Lo que la Copa del Mundo nos dejó: así marcó la fiesta popular a la sociedad argentina

La victoria de la selección argentina de fútbol masculino se celebró en toda Argentina. Una fiesta popular que se convirtió en una de las movilizaciones más históricas del país. El recuerdo por los “pibes de Malvinas”, los colores celestes y blancos. Qué queda de esa euforia y cómo es terminar el 2022 siendo campeones del mundo.

31 de diciembre, 2022 | 09.41

De repente las calles de las principales arterias de la Ciudad de Buenos Aires comenzaron a inundarse, el camino por la Autopista Ricchieri que alcanzó recorrer la caravana con los jugadores de la Selección Argentina de fútbol masculino se colapsó, una marea de 5 millones de personas protagonizó la movilización más grande en la historia por una Copa del Mundo. Muchos no recuerdan un episodio así en la historia reciente y menos después de dos años de pandemia cuando el otrx se convirtió en una amenaza y era impensado volvernos a abrazar y tomar de la misma copa. El tercer título mundial alcanzado por el seleccionado argentino de fútbol masculino se convirtió en la victoria de todxs. Hubo felicidad y desahogo colectivo. Lionel Messi, el capitán del seleccionado, insistió en cada entrevista con esta idea: "Todxs juntos", que se tradujo en el aliento en cada casa y plaza cuando el seleccionado argentino lograba ganar a cada rival.

Alcanzar la Copa del Mundo también tuvo un profundo significado en la sociedad argentina que cantó por los pibes de Malvinas, que recordó las derrotas de años anteriores y reivindicó la última victoria en el ‘86. Un pueblo que se ilusionó y "eligió creer". Finalmente, llegó diciembre con un festejo masivo, el festejo más grande por una Copa en todo el mundo. En ese mismo cielo donde hace 20 años sobrevolaba un helicóptero que representó una de las mayores crisis del país, ahora estaban los campeones del mundo. El multitudinario festejo argentino fue tapa de los medios internacionales. La gente salió a las calles con una especie de “euforia”, “éxtasis” y alegría, según definieron los portales en otras partes del planeta. 

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“Todxs juntxs”, el pedido de Messi que se cumplió

Carla del Cueto es socióloga e investigadora docente de la Universidad Nacional de Gral. Sarmiento (UNGS)  y docente de la UBA y analizó para El Destape este fenómeno popular que se vio en todas las calles del país, principalmente en la caravana con la Selección Argentina. La profesional hizo hincapié en la fiesta popular, “una celebración en la que las jerarquías sociales se invierten o se ponen en suspenso”. Cueto puntualizó en cómo se acortaron o parecieron disolverse las distancias sociales durante estos días, donde vimos escenas con multitudes vistiendo los mismos colores, cantando las mismas canciones. Desde escenas de una persona que le regaló una camiseta de argentina a un cartonero hasta las banderas arrojadas a la multitud desde una ventana de un local en el barrio porteño de Once. De repente, se reivindicó el sentimiento de ser argentino y la frase de Messi “todxs juntxs” se trasladaba a la sociedad.

Esta manifestación por los valores que identifican a la Argentina pareciera que habrían dejado de lado la grieta, puntualizó la profesional. “Durante el Mundial y los festejos en las dos canciones que más circularon alentando a la Selección -la versión de Muchachos, de La Mosca y Pa' la Selección, de La T y la M- mencionan las Malvinas justo en el año en que se cumplen 40 años del conflicto bélico”, destacó. Con respecto a esto, señaló que durante estos días circuló la idea de que se puede trasladar lo que pasó con la Selección al país. “Se aprendió que cuando un equipo tiene un objetivo en común y va para adelante, triunfa”, agregó. Si bien la socióloga remarcó que a nivel sociedad es difícil concretar ese pasaje ya que existen grupos diferentes con intereses distintos y muchos en conflicto, aseguró que “sería interesante indagar en si esta pasión por la unidad se vincula con cierto cansancio por la división y la grieta alimentada desde distintos sectores”.

Sería interesante indagar en si esta pasión por la unidad se vincula con cierto cansancio por la división y la grieta alimentada desde distintos sectores

“Estas situaciones se puede leer como extraordinarias, en las cuales las diferencias y las jerarquías se pueden poner en suspenso porque el orden de jerarquías se mantiene intacto como en ‘Fiesta’, la canción de Serrat que dice así: ‘y hoy el noble y el villano, el prohombre y el gusano bailan y se dan la mano sin importarles la facha”, parafraseó. Explicó que “trabajos clásicos sobre las fiestas populares señalan que su carácter liberador consiste justamente en que permiten pensar un orden completamente distinto del mundo, al margen de la Iglesia y del Estado que en los festejos por la Copa del Mundo estuvo ausente como organizador”.

Liberación transitoria y qué queda

Según la profesional, las fiestas tienen una duración acotada en el tiempo en el que transcurren. Se puede pensar como una "huida provisional", una "liberación transitoria". Luego de la fiesta y de esta puesta entre paréntesis de las jerarquías y las diferencias sociales, se retoma la vida de todos los días. “Vuelvo a la misma canción: ‘Y con la resaca a cuestas, vuelve el pobre a su pobreza, vuelve el rico a su riqueza y el señor cura a sus misas”, agregó.

Las fiestas populares en su carácter liberador consisten justamente en permitir pensar un orden completamente distinto del mundo, al margen de la Iglesia y del Estado que en los festejos por la Copa del Mundo estuvo ausente como organizador.

En este sentido, coincidió la psicoanalista Adriana Murcia, que reveló que el Mundial fue un tema que se trató en el consultorio sin distinción de género. “Se coló el tema (de la Copa del Mundo) en el consultorio y representó un subidón de serotonina y ánimo en la gente en general sin importar el género: la gente fue a festejar”, describió Murcia. La psicóloga explicó que “para aquellos que transitan depresión fue un paréntesis, una burbuja” la victoria del seleccionado argentino. Pero después de los festejos “hubo que bajar a la realidad y se encontraron nuevamente con sus situaciones angustiantes y conflictivas”. Al igual que Cueto, Murcia planteó que existe la posibilidad de que este evento deportivo impacte en terminar bien el año. “Si hubiese ocurrido en invierno como los otros mundiales no hubiera tenido tanta influencia”, agregó.

Se coló el tema (de la Copa del Mundo) en el consultorio y representó un subidón de serotonina y ánimo en la gente en general sin importar el género

Volver a abrazarnos

Las profesionales insistieron en la idea de volver a encontrarnos y reconocernos después de dos años de pandemia. Murcia se detuvo en la necesidad de la gente de festejar algo y encontrar un motivo. “Las ganas de festejar están, más después de dos años de pandemia que se puso en duda si se iba o no a jugar el Mundial, así que cuando llegaron las fechas nos llegó el 2022 con la pandemia bastante superada más allá de que hay que seguir con el refuerzo de vacunación", aclara.

En esta línea, la socióloga agregó que “puede que algo del momento del año que promueve los encuentros sociales haya tenido alguna influencia en la magnitud de los festejos, luego de dos años en los que eran riesgosos debido a la pandemia, aunque habría que indagarlo. Es difícil anticiparse en cuanto a los efectos que puedan tener estos festejos en el futuro. Lo que sí podemos afirmar es que es inédito respecto del pasado en cuanto a su magnitud. Habrá que ver con el tiempo qué consecuencias tendrá esta alegría popular”, planteó.

Lo importante es el concepto de resiliencia que enseñaron los jugadores: esto de levantarse después de cada caída y fracaso, seguir y tener confianza en sí mismo, así se valora más la victoria.

Murcia profundizó y remarcó que “tuvimos muchas tristezas y amarguras durante este año, por eso fueron fuertes las ganas de festejar. También por haber remado 36 años sin ganar. Mucha gente recordó ese mundial del 86 en terapia”, agregó la psicoanalista que dejó una reflexión: “Las victorias hay que sostenerlas, es como las calificaciones: si alcanza un 9 y un 10 después viene la presión de sostener y mantener el título. Lo importante es el concepto de resiliencia que enseñaron los jugadores: esto de levantarse después de cada caída y fracaso, seguir y tener confianza en sí mismo así se valora más la victoria”. Todavía es temprano para analizar el impacto de la Copa del Mundo en la sociedad, pero lo que sí quedó en claro es que el pueblo argentino estaba deseoso de salir a las calles a festejar y pudo hacerlo. Por varios días, el “éxtasis” inundó las calles. Ahora a sostener la victoria.