Aumenta el cáncer colorrectal en menores de 50

Nueve de cada 10 casos podrían prevenirse; recomiendan hacerse los estudios de control desde los 45 años

29 de marzo, 2022 | 23.28

Cada vez  hay más evidencias que avalan lo que hace cinco años era una sospecha: está aumentando la incidencia del cáncer colorrectal en jóvenes. Lo advierte la Sociedad Argentina de Gastroenterología (SAGE). Y no solo se constata en los números, además hay trabajos que apuntan a una posible explicación: el aumento podría atribuirse a la exposición temprana a ciertos endulzantes ampliamente utilizados en alimentos procesados (como las gaseosas), al consumo alto de azúcares, y a otros ingredientes alimentarios como los nitritos y nitratos, empleados para conservar productos como los embutidos.

“En jóvenes se produjo un incremento alarmante; esto llevó a distintas sociedades científicas de los Estados Unidos a cambiar sus recomendaciones de tamizaje –explica Oscar Laudanno, jefe del Departamento de Gastroenterología del Instituto de Investigaciones Médicas “Alfredo Lanari”, que escribió un editorial sobre el tema para la revista Medicina–. Los datos de Rebecca Siegel, directora del área de vigilancia epidemiológica de la American Cancer Society, y colegas llevaron a bajar la edad a los 45 años. Sus estudios mostraron un aumento del 1,1% anual desde 2006 a 2015 en menores de 50”.

Mañana, 31 de marzo, es el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer Colorrectal

Según Laudanno, se proyecta que para 2030 se podría producir un aumento del 90% para el cáncer de colon y del 120% para el de recto en personas de entre 20 y 34 años. Y del 27 al 40% para los de entre 35 y 49. También en los Estados Unidos, se estima que las personas nacidas alrededor de 1990 duplican y cuadriplican el riesgo de cáncer de colon y recto, respectivamente, comparados con los nacidos en 1950. Tanto la American Cancer Society como el American College of Gastroenterology y la United States Multi-Society Task Force ya adoptaron esta nueva modalidad.

“La preocupación comenzó en ese país; en principio, en la población afroamericana –cuenta Edgardo Smecuol, gastroenterólogo del Hospital Carlos Bonorino Udaondo–. Lo veían tanto, que primero adelantaron el tamizaje específicamente para ese grupo. Pero ahora, tanto allí como en países de Europa, lo incorporaron a las guías generales. Lo estamos observando cada vez más en gente joven y no es cáncer hereditario, sino el que llamamos esporádico”.

Si bien no se cuenta con números locales, en países del hemisferio Norte se debatió mucho sobre el costo/efectividad de adelantar la edad de los primeros rastreos a los 45, dado que se expone al sistema sanitario a que ingresen millones de personas en el programa de vigilancia. “Si se considera lo que implica el tratamiento y la morbimortalidad de detectar al paciente cuando ya tiene una neoplasia, la ecuación económica es positiva”, asegura Smecuol.  

Un pólipo, visto a través de una videocolonoscopía

Dos estudios importantes asocian el jarabe de maíz de alta fructosa, que por su bajo costo fue reemplazando al azúcar de caña en los alimentos industriales desde los años 70,  con el cáncer colorrectal, explica Laudanno. Uno de ellos, publicado el año pasado (Gastroenterology 2021; 161: 128-42)) evaluó en forma prospectiva el consumo de azúcares simples durante la adolescencia entre más de 33.000 personas participantes en el célebre “Estudio de las Enfermeras”. Los voluntarios informaron su dieta durante la adolescencia en 1998 y se les realizaron endoscopías entre 1999 y 2015. Los resultados arrojaron una asociación positiva entre el consumo alto de azúcares (en especial, fructosa) y gaseosas durante la adolescencia (pero no en la edad adulta) con adenomas [pólipos] de colon y recto. Otro análisis del mismo estudio (Hur J, et al. Gut 2021;70:2330–2336. doi:10.1136/gutjnl-2020-323450), también del año pasado, encontró una asociación positiva entre el consumo de bebidas azucaradas en la niñez y cáncer de colon temprano en jóvenes.

Algo similar se verificó en un modelo de ratones susceptibles al cáncer de colon: los que ingerían bebidas con jarabe de maíz de alta fructosa y eran alimentados con una dieta restrictiva para evitar el desarrollo de obesidad desarrollaron tumores más grandes y agresivos comparados con los que solo bebían agua.

Además del consumo crónico de alcohol , también es sabido que los nitritos y nitratos son generadores de sustancias cancerígenas, y los colorantes sintéticos utilizados para hacer más atractivos los productos infantiles  (como el dióxido de titanio, utilizado en la pastelería, dulces y chicles, que actualmente está prohibido en la Unión Europea) se correlacionan con mayor incidencia de cáncer colorrectal.

Cada vez hay más pruebas de la interacción entre la dieta y la microbiota intestinal en la carcinogénesis de estos tumores –destaca Andrea González (M.N.1080), Jefa del Departamento de Alimentación del Hospital de Gastroenterología Carlos B. Udaondo y responsable del comité de nutrición de SAGE, en un comunicado de la entidad–. Si le hacemos llegar sustratos favorables tendremos metabolitos anti-inflamatorios y de esta manera podremos modularla a nuestro favor".

La recomendación actual es hacerse controles periódicos entre los 50 y los 74 años, pero está vigente la discusión sobre si adelantarlos a los 45. “En la Argentina, la indicación para personas sin antecedentes es a partir de los 50  –dice Betiana Pucci, médica del Departamento de Gastroenterología del Instituto de Investigaciones Médicas Alfredo Lanari–. Pero los que tienen parientes de primer grado que hayan tenido la enfermedad tienen que estudiarse a partir de los 40 o 10 años antes de la edad en la que el familiar la desarrolló. Lo que ocurra primero. Por ejemplo, si alguno de mis padres tuvo cáncer de colon a los 55 años, yo me tengo que comenzar a estudiar partir de los 45.  Pero si mi hermano lo tuvo a los 45, tengo empezar a controlarme a los 35”.

La historia natural del cáncer colorrectal hace que sea uno de los tumores más prevenibles, ya que tiene una lesión precursora: el pólipo, que tarda diez o 15 años en malignizarse, por lo que puede detectarse y extirparse. Esa lenta progresión hacia el cáncer favorece también las estrategias de pesquisa, y permite un diagnóstico temprano y un tratamiento más efectivo.

Pero a pesar de ser absolutamente curable y prevenible, este tumor es el segundo detrás del de mama por su incidencia y también segundo detrás del de pulmón por su mortalidad.  El problema es que en la Argentina la penetración del tamizaje es baja: en general, solo se lo hace el 30% de los que debieran, y descendió incluso más  durante la pandemia.  

Una buena aliimentación, con muchas frutas y verduras ayuda a prevenir el cáncer de colontas y verduras

“Todavía hay que insistir, porque ni la gente ni muchos médicos están advertidos, y no bajamos los índices de morbimortalidad –subraya Smecuol–. No llegamos ni al tercio de la población que debería estudiarse, mientras en los Estados Unidos ese número está entre el 70 y el 80%”.  

Por un lado, las personas son reticentes a la colonoscopía, pero aunque todos se decidieran a hacérsela, no alcanza la capacidad instalada. Sin embargo, lo que el sistema sanitario sí puede aplicar son los tests inmunoquímicos en materia fecal.

“Es un método mucho más accesible, más barato y que, si da positivo, indica que hay que hacerse la videocolonoscopía –explica Smecuol–.  Es lo que hicieron en España: millones de personas colectan una muestra de materia fecal en un frasquito y lo llevan a la farmacia. Si  da positivo, se le indica el estudio más completo. Si uno tiene que diseñar un programa para toda la población, hace la mayor cantidad de tests inmunoquímicos y eso le permite identificar mejor a los que necesitan estudios más avanzados”.  

Desde mañana, estará online la calculadora de pesquisa y vigilancia de cáncer colorrectal Chequeatucolon.com.ar, una plataforma gratuita diseñada por los especialistas argentinos Leandro Steinberg y Lisandro Pereyra, con el aval de Endoscopistas de Buenos Aires (Endiba) y del Instituto Nacional del Cáncer. Contiene dos calculadoras inteligentes: la primera le permite al usuario saber cuándo y cómo debe comenzar con los estudios de prevención de acuerdo con sus antecedentes familiares, y además puede alertarlo ante la presencia de síntomas digestivos que exigen una consulta inmediata. La segunda se basa en un cuestionario que indaga sobre la edad, el peso y la altura, así como en los hábitos, lo que permite detectar aquellos cambios modificables del estilo de vida que ayudan a reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad. 

Entre los consejos para prevenirla figuran:  

  • Consumir una dieta rica en fibras, especialmente vegetales y frutas.
  • Disminuir el consumo de carnes rojas y grasas de origen animal.
  • Ingerir productos ricos en calcio (lácteos).
  • Realizar ejercicio físico regularmente y evitar el sobrepeso.
  • Disminuir el consumo de bebidas alcohólicas y evitar el tabaco.
  • Limitar el consumo de bebidas azucaradas, en particular aquellas con jarabe de maíz de alta fructosa.
  • Limitar el consumo de comidas procesadas.
  • Revalorizar el consumo de alimentos fermentados seguros y probióticos estudiados.