Los cambios de temperatura de los últimos años, eventos climáticos extremos y modificaciones en patrones de enfermedades hacen de este fenómeno un problema que afecta muchos aspectos de la vida cotidiana, el entorno en el que vivimos y por supuesto, la salud.
Lo que hace unos años se percibía como una problemática lejana y abstracta, que muchas veces era sólo mencionada por activistas y actores, hoy es una realidad que afecta a lo largo y ancho del país. Según la Organización Meteorológica Mundial este fenómeno climático se ha convertido en un problema de toda la región generando sequías históricas, terribles inundaciones y temporales en ciudades. Esto se traduce en nuevas enfermedades y nuevos desafíos para el sistema sanitario.
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Álvaro Zopatti, especialista en políticas climáticas y ex consultor experto ambiental de las Naciones Unidas, señala: "En Argentina, los impactos asociados al cambio climático son múltiples y dependen de la región pero sin dudas ya los vivimos. Lo más evidente es el aumento de las precipitaciones en el NEA con el riesgo de inundaciones, y la reducción en los Andes, afectando la acumulación de hielo y la disponibilidad de agua. Este panorama desafía a las autoridades y a los sistemas de salud que deben adaptarse rápidamente a las nuevas condiciones.
En este contexto, Zopatti comenta que “quienes se presentan más vulnerables a esta contingencia son los sectores históricamente postergados de nuestra sociedad: asentamientos informales en áreas de alta exposición a fenómenos climáticos, como riberas de ríos o zonas inundables. Pero también el sector agrícola se ve comprometido por los cambios climáticos, como se ha evidenciado en la última década. Aunque no se puede atribuir cada evento climático directamente al cambio climático, el aumento en la frecuencia, intensidad y duración de estos fenómenos sí está asociado a él, por lo que se deben considerar horizontes temporales más amplios para observar esta tendencia”.
En ese sentido, el Dr. Daniel Stecher (MN: 55..467), director de la carrera de Especialista en Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Medicina (UBA) y ex integrante de la Dirección de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles del Ministerio de Salud de la Nación, comenta que “uno de los ejemplos más claros del cambio climático es el fenómeno que vivimos en la Ciudad de Buenos Aires, qué históricamente ha sido fría en invierno y que hoy se presenta como un área subtropical, esto da cuenta de cómo ha ido cambiando la temperatura en los últimos años”.
Año a año se registran picos de calor y alertas rojas cada vez más altas, más frecuentes y se extienden por más tiempo. “Esto por ejemplo puede verse claramente en un aumento de la mortalidad en la población adulta a consecuencia de golpes de calor. Este fenómeno es algo que se está dando cada vez más frecuentemente. El calentamiento global también genera el aumento de determinadas sustancias en el aire como el polen, que es responsable de más brotes de asma o exacerbaciones de enfermedades respiratorias” alerta Stecher.
El mosquito como vector de nuevas enfermedades
El hecho más evidente del calentamiento global y cómo esto comienza a afectar la salud pública es la transmisión de enfermedades por vectores, fundamentalmente por mosquitos. “El caso más claro este verano y parte del otoño fue el del dengue, que era una enfermedad común en zonas tropicales y que en Argentina tenía brotes en zonas del norte y posteriormente podíamos verlo en Buenos Aires de forma anual en épocas de altas temperaturas” comenta el infectólogo.
Actualmente, hay un cambio notable en la epidemiología de esta enfermedad, el dengue se hace presente en zonas donde antes no se veían casos como la provincia de Buenos Aires y La Pampa. Stecher señala que esto tiene que ver con la expansión del área de influencia del mosquito Aedes Aegypti, relacionado con las altas temperaturas. Estos mosquitos se manejaban en áreas con variaciones térmicas propias del norte argentino y hoy ya se pueden ver casi hasta la mitad del país, lo que les permite mayor zona de influencia debido a las condiciones favorables para su reproducción.
“Esto llega a un punto tal, de que una enfermedad que solo veíamos por brotes y que iba desapareciendo a medida que empezábamos a transitar el año, hoy existen jurisdicciones de argentina donde esta se ve todo el año como en Misiones o el noroeste argentino por ejemplo. Esto habla de un cambio de una enfermedad que era epidémica a una enfermedad endémica y junto con el dengue, vamos a ver aumento otras enfermedades transmitidas por el mismo mosquito como Zica o Chikunguña” enfatiza Stecher respecto a la aparición de nuevas enfermedades.
Inundaciones y sequías: las dos caras del mismo problema
Las sequías representan un fenómeno que también afecta en gran magnitud la macroeconomía y que afectó directamente a la Argentina.Earth's Future señala la aparición de sequías como un nuevo problema del cambio climático y cómo estas serán cada vez más frecuentes y largas en su extensión. Lo que está teniendo un impacto profundo en la agricultura, el medio ambiente y las poblaciones locales. Ya no solo es un problema de existencia de alimentos, sino de la calidad de los mismos.
Respecto a las inundaciones por el aumento de las precipitaciones, Stecher comenta que suelen verse brotes de Hepatitis A, que están estrechamente relacionadas por la contaminación de las aguas anegadas. Por lo que resulta clave, al igual que la última pandemia por Covid-19, volver a remarcar la importancia de promover la vacunación y tener dicho calendario al día.
Por último Zopatti resalta que es importante ser conscientes del fenómeno, sus causas, consecuencias y sobre todo responsables de las acciones/decisiones que tomamos (tanto para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero como para adaptarnos al cambio climático), ahora que sabemos con mayor certeza la relación de causalidad y las posibles consecuencias de este fenómeno. Para dar ejemplos, países como Chile que avanzan rápido en la transición energética, o como Uruguay que tiene muy pocas emisiones para la generación de electricidad. En todos los casos también depende de las condiciones naturales del país y de las políticas de largo plazo.