El invierno empezó en una Argentina donde todas las personas con factor de riesgo ante el Covid-19, por edad o por condiciones de salud, ya fueron inmunizadas con al menos una dosis o tuvieron la opción de hacerlo. Así, el gobierno nacional cumplió el objetivo que se había puesto, puertas adentro, hace dos meses, cuando comenzó a normalizarse la llegada al país de las vacunas. Lejos de detenerse en este hito, el plan es seguir acelerando el operativo. En los últimos treinta días se dieron más de siete millones y medio de aplicaciones; la meta es llegar a diez millones en los próximos treinta.
MÁS INFO
Para eso es crucial que sigan llegando. Esta semana marcará un nuevo récord en ese rubro, con más de cinco millones en sólo cinco días. Además, ya existen compromisos para mantener el ritmo de importación en julio. Para entonces, comenzarán a aplicarse también las Sputnik V fabricadas en el país. Las autoridades nacionales planean seguir ampliando la cobertura con primera dosis mientras se completa el esquema en la población de riesgo. Eso permitirá la reapertura de algunas actividades de manera paulatina para llegar a la primavera con menos restricciones. En el gobierno se ilusionan con una navidad sin barbijos.
“Es la campaña de vacunación más grande de la historia”, destacó el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, anticipando uno de los ejes de la inminente campaña electoral para el oficialismo. Uno de cada dos argentinos con más de veinte años ya recibió al menos su primera dosis, destacan en la Casa Rosada. La cobertura ya alcanza el 90 por ciento de las personas que tienen entre 60 y 80 años, los más expuestos a la pandemia; el nivel de aceptación de las vacunas en la población argentina está entre los más altos del mundo. Uno de cada cuatro de ellos ya tuvo la segunda aplicación y el resto la tendrá pronto.
La aceleración de la campaña de vacunación también puede observarse en las estrategias que están adoptando en todo el país para llegar a más gente de manera efectiva. En todos los distritos ya comenzó la inmunización de población sin factores de riesgo y es cada vez más común que ciertos grupos de edad puedan asistir de manera espontánea a recibir su inyección, sin necesidad de un turno previo. La mayoría de los gobernadores ya está planificando que, si no sucede ningún imprevisto que interrumpa la provisión de vacunas, podrán comenzar a volver a normalidad a partir de septiembre.
El optimismo está acompañado de cautela, porque la pandemia ya ha cambiado de curso varias veces en este año y medio, pero resulta casi obligatorio para encarar lo que queda del año. Sin una mejora en el escenario epidemiológico, las urgencias económicas y electorales pueden entrar en zona crítica de un momento a otro. No hay un Plan B. No puede haberlo. Por eso en paralelo a la llegada de más vacunas el gobierno prepara nuevos anuncios en materia de controles migratorios, con el objetivo de demorar la circulación comunitaria de variantes que puedan poner en peligro esa estrategia.