“A la DEA lo único que le interesa es acceder de manera privilegiada a la información que considera valiosa para el resguardo de Estados Unidos. No se trata de la guerra contra las drogas, sino de la lucha por el control. Con ese fin, el resto son instrumentos. Para eso irá construyendo una trama tan porosa como diversa”. (Extracto del libro)
El periodista Julián Maradeo acaba de publicar el libro “La DEA en la Argentina, una historia criminal”, que narra la historia de la Administración de Control de Drogas (DEA por sus siglas en inglés) radicada en Argentina en 1973 y con plena vigencia en la actualidad.
“La Argentina no sabe a quién le paga la DEA, ni cuántos informantes tiene”, explicó Maradeo a El Destape. El autor realizó un minucioso trabajo de investigación y escritura periodística a lo largo de dos años y medio para detallar con lujo de detalles el funcionamiento de la DEA en el país hace más de 50 años y las relaciones - carnales muchas de ellas - con jueces, fiscales, funcionarios de las fuerzas policiales y dirigentes políticos.
Ahora que terminaste y publicaste el libro, ¿Cuál es tu opinión de la DEA?
La DEA es una herramienta imprescindible para un país como la Argentina que tiene una inteligencia criminal muy atrasada. También es importante para poder hacerse de recursos. Pero también está la otra cara, y es que la DEA se mueve a su antojo violando la soberanía de nuestro país. En la búsqueda de acceder a información privilegiada la agencia no cumple con los acuerdos bilaterales y viola nuestra soberanía y varias leyes.
¿Qué repercusiones tuvo tu libro dentro de la DEA?
De la pata Argentina de la DEA cayó muy mal. Lo que más les molestó era que aparecieran sus nombres. En cambio a los norteamericanos les dio mucha curiosidad respecto de cómo se los mencionaba. También estaban enojados con el funcionamiento de la DEA en Argentina porque habían permitido que salieran a la luz varios nombres.
Los norteamericanos te cuidan, y no solamente te tienen en su paraguas cuando sos funcionario, sino que te cuidan a lo largo del tiempo", Maradeo.
A lo largo de todo el libro contas las relaciones directas entre la DEA con jueces y fiscales, ¿tuviste repercusiones en ese sentido?
Hablé con todos los jueces y fiscales que menciono. En general la respuesta que te dan es una explicación metafórica; dicen que la relación de un juez, o fiscal, o funcionario para con la DEA es una “cuestión de grado”. Y ¿Qué es una cuestión de grado? Que es algo tan discrecional que no hay nada que lo regule. Depende de cada contraparte argentina que recibe a la DEA.
En realidad en Argentina lo que hay que establecer es la medida de hasta dónde le va a permitir a la DEA moverse discrecionalmente en el país. Cuando empiezo con la investigación me encuentro que había muchas fuentes de la DEA que estaban interesadas en hablar,y hasta varios de ellos me pusieron en contacto con otras fuentes que para mí eran inaccesibles, como por ejemplo el primer informate célebre de Argentina que es Carlos Savignon Belgrano. Y todos te dicen lo mismo y es que los norteamericanos te cuidan, y no solamente te tienen en su paraguas cuando sos funcionario, sino que te cuidan a lo largo del tiempo.
La DEA tuvo más relación con los gobiernos del primer menemismo y el macrismo. Con el que menos tuvo fueron con los de Cristina Fernández", Maradeo
¿Crees que en Argentina hay que blanquear a los informantes? Es decir que haya un registro que le permita saber al país quién es informate y cuánto le pagan
Sí. Aunque no debería ser de acceso público porque correría riesgo la persona y su familia, pero sí para determinar y saber quién se dedica a realizar investigaciones. Argentina no sabe a quién le paga a la DEA, sólo pudo reconstruir que tiene entre 2 y 3 informantes por provincia. Y como la Argentina le otorgó inmunidad diplomática a los agente de la DEA, la única que puede investigar a un agente es la Corte Suprema de la Nación.
¿Qué gobierno fue el que más relación tuvo con la DEA y cuál tuvo menos?
Mirá, la DEA tuvo más relación con los gobiernos del primer menemismo y el macrismo. Con el que menos tuvo fueron con los de Cristina Fernández. En el primer mandato se enturbió la relación y en 2012 se rompió por completo. algo que no creo que haya estado bien.
En tu libro hablas de que en Argentina hay que dar una discusión sin hipocresías respecto de la DEA, ¿Cómo podría comenzar a darse ese debate?
Fundamentalmente lo que tiene que tiene pasar es que se tienen que transparentar los mecanismos a través de los cuales se establecen las relaciones discrecionales entre jueces y fiscales con la DEA. Son relaciones que están totalmente alejadas de la sociedad. Y después tiene que haber una discusión real sobre cómo perfeccionar la inteligencia criminal en Argentina, porque de esas flaquezas es de las que se sirve la DEA.