Santiago del Estero, Pergamino, Bariloche y Río Gallegos. Finalmente uno de los primeros que se concretó fue este de Formosa, después otro en Río Gallegos, que también está funcionando, otro en Bariloche, en el Instituto Balseiro, Oro verde, en Paraná, el de Pergamino, en provincia de Buenos Aires y CABA, el “centro de protones”, anexo a terrenos de la Universidad de Buenos Aires”.
Según la información distribuida, el centro formoseño tiene dos aceleradores lineales que ofrecen un haz de radiación de alta precisión y velocidad, y un servicio de braquiterapia “de alta tasa, una modalidad que se aplica comúnmente en tumores ginecológicos, urológicos y mamarios. Permite aplicar dosis más elevadas en plazos más cortos para mayor confort de las personas afectadas”.
“El centro surge de la convergencia de dos prioridades –afirma Martín Mutuberría, su director–. Por un lado, la implementación de políticas sanitarias para mejorar la calidad de vida de la población y por otro, la innovación en tecnología, estructura, promoción de recursos humanos. Es público y garantiza el acceso universal a la prevención, control y el tratamiento de las enfermedades oncológicas. Atiende a pacientes sin cobertura médica ni recursos económicos, y a los derivados de obras sociales y medicina prepaga. Ya está en funcionamiento la radioterapia, interna y externa; es decir, los aceleradores lineales y la braquiterapia, respectivamente”.
En Formosa viven alrededor de 600.000 personas, de las cuales casi la mitad residen en la capital. Las patologías que más están viendo hasta ahora son el cáncer de cuello de útero, de mama y de próstata. “En el Norte hay mucho cáncer cervical –destaca Roth, actualmente asesora científica del servicio de radioterapia de Cemic–. Una parte de esos tumores se tratan con braquiterapia. En este centro se pueden hacer planificaciones en 3D, una tecnología de la que muchos centros no disponen ni siquiera en la capital”.
Otro detalle importante es que más del 95% del personal que brinda atención en el nuevo centro es de origen formoseño. “Desde 2014, el gobierno provincial envió a técnicos, físicos médicos y otros especialistas a entrenarse a Buenos Aires”, agrega Roth.
Y coincide Mutuberría: “En algunos casos, volvieron a la provincia con su familia. Creo que eso es destacable. A veces nos olvidamos de que las personas que empiezan a padecer este tipo de esta patología tiene que desplazarse miles de kilómetros para hacer un tratamiento, lejos de sus afectos, y por esa causa eligen no hacerlo. O van cuando ya es tarde”.
El Centro está a cargo de una fundación cuyo presidente es Rolando Granada, investigador del Conicet en la Comisión Nacional de Energía Atómica, y su vicepresidenta es Roth. Ambos cargos son ad honorem.