Ana Diego: la historia detrás del asteroide que honra a una desaparecida en Argentina

Un asteroide lleva el nombre de Ana Diego, joven desaparecida en la última dictadura cívico-militar que estudiaba astronomía. Encarcelada y con las manos atadas, tenía la enorme capacidad de comprender qué hora era haciendo algunos cálculos matemáticos. Emilce Moler, compañera de celda que logró conocerla e intercambiar palabras con ella, le contó a El Destape cómo fue el diálogo que mantuvo con la brillante mujer en aquel oscuro contexto.

30 de junio, 2022 | 12.48

Ana Teresa Diego era una joven militante comunista y estudiante de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la Universidad Nacional de La Plata. Soñaba con recibirse de astrónoma. Sin embargo, la oscura dictadura cívico-militar que tuvo lugar entre el 24 de marzo de 1976 y el 10 de diciembre de 1983 no solo terminó con su sueño personal sino también con su vida. Con el paso de los años, Emilce Moler -sobreviviente de "La Noche de los Lápices" que compartió días de celda con la mujer oriunda de Bahía Blanca (Provincia de Buenos Aires)- le relató a El Destape cómo fue que Ana la puso en tiempo y espacio en un momento de absoluta angustia e incertidumbreencerradas en el Pozo de Quilmes, centro clandestino de detención, logró determinar mediante trigonometría qué hora era.

Emilce, que tenía 17 años, militaba en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y también fue secuestrada en 1976, logró sobrevivir a aquel calvario que atravesó. Sin embargo, Ana Diego no pudo. Tenía 21 años cuando desapareció. Fue detenida y desaparecida el 30 de septiembre de 1976 por una patota de represores que estaban vestido de civil y se movilizaba en dos Fiat sin patente. Sus restos fueron hallados en una fosa común del cementerio de Avellaneda e identificados recién en abril de 2012 por el Equipo Argentino de Antropología Forense. Su madre, Zaida Franz, fue una de las mujeres que formó parte de la fundación de Madres de Plaza de Mayo y también participó de las primeras reuniones y marchas familiares de desaparecidos en Bahía Blanca y en La Plata.

Este 30 de junio, se celebra el Día Internacional de los Asteroides. Y justamente, por primera vez en la historia, un asteroide (El 11.441) lleva el nombre de una desaparecida: "Anadiego". El mismo fue descubierto en 1975 y se encuentra entre Marte y Júpiter, en el cinturón principal de asteroides. Así lo aprobó el Comité de la Unión Astronómica Internacional, el 10 de diciembre de 2011  y en el marco del Día de los Derechos Humanos, luego de la propuesta que le acercó el decanato de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de La Plata.

En una profunda charla con este medio, Emilce Moler -testigo de aquel horror y compañera de celda de Ana Diego-, valoró que la mencionada entidad internacional homenajeara de esta manera a la joven astrónoma que fue secuestrada, desaparecida y asesinada por la última dictadura cívico-militar: "Todo lo que sea marcas urbanas para recordar a los y las desaparecidas son muy importantes porque dejan una huella, porque interpelan a las nuevas generaciones, a preguntar y repreguntar, a traer al presente a quienes no les dieron la oportunidad de estar". Y añadió: "Todas las efemérides que nos interpelan a la memoria, bienvenidas sean porque siempre hay personas que se asoman y que pueden preguntar '¿qué es esto?'. Y hoy en día se pueden estar preguntando, '¿Qué es este asteroide con ese nombre?' Bienvenido sea porque van a escuchar esta historia".

Emilce Moler fue compañera de celda de Ana Diego en El Pozo de Quilmes.

Acerca de su encuentro con Ana Diego, la mujer que hoy se desempeña como doctora en Bioingeniería por la Universidad Nacional de Tucumán, magíster en Epistemología y profesora en Matemática por la Universidad Nacional de Mar del Plata explicó cómo fue que la astrónoma la ubicó en tiempo y espacio. Claro, resultaba muy difícil saber qué día y hora era, teniendo en cuenta que estaban secuestradas en la oscuridad del Pozo de Quilmes. Todavía asombrada, recordó: "Yo me acuerdo que me levantaba la venda y veíamos la pared y la sombra que caía en un determinado momento. Yo sólo veía una pared y una sombra. Y en un momento, Ana me decía la hora porque calculaba con trigonometría los ángulos de la sombra del seno, del coseno... me hablaba y yo mucho no entendía".

"Ahí me dijo que calculaba la hora y demás. Para mí, esa charla y ese recuerdo, lo tomé como un dato que tuve cuando fui al equipo de antropología forense en el año 1985 para tratar de decir con quién había estado", agregó Emilce. Y precisó en qué situación se encontraban: "Estábamos vendadas, con las manos atadas y esos artilugios de vida que hacíamos tratando de levantarnos la venda cuando sentíamos que los celadores no venían, que los guardiacárceles no venían...".

Celda de El Pozo de Quilmes, centro clandestino de detención en la dictadura cívico-militar.

 

La pregunta que rápidamente surge, y que una vez planteó Cristina Fernández de Kirchner luego de asumir en su segundo mandato como presidenta de la Nación, es: ¿Qué lugar en la historia argentina hubiera tomado Ana Diego si no la hubieran secuestrado y asesinado? En aquel discurso inaugural, del 10 de diciembre de 2011, la mandataria manifestó: "Hoy Dilma (NdeR: Rousseff, entonces presidenta de Brasil) ocupa el sillón de uno de los países más importantes del mundo, a lo mejor esta joven pudo haber estado sentada en el mismo lugar que estoy yo".

 

 

 

 

 

El diálogo que mantuvo Emilce Moler con Ana Diego: el día que la astrónoma la ubicó en tiempo y espacio en pleno cautiverio

A modo de homenaje, Emilce Moler escribió cuál fue el diálogo que mantuvo con Ana Diego en pleno cautiverio. Héctor Rodríguez, periodista y escritor, tituló el relato personal como "Polvo de Estrellas", que luego se hizo viral.

"- Son las 5 de la tarde -me dijo Ana casi susurrando-.

- ¿Cómo sabés? -le pregunté desde la celda de al lado-.

- Por la proyección del sol en la pared. Se forma un ángulo, y por trigonometría, mido el seno y el coseno; así lo puedo calcular. Estudio Astronomía.

- Seguimos hablando un rato, de celda a celda, en el Pozo de Quilmes.

- Nos habíamos levantado la venda y mirábamos por las ventanitas de las puertas de los calabozos que daban a un paredón. Un día se la llevaron.

- Nunca supe más de ella.

- Siempre transmití a mis alumnos que la trigonometría es muy importante para resolver problemas cotidianos de nuestras vidas.

- Un homenaje a vos Ana, que me pudiste decir la hora cuando había perdido todas las coordenadas".

Por qué se celebra el Día Internacional de los Asteroides

A través de la Resolución A/RES/71/90, el 6 de diciembre de 2016, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 30 de junio como el Día Internacional de los Asteroides "para celebrar cada año a nivel internacional el aniversario del impacto de Tunguska, en Siberia (Federación de Rusia)", que tuvo lugar el 30 de junio de 1908 y para "aumentar la conciencia pública sobre el peligro de impacto de los asteroides".

De esta manera, el mundo es más consciente de los riegos de impacto que tienen los asteroides y también se resalta el valor de la información en caso de que un objeto cercano se estrelle en la Tierra. Cabe resaltar que dicha decisión se adoptó como consecuencia de una propuesta realizada por la Asociación de Exploradores del Espacio, que fue aprobada por la Comisión sobre la Utilización del Espacio Ultraterrestre con Fines Pacíficos.

La zona en la que se encuentra el asteroide "Anadiego".

La entrevista a Emilce Moler, sobreviviente de La Noche de Los Lápices y compañera de celda de Ana Diego en El Pozo de Quilmes

 

 

- Vos tuviste la chance de poder charlar con Ana Diego e incluso de compartir celda con ella en plena dictadura. ¿Qué significa para vos el asteroide Ana Diego?

"Todo lo que sea marcas urbanas para recordar a los y las desaparecidas son muy importantes porque dejan huella, porque interpelan a las nuevas generaciones, a preguntar y repreguntar, a traer al presente a quienes no les dieron la oportunidad de estar. Hoy estamos frente al nombre de un asteroide que se llama 'Anadiego'. Felicito a quien se le haya ocurrido esa maravillosa idea. Y qué mejor para alguien que estudiaba astronomía, que tenía puesta la mirada en el cielo. Que tenga su nombre es un bellísimo homenaje para Ana, que no la dejaron la posibilidad de estar entre nosotros".

 

- Hay una charla que tuviste con Ana Diego justo cuando ambas estaban detenidas. ¿De qué hablaron precisamente? ¿Qué recordás?

"Fueron pocos días en los que estuve con Ana y pocas las veces que pudimos hablar. No estábamos tan cerca hasta que en un momento nos tuvimos al lado. Ahí me enteré que Ana estudiaba astronomía en La Plata y que era militante de la Federación Juvenil Comunista y fue impresionante, siempre lo recuerdo... incluso, hace dos años y cuando fui por primera vez a visitar el Pozo de Quilmes... se abrió como centro de la memoria, entonces me coloqué en el lugar de la celda. Yo me acuerdo que me levantaba la venda y veíamos la pared y la sombra que caía en un determinado momento. Yo sólo veía una pared y una sombra. Y en un momento, Ana me decía la hora porque calculaba con trigonometría los ángulos de la sombra del seno, del coseno... me hablaba y yo mucho no entendía mucho. Poquito recordaba de la secundaria en la que estaba cursando. Ahí me dijo que calculaba la hora y demás. Para mí, esa charla y ese recuerdo, lo tomé como un dato que tuve cuando fui al equipo de antropología forense en el año 1985 para tratar de decir con quién había estado. Entre los datos que aporté, dije que había estado con una chica que se llamaba Ana. No sabía el apellido y dije que era estudiante de astronomía de La Plata. Eso permitió hacer todo el itinerario de su cautiverio. Por supuesto que, cuando fue uno de los aniversarios, lo escribí de una manera. Estudié matemáticas y pude entender las palabras que me decía Ana. Siempre cuento, sin entrar en detalles, que los alumnos me preguntan '¿y esto para qué sirve?', yo los miro y les digo que puedo asegurarles para qué sirve, para cosas de la vida... no puedo dar tantos detalles a veces, pero recuerdo esos momentos que pasamos con tantas compañeras y compañeros que, como siempre digo, no les dieron la oportunidad de estar con nosotros hoy presentes".

 

- En el momento en el que te dijo 'son las 5 de la tarde', no sabía en dónde estaban, no veían la luz del día... ¿Ella te dio ubicación en ese contexto en el que estaban presas de manera clandestina?

"Ella me dio algunas coordenadas. Sabíamos en dónde estábamos, pero que me dijeran que estábamos 'en la brigada de Quilmes' o cualquier cosa, era lo mismo. Era sólo un nombre para mí. Estábamos vendadas, con las manos atadas y esos artilugios de vida que hacíamos tratando de levantarnos la venda cuando sentíamos que los celadores no venían, que los guardiacárceles no venían. Uno va agudizando los sentidos, el oído reconocía los pasos de los guardiacárceles, sabía quién era más bueno, entre comillas, el que te dejaba levantar la venda, el que no o el que te trataba mal. Yo estaba hacía más tiempo que ella e íbamos teniendo ese tipo de códigos".

Celda de El Pozo de Quilmes, centro clandestino de detención en la dictadura cívico-militar.

- En el año '85 y gracias a un dato que aportaste, ¿describiste a Ana Diego?

"En el '85,  simplemente di la lista de las personas que yo había visto, pero no con apellido sino describiendo las características de cada persona. Por ejemplo, describí a una mujer que tenía tal característica... los nombres fueron surgiendo después con el tiempo. Las historias fueron después. Yo fui dando esos datos. Había algunos que querían contactar y otros no. Uno lo que tenía para contarle a las familias era muy triste. No eran los mejores momentos en los que encontrábamos a las personas y no todos los familiares estaban dispuestos a escuchar. En el año '85, todavía teníamos las esperanzas de encontrar a los desaparecidos. En el año '83, hubo casos de desaparecidos que hablaban de centros clandestinos... yo siempre trato de decirlo: en esos años no hablábamos de desaparecidos. Tardamos en darle la identidad de 'desaparecidos'. Tardamos en buscar la silueta. La silueta no existía, fue una construcción cultural. Volviendo a lo de las marcas urbanas, también hubo muchas discusiones de los organismos y derechos humanos. ¿Está bien o está mal poner una baldosa o un monumento? ¿No lo cosifican o no lo da por muerto cuando todavía tenemos que buscarlo vivo? Fueron discusiones que se dieron en esos años. Yo digo que estas cosas hay que volver a hablarlas porque para los jóvenes se viene muy dado y para que sepan que fueron campos de batalla por la memoria, por la reconstrucción de las y los desaparecidos. Antes hablábamos de los desaparecidos y ahora también hablamos de las desaparecidas. Es un campo de batalla muy vívido y hay que seguir... todas las efemérides que nos interpelan a la memoria, bienvenidas sean porque siempre hay personas que se asoman y que pueden preguntar '¿qué es esto?'. Y hoy en día se pueden estar preguntando, '¿Qué es este asteroide con ese nombre?' Bienvenido sea porque van a escuchar esta historia".

 

- Repasando un poco la historia de Ana Diego, en abril de 2012 sus restos fueron encontrados en el cementerio de Avellaneda por el Equipo Forense Argentino de Antropología. Esa noticia, ¿cómo te impactó en aquel momento?

"Encontrar los restos une sensaciones muy difíciles. Por un lado, está el concepto del que hablamos, del desaparecido, de no poder hacer la cuestión cultural del velorio, del llanto, del cuerpo..., que nosotros lo tenemos tan internalizado en nuestra cultura... no te das cuenta hasta que no tenés el cuerpo para velar, no tenés el cuerpo para ir a llorar, no tenés una tumba para poner una flor... ese proceso se cumple si está el cuerpo, pero si no está el cuerpo, es la pérdida de una esperanza. Mientras no esté el cuerpo, aunque uno no era racional, mantenía la esperanza e imagina: 'Quizás se pudo haber salvado...'. Se abren más incógnitas como: '¿Murió? ¿Se habrá salvado?'. Y yo, sobre todo, con estas cosas siempre digo que se abren cuestiones legales. Si está el cuerpo, hay un asesinato y hay responsables. Y los responsables, hoy en día, están con un pacto de silencio. Las nuevas generaciones tienen que saber esto. Cuando ponen imágenes de los represores y está esa idea de 'ay, son viejitos, ya está...', ya está nada... porque estos hombres pueden estar diciendo quién lo hizo, cómo se hizo o dónde están los cuerpos. Eso es un delito que se está cometiendo ahora. Por eso, la restitución de un cuerpo es un abanico de sensaciones encontradas y desde estas múltiples caras que tiene la historia de nuestro país".

Emilce Moler, sobreviviente de "La Noche de los Lápices" y compañera de celda de Ana Diego en El Pozo de Quilmes.

- ¿Alguna vez hablaste con algún familiar o ser querido de Ana Diego?

"No, Ana Diego era de Bahía Blanca. Yo respeto siempre a los familiares que se quieren comunicar. Son sus tiempos. Tengo otros vínculos con otros familiares de desaparecidos. Voy siguiendo las historias de cómo van viviendo sus duelos, sus reencuentros, sus esperanzas o frustraciones. Con los familiares de Ana, no, pero sí con otros familiares o mis propios familiares. También convivo con esos dolores".


- Pensando en lo que pasó, y teniendo en cuenta el presente, ¿podrías hacer una reflexión para la juventud de cara al futuro? ¿Qué hay que hacer para que esto no se repita nunca más?

"Primero que nada, bienvenido a las efemérides y estos recordatorios porque siempre hay que estar volviendo. La construcción de una memoria, no es un proceso lineal. No es que una vez se dijo, se aclaró y ya está. Es un campo de disputa, no del pasado sino del presente. Tiene ver cómo se trabajaron esas memorias del pasado para que se interprete en el presente. Y eso, todo el tiempo, hay que replanteárselo. Los jóvenes tienen que apropiarse de la historia. Hoy en día, que se escuchan algunas voces negacionistas que por supuesto que a una la alteran, hay que entender que como proceso histórico ya hay tres generaciones vienen escuchando la historia que vamos contando. Es una historia dada, es una historia oficial. Los jóvenes son rebeldes y van a tratar de cuestionar esa historia. Siempre hay agazapados y gente que va a contar otra cosa. La única manera de que los jóvenes entiendan realmente lo que pasó es que ellos se apropien de esa historia y que ellos hagan sus búsquedas y vean dónde está un familiar de un desaparecido... van a ver que está a la vuelta de la esquina, en su cuadra..., que es mucho más cercano a lo que creen que puede llegar a ser. No es algo lejano que ha pasado. Ese pasado no pasó, ese pasado está presente y ese presente es el que ellos tienen que apropiarse para poder avanzar y construir su futuro".


- No es algo que haya pasado, es algo que todavía está pasando. Todavía hay que conocer esa verdad de lo que pasó con las y los desaparecidos...

"Está pasando y se está disputando en estos momentos. En el presente de los jóvenes, se está disputando. Lo que tenemos que hacer es brindarles herramientas y elementos para que ellos puedan abordar esa historia con sus propios elementos desde el hoy y para atrás".