Investigadores del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) y la Universidad de Amberes (Bélgica) publicaron un estudio en la revista Nature donde demuestran que, en algunas zonas del planeta, el secuestro de carbono (la diferencia entre el dióxido de carbono que capturan y liberan los ecosistemas a la atmósfera) varió considerablemente en los últimos años. Es decir que hubo épocas de mucha productividad vegetal, lo que equivale a mucho secuestro, y años con poca productividad, lo que se traduce en poco secuestro.
Según los autores, esta variabilidad es un signo de que los ecosistemas podrían desestabilizarse, experimentar cambios abruptos y no volver a sus formas originales. Los lugares más afectados serían la zona mediterránea de Europa, la zona este de África oriental, las costas occidentales de Centroamérica y Norteamérica, India, Pakistán y el sureste asiático.
“Poder predecir el ciclo del carbono es clave en la lucha contra el cambio climático. Aunque todavía no sabemos si estos cambios abruptos traerán cambios en el clima o en la capacidad de las plantas de secuestrar carbono, una potencial desestabilización de grandes regiones de la biosfera nos hace las predicciones más difíciles porque aumenta mucho la variabilidad”, sostuvo Jordi Sardans, uno de los investigadores que participó del estudio.
Un secuestro válido
El secuestro de carbono significa la reducción de los niveles atmosféricos de dióxido de carbono a través del almacenamiento en reservas terrestres y ecosistemas marinos. La modificación de suelos a través de la tala y el desmonte para convertirlos en tierra de cultivo y pastoreo hizo que la absorción de carbono registre pérdidas históricas.
De esta manera, la degradación de tierras no sólo disminuye los rendimientos de los cultivos, sino también reduce el almacenamiento de carbono en los ecosistemas agrícolas y la biodiversidad en general.
Peligro global
Las zonas que más riesgo de desestabilización exhiben son aquellas que tienen menos bosques, más cultivos, son más cálidas y sufrieron mayores aumentos en la variación de sus temperaturas, algo que podría estar relacionado con las oleadas de frío y calor cada vez más frecuentes.
Así como las regiones con mayores posibilidades de desequilibrarse son aquellas que disminuyeron su capacidad de secuestrar carbono, zonas como el Amazonas y lugares del centro y norte de Europa (donde hubo menor variabilidad) aumentaron el secuestro. Sin embargo, la tala permanente del “pulmón verde” pone en peligro su estabilidad.
Mitos que mutan
El sentido común afirma que los ecosistemas con más biodiversidad, mayor diversidad y riqueza de especies son más estables y productivos, lo que impactaría de forma positiva en la capacidad de secuestrar carbono.
Sin embargo, el estudio demuestra que las tasas más elevadas de secuestro de carbono se dan en regiones con biodiversidad intermedia. Al contrario de lo que se piensa, en los lugares donde la biodiversidad es muy elevada, la capacidad de secuestro de carbono es menor.
Además, la investigación destaca que la máxima variabilidad en el secuestro de carbono también se da en regiones con biodiversidad intermedia. La pregunta que queda por responder es por qué se da tanto la máxima variabilidad como el mayor secuestro en los lugares con biodiversidad intermedia.
Con información de la Agencia de Noticias Científicas