“Mi caso es uno más de muchos, pero después de tantos años elijo compartirlo”, describe Candela**, una joven de 26 años que lucha por conseguir que la Justicia repare un poco el daño que sufrió (y sufre) tras haber sido abusada sexualmente* por quien fue su profesor de equitación a los 15 años, el jinete cuyo nombre de pila es Augusto**. Hace dos años lo denunció, tras poder contar el calvario que atravesó y que le dejó consecuencias psicológicas y físicas, y hoy quiere que su historia se conozca para ayudar a otras personas que vivieron o estén viviendo violencia sexual. Tras pericias psicológicas y testimonios de testigos clave que confirmaron el relato de Candela, la causa está frenada por un pedido de nulidad de Augusto, quien fue suspendido por la Federación Ecuestre Argentina (FEA) para todos los alcances de la práctica deportiva y profesional.
Candela ama los caballos desde los tres años. Desde chica comenzó a montar y a los ocho años ya demostraba su destreza en competencias de hipismo, tanto nacionales como internacionales. De hecho, con tan solo 14 años representó al país en Chile. Su mamá y su papá, viendo como Candela progresaba en la equitación, decidieron buscar un profesor, “un jinete de categoría” como recuerda ella que querían, y fue así que llegaron a Augusto, “un destacado jinete de primera categoría” como lo definen las revistas especializadas en la práctica de este deporte.
Fue así que Candela empezó a entrenar con Augusto dos veces por semana para luego ir a los concursos hípicos los fines de semana. Las prácticas las hacía después del colegio, en el Club Campo Chico, en la localidad bonaerense de Pilar. Tiempo después, Augusto le sugirió pasar a entrenar en el club Las Casuarinas del Pilar, donde aún da clases de equitación, ya que resultaban “más cómodas” esas instalaciones. “Salía del colegio e iba directo a este lugar para que me diera las clases. Ni pasaba por mi casa a cambiarme la ropa porque él me había asignado un espacio para que me pueda cambiar el uniforme del colegio, por la ropa de entrenamiento”, recuerda al referirse al trato que tenía Augusto con ella. “Empezó a pasar que me encerraba en el baño queriendo forzar mi voluntad reiteradas veces”, recrea sobre esos momentos previos a los entrenamientos y asegura: “Si le decía que ‘no’, no me daba las clases o me ignoraba”.
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Aprovechando la edad de Candela y su condición de profesor, en lo que es una dispar relación de poder, durante aproximadamente un año y medio en forma reiterada abusaba de ella. “Tenía tanta admiración por él porque me enseñaba mi pasión y no me animaba a decirles a mis papás nada de lo que me estaba pasando y todo se fue intensificando más hasta que a fines de 2010 me propone ir a una fiesta de cierre de año, que en realidad no existía, y me termina llevando engañada a un hotel al que también fue su socio y otra chica. Entramos a la habitación, él abusó de mí y salí de ahí llorando”. El testimonio de la chica que mencionó Candela es clave en la causa ya que fue testigo del hecho y junto al check in que hicieron en ese hotel son pruebas contundentes de lo que ocurrió ese día.
Durante muchos años eligió callar. Padeció depresión, bulimia, anorexia, se alejó de sus amigas y amigos y hasta dejó de cabalgar. Sus padres no entendían qué le ocurría ni ella sentía la seguridad para contarlo. “Mis papás no sabían lo que me pasaba, estaba muy encerrada en mi casa y muy flaca, había abandonado la equitación. Empiezo a ir al psicólogo y aproximadamente a los tres años le cuento a mi psicóloga lo que pasó y después me animo a contarles a mis papás”, detalla sobre ese proceso interno y externo que atravesó para superar no sólo los trastornos alimenticios sino la vergüenza que sentía al qué dirán. Luego, llegó el momento de la denuncia ante la Justicia.
“Me levanté y me puse fuerte, me animé a hacer la denuncia y me cambió la vida porque sentí que me había sacado un peso de encima”, describe el momento en que en diciembre de 2018 se acercó ante la UFI de Violencia de Género de Pilar, a cargo de Carolina Carballido, para denunciar a “esa bestia”, como ella lo define.
La FEA había tomado conocimiento de la denuncia contra Augusto, federado de la entidad. Por eso, Candela les envió una carta a las autoridades en la que repasó todo el calvario que vivió y en la que se preguntaba, en base a los “códigos éticos y morales” del estatuto de la Federación Ecuestre Argentina e Internacional, “¿por qué sabiendo de la denuncia no fue suspendido el imputado?”. Su reclamo no solo consiguió rápidamente el apoyo del presidente de la FEA, Gregorio Werthein, sino también del Comité Olímpico Argentino (COA), cuyo titular, Gerardo Werthein, le había reclamado a los dirigentes deportivos que se comprometan en el esclarecimiento de los presuntos casos de abuso. "Es un tema realmente severo y que ataca, vertical y horizontalmente, al deporte en el mundo. Les digo a mis colegas dirigentes que no guarden cosas debajo de la alfombra, que asuman la responsabilidad, porque el solo hecho de enterarse o escucharlo, amerita que uno se presente en la Justicia y pida ayuda", señaló en 2018 en una nota con Télam. Augusto se encuentra inhabilitado para dar.
Cómo está la causa
Augusto se encuentra imputado por abuso sexual. Fuentes judiciales no descartan que la carátula de la causa cambie a “abuso sexual agravado” por el aprovechamiento de él con respecto a la relación de poder profesor-alumna y los problemas de salud que aquejaron a la denunciante como consecuencia de los episodios de violencia sexual que sufrió. De ser condenado, la pena de prisión va de los 6 a los 15 años.
Lamentablemente, para la justicia la voz de la sobreviviente no siempre basta. Su causa avanzó muy rápido por la contundencia de las pruebas y las declaraciones de los testigos, en especial el de quien fuera compañera de Candela en la escuela de equitación con Augusto de profesor. Ella, cuya identidad este medio protege, ubicó en tiempo, modo y lugar lo sucedido aquel día en un hotel de Pilar. Además, otra prueba clave fue la reconstrucción que psicólogos y psiquiatras hicieron de la declaración de Candela, que corroboró cada una de las consecuencias sufridas por ella y que se enunciaron más arriba. Estos elementos son clave en causas como estas, luego de tantos años de transcurrido el delito.
Sin embargo, un planteo de nulidad que interpuso el acusado mantiene frenada la causa. Tras la apelación de la negativa de la fiscal al planteo del imputado, ahora es el juez de garantías Walter Saettone quien deberá resolver dicho planteo. Si también no da lugar al recurso interpuesto, la fiscalía estaría en condiciones de pedir la indagatoria de Augusto que, de acuerdo a la ley procesal bonaerense, implicará también su procesamiento.
Hoy Candela ya no se odia ni se culpa. Hoy no se calla más y busca compartir su historia para que le sirva a otras niñas, niños, adolescentes y/o mujeres que sufrieron o sufren abuso sexual. “Él me cagó la vida por muchos años y no quiero que esto le pase a otras chicas, por suerte tengo una familia y amigos que me ayudaron a salir adelante. La pase muy mal; siento que necesito dejar un granito de arena y ayudar, porque esto te arruina la vida en segundos y si me quedo sin hacer nada me siento mal. Quiero hacer algo positivo y ayudar desde mi lado a otras mujeres”, revela. Tras varios años sin poder montar, recién hace menos de un mes volvió a acercarse a los caballos “No podía acercarme y luego de que un amigo me dijera ‘los caballos no tienen la culpa’ me animé a ver montar a mi papá y de poco estoy volviendo porque logré superar los malos recuerdos y las recaídas que sufría cuando lo intentaba”, cuenta.
* Si sos víctima o conocés a alguien que sufra violencia de género llamá al 144, que brinda atención telefónica especializada. Gratuita, anónima, nacional y disponible las 24 horas del día, los 365 días del año.
** El Destape decidió no publicar los nombres de la denunciante y el denunciado debido a que es una causa judicial en curso y para evitar la revictimización de la víctima.