En una época donde las mujeres tenían pocas oportunidades para desarrollarse en campos tan masculinizados como la aviación, Carola Lorenzini, conocida como la "Paloma Gaucha", fue una figura única en la historia convirtiéndose en la primera aviadora civil de Argentina y la primera mujer en América del Sur en obtener el título de instructora de vuelo.
Nacida en 15 de agosto 1899 en la localidad bonaerense de Alejandro Korn, su vida estuvo marcada por la pasión por el deporte—practicó desde equitación, hockey y atletismo hasta jabalina y remo, e incluso fue campeona de atletismo en 1925—, las tradiciones criollas y, por supuesto, el cielo.
Fue en el año 1931 que su vida comenzó a tomar un giro hacia la aviación cuando, después de varios intentos, logró ingresar al Aero Club Argentino. Lo hizo tras insistir con múltiples cartas de solicitud, lo que refleja su determinación inquebrantable. Sin embargo, el costo de su formación fue muy alto, ya que tuvo que vender todas sus pertenencias, incluidas su bicicleta y otros bienes, para pagar el curso de vuelo.
En 1933, Carola Lorenzini obtuvo su licencia como aviadora civil, un logro significativo en un país donde la aviación era aún un campo dominado por hombres. Pero su ambición no terminó allí. Con una voluntad de hierro y una profunda conexión con la tierra y la cultura argentina, Carola se sumergió en la aviación con el mismo ímpetu que había mostrado en su vida deportiva, alcanzando hitos que la posicionaron como una figura mítica de la aviación mundial.
Récords
Uno de los momentos más destacados de la carrera de Lorenzini ocurrió el 31 de marzo de 1935, cuando batió el récord sudamericano femenino de altura al llegar a los 5.381 metros en un avión Ae C-3. Este logro no solo le valió una medalla de oro por parte de la Aviación Militar Argentina, sino que también la consolidó como una de las grandes figuras de la aviación en el continente. Pero no fue el único récord de su carrera.
El 13 de noviembre de 1936, Carola realizó un vuelo en solitario cruzando el Río de la Plata, un hito que, además de desafiar las dificultades técnicas del momento, mostró su valentía y habilidad. A lo largo de su vida, Lorenzini también emprendió un "Raid de las 14 Provincias", un viaje que unió los distintos rincones de la Argentina, demostrando su destreza en vuelos largos y complejos.
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Durante estos años, su nombre comenzó a ser conocido en todo el país y más allá de sus fronteras, comparada por muchos con el gran Jorge Newbery, una de las figuras más emblemáticas de la aviación argentina.
La "Paloma Gaucha"
Más allá de sus logros aeronáuticos, Carola Lorenzini era una mujer profundamente vinculada a las tradiciones rurales argentinas. Su aprecio por las costumbres gauchas era tan fuerte que solía vestir bombachas, botas y una campera de cuero, lo que le valió el apodo de "Paloma Gaucha".
Su imagen, siempre vestida con el atuendo criollo, era una manifestación de su identidad tanto como aviadora como mujer de campo, y esto la convirtió en una figura entrañable para los argentinos.
Tragedia en el cielo
La vida de Carola Lorenzini fue trágicamente corta. El 23 de noviembre de 1941, mientras realizaba una exhibición aérea en el aeródromo de Morón, el avión que piloteaba sufrió un accidente fatal. Se encontraba realizando un looping, una maniobra acrobática arriesgada, cuando el aparato falló y se estrelló. El avión no estaba en condiciones óptimas. Además, la tensión generada por una discusión con un instructor del Aero Club, que se negó a entregarle el avión con el que estaba acostumbrada a volar, sumó a las condiciones que rodearon su fatal accidente.
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Carola tenía 42 años cuando murió, una edad aún temprana para una mujer que prometía seguir haciendo historia. Su velatorio fue multitudinario, y su nombre se mantuvo vivo en la memoria colectiva de los argentinos. En honor a su legado, numerosas calles y barrios en distintas partes del país llevan su nombre, y su figura sigue siendo un símbolo de valentía y determinación para las futuras generaciones.