Conocer desde muy temprano lo que a uno lo mantendrá entusiasmado sin desmayo a lo largo de la vida es una dicha que no tiene igual. En el caso de Gustavo Politis, eso fue la arqueología, de la que se enamoró siendo todavía adolescente.
“Una vez, cuando cursaba el segundo o tercer año, conocí a un muchacho un poco mayor que integraba una asociación de amigos de las ciencias naturales de Necochea, Jorge, a quien todavía frecuento –recuerda–. Salía al campo, al río, a los médanos, a buscar fósiles y restos arqueológicos. El río tiene unas barrancas espectaculares y me parecía fascinante encontrar un caparazón de gliptodonte, una punta de flecha, restos de cerámicas… Después, mi tío, que era marino mercante, pero había estudiado filosofía, un día me preguntó qué quería ser y le contesté que arqueólogo. Suspiró y dijo: ‘Ahhh… arqueólogo… Qué gran carrera. Los países son grandes cuando tienen arqueólogos, paleontólogos, filósofos. Eso hace grandes a los países, no solo ingenieros y médicos’.Tanto él como mis padres siempre me estimularon. Luego, cuando tenía 15 años, me dieron una beca en una feria de ciencias para ir una vez por mes a un instituto de investigaciones de Olavarría. El director, que era arqueólogo, me llevaba al campo y me ayudó a consolidar mi vocación muy precozmente. Eso facilita las cosas, hacer lo que a uno lo apasiona. Puedo ir a dar una conferencia a la universidad más distinguida o a una charla para un colegio en Tres Arroyos y lo disfruto igual. Me entusiasma hablar de lo que pienso, de lo que encontré, de lo que estoy investigando. Es algo que mantengo de toda la vida”.
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Ahora, esa entrega y los aportes realizados a lo largo de más de treinta años de este docente e investigador de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Centro (Unicen) y el Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Paleontológicas del Cuaternario Pampeano (Incuapa, que él mismo fundó, perteneciente al Conicet y a la Universidad del centro) fueron reconocidos con el Premio Humboldt de Investigación (Humboldt Research Award), uno de los más importantes de Europa y que se otorga a científicos y científicas de todo el mundo cuyos desarrollos fundamentales, nuevas teorías o conocimientos tuvieron un impacto significativo en su disciplina.
El premio de la Fundación Alexander Von Humboldt se otorga a pedido de una universidad; en este caso, la de Bonn, con cuyo Departamento de Antropología y Estudios Americanos venía colaborando Politis. Es una distinción que se otorga a los aportes de una vida. “La idea es que que uno pase un tiempo de entre seis meses y un año en Alemania para mejorar o impulsar ciertas áreas de investigación, participando en un par de seminarios ya establecidos y en otros que van a ir surgiendo, pero no tengo que dar clases, puedo dedicarme a investigar y, en mi caso, voy a aprovechar para escribir un libro que estoy preparando”.
Su intención es dar forma a una obra que conjugue las tres áreas en las que trabajó a lo largo de su carrera: la arqueología pampeana y del noreste argentino, en la que investiga desde hace tiempo junto con Mariano Bonomo. “Leí mucha historia de la época colonial en toda esta zona en clave indígena, antropológica, y [en el libro] quiero combinar eso con el conocimiento que tengo de las sociedades indígenas, amazónicas, de los guaraníes y otros pueblos –cuenta Politis–. Quisiera integrar la mirada arqueológica con la histórica y la etnográfica para presentar un panorama distinto de los últimos momentos previos a la llegada de los conquistadores y en los primeros dos siglos de la conquista en el Río de la Plata, porque eso de alguna manera definió la estructura social de América Latina. Los Estados y las naciones fueron definidas por los pueblos originarios y por cómo fueron los procesos de conquista, resistencia, etnogénesis con los conquistadores. Para hacerse una idea, en la segunda fundación de Buenos Aires vienen bajando desde Asunción diez españoles y 64 ‘mancebos de la tierra’ (es decir, mestizos, hijos de españoles con indígenas o directamente indígenas), más una cantidad indeterminada de indios guaraníes. O sea, eran pueblos híbridos, sociedades que se habían formado entre un pequeño núcleo de españoles y portugueses, y un número muy importante de indígenas de diferentes etnias. Y con cada una de esas etnias se fueron estableciendo relaciones diferentes. De hecho, hubo una alianza entre los españoles y los guaraníes, y otra alianza entre los portugueses y los tupíes que definió la expansión de la bandeirantes, de la corona portuguesa… Lo más novedoso es que vamos a presentar el sustrato indígena también desde la arqueología. No solamente la visión de los españoles, sino los datos que están surgiendo de las investigaciones arqueológicas en el Delta del Paraná, donde también estamos trabajando, en el Paraná, en La Pampa… Estoy muy entusiasmado”.
De acuerdo con los estudios de Politis, si bien los pueblos originarios de esta parte del continente no tenían una estructura social comparable con la de los incas o los aztecas, ni llegaron a formar imperios o señoríos, eran cazadores recolectores con un grado de complejidad interesante. Los guaraníes poseían un manejo acabado del ambiente. Los chaná timbú atrajeron a los conquistadores a Asunción por su dominio de la horticultura, les proporcionaron la manutención y les permitieron insertarse en una sociedad estable. Por su parte, a los guaraníes les convenía la llegada de los españoles, porque incorporaron tácticas militares y éstos fueron aliados de lujo para enfrentar conflictos interétnicos que tenían con otros grupos. “Lo que pasa es que con el correr del tiempo los españoles los fueron sometiendo –aclara Politis–. Esa alianza fue como el beso de la mujer araña, terminó envolviéndolos. Sobrevino un proceso de etnogénesis y la sociedad que se formó en Paraguay no fue española, ni siquiera criolla, tenía una fuerte impronta guaraní. Estuve allí hace dos semanas, investigando con indígenas contemporáneos, y constaté que fuera de Asunción la sociedad paraguaya habla guaraní como primera lengua y no todos son bilingües. De hecho, nosotros estábamos siempre con un traductor. Encontramos una casa comunal ritual, grandísima, espectacular. Todavía hay zonas dentro de ese país donde lo indígena está muy presente, no intacto, obviamente, porque hay cinco siglos de interacción con la sociedad occidental. Pero se mantienen muchas tradiciones prehispánicas. El botón labial, esa perforación que se hacían como rito de iniciación que tenía que ver con la identidad étnica, tiene milenios de tradición”.
Politis viajará con su pareja, Ingrid de Jong, etnohistoriadora (estudia las "relaciones diplomáticas" que existían en el Siglo XIX entre los indios y los gobiernos de esa época) y también investigadora del Conicet. En marzo, durante un seminario, será la entrega formal del premio. Y en julio hay otros seminarios y una recepción en Berlín que contará con la presencia del presidente de Alemania.
La idea de la distinción, dotada de 60.000 euros, es que use una parte para cubrir el alojamiento en la universidad. Pero además recibirá fondos para el pasaje, para aprender alemán, para comprar libros. Y a los laureados de ciertos países entre los cuales se encuentra la Argentina, se les otorga también un apoyo continuo por el resto de la carrera para adquirir equipamiento, cubrir viajes a congresos y publicación de trabajos.
Gustavo Politis tiene una larga y prolífica trayectoria de investigación. Luego de obtener su licenciatura, se doctoró en Ciencias Naturales por la Universidad Nacional de la Plata y realizó estudios posdoctorales en la Universidad de Kentucky, en la de Maine y en el Smithsonian Institute. Desarrolló su carrera de investigación en el Conicet hasta alcanzar la categoría de investigador superior en 2010. Fue decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires entre 1988 y 1992, y dirigió el Incuapa hasta 2022. Además de su tarea como Profesor Titular de la Facultad de Ciencias Sociales de la Unicen y de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la UNLP fue profesor visitante en varias universidades nacionales y del extranjero.
Sus temas de estudio se centran en la arqueología de pueblos indígenas que habitaron la región pampeana. “Tuve la suerte de trabajar en sitios muy, muy antiguos, de los más antiguos de la Argentina y de América, lo cual me llevó a conectarme con la historia del poblamiento, la expansión del Homo sapiens en nuestro continente. Y hace unos años estoy trabajando con Mariano Bonomo en el Delta y en el río Paraná, donde hay otro tipo de sociedades también muy interesantes”, explica.
Además, Politis fue pionero en la Argentina y en América Latina en investigaciones de etnoarqueología, que estudian indígenas actuales, pero con una mirada arqueológica: “Se trata no solamente de ver lo que hacen, sino también qué es lo que dejan cuando hacen algo para después, por analogía, tratar de interpretar mejor el registro arqueológico –destaca–. Ese interés por entender otras sociedades, no solo del pasado, sino del presente, me llevó a estudiar grupos de cazadores recolectores del Amazonas, de los pocos que todavía existen en América. Tuve un proyecto muy largo con los Nukak, en Colombia, otro con un grupo llamado Hotï, en Venezuela, que duró menos por problemas políticos de la región, y otro con los Awá, que significa ‘gente’ en guaraní. Por último, siempre me interesó mucho reflexionar sobre la teoría y la práctica de la arqueología en nuestra región. De hecho, tengo bastante avanzado un libro sobre una historia política de la arqueología argentina. O sea, leer la historia, la construcción del pasado prehispánico, en clave política a través de los últimos 120 años. Analizar cómo la política y los movimientos sociales influyeron en la manera en que los arqueólogos fuimos reconstruyendo el pasado. Porque, como es obvio, la reconstrucción del pasado no es algo objetivo, está íntimamente relacionada con el contexto sociopolítico. Esto me tiene muy interesado y la posibilidad de estar casi un año un poco alejado de las actividades más burocráticas, administrativas me presenta un horizonte maravilloso”.
Entre otras distinciones, también recibió la Beca John Simon Guggenheim, el Premio Houssay Trayectoria, el Premio Investigador de la Nación Argentina y el SAF Research Award 2023 otorgado por el Instituto de Arqueología de la Academia China de Ciencias Sociales.
Por una extraña pirueta del destino, Politis está familiarizado con la figura de Alexander Von Humboldt desde su infancia. Criado en Necochea, cursó toda la primaria y la secundaria en una escuela alemana de ese nombre. “Nací en Vicente López, pero por el trabajo de mi papá, nos mudamos a esa ciudad de la costa atlántica y él quería que fuéramos a una escuela bilingüe –recuerda–. Así que inicié mi vida académica bajo el signo de Humboldt y ahora, sobre el final de mi carrera, este premio tiene un significado especial”.