Los sindicatos más combativos de la CGT junto a las dos CTA y las organizaciones nucleadas en la UTEP movilizarán al Congreso este miércoles para acompañar la sesión que se tratará el veto del presidente Javier Milei a la ley de movilidad jubilatoria. La decisión produjo una división en la CGT con los sectores de los "gordos" e "independientes", que luego de un primer tramo de confrontación con el gobierno libertario ahora volvieron a los hábitos dialoguistas con los que se sienten más a gusto. "Caminamos juntos hasta que la CGT encontró a un amigo, que es Guillermo Francos", afirmó el secretario adjunto del SMATA, Mario "Paco" Manrique, en referencia al jefe de Gabinete con el que la conducción de la central "negocia cosas", dijo. Los dirigentes gremiales imaginaban para este miércoles una gran convocatoria que funcionaría como inicio de una nueva etapa de resistencia al modelo de ajuste.
"No hay más tiempo para mirar para otro lado", planteó Manrique, que además es diputado, en diálogo con El Destape Radio. Entre los sindicatos grandes que movilizarán están los enrolados en la Corriente Federal de Trabajadores y el Frente Sindical para el Modelo Nacional como los camioneros de Pablo Moyano, los bancarios de Sergio Palazzo y los metalúrgicos de Abel Furlán. Desde hacía tiempo venían planteando en las reuniones de la CGT la necesidad de salir a la calle en rechazo al modelo libertario que incluye baja de salarios, despidos y recesión. Sin embargo, como marcó Manrique, la mesa chica cegetista encontró un canal de comunicación con la Casa Rosada a través del jefe de Gabinete y del secretario de Trabajo, Julio Cordero, y desestimaron retomar los paros generales y las grandes movilizaciones.
Al anuncio de la movilización de la semana pasada, el estatal Andrés Rodríguez replicó que la medida no había sido tratada por el consejo directivo de la central obrera pero que se le daba "libertad de acción" a los sindicatos que quisieran reclamar. Manrique se enojó con el hecho de que Rodríguez hablara en nombre de la CGT siendo que no es uno de los tres co secretarios y comentó que, siendo secretario gremial de la central, le habían avisado sobre la hora que este martes tendrían una reunión con gobernadores. Fue una manera de poner de relieve la división que existe en la CGT y cómo están marginando de las decisiones a los sectores combativos. Andrés Rodríguez comentó que estaban a la espera de la reglamentación del capítulo laboral de la ley Bases, uno de los temas que están negociando con la Casa Rosada. Otro, histórico, tiene que ver con los fondos para las obras sociales.
Los organizadores de la movilización plantearon que la masividad del acto será "una demostración contundente de que los jubilados y jubiladas no están solos por lo que el movimiento sindical y social que representamos seguirá luchando hasta lograr que quienes toda su vida trabajaron y se ganaron el descanso puedan tener el ingreso que les permita una vida digna”. Lo hicieron en un comunicado que lleva las firmas de la Corriente Federal de Trabajadores, el Frente Sindical para el Modelo Nacional, la UTEP, la Mesa de Organismos de Derechos Humanos, la CTA de Hugo Yasky y la CTA Autónoma de "Cachorro" Godoy. Este miércoles será leído en un escenario frente al Congreso junto con los habituales mensajes de adhesiones a la movilización de partidos políticos, agrupaciones y personalidades.
Uno de los temores -fundados- tenía que ver con el operativo de seguridad anunciado por el Gobierno, con los antecedentes cercanos de lo sucedido durante el tratamiento de la ley Bases y, más recientemente, con la protesta de jubilados del miércoles pasado, ferozmente reprimida. "Suponemos que se están planificando actos de violencia", lanzó al voleo el vocero presidencial Manuel Adorni. "Por ese motivo se va a realizar un operativo de seguridad especial", agregó. Los gremios que participaban de la organización ya se resignaban a que sucediera algo parecido a las últimas movilizaciones, algo a lo que es muy inclinada la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Esas situaciones que se dan especialmente cuando la actividad dura algunas horas y la policía provoca a los manifestantes. "Empiezan a caminar por los costados buscando dónde pueden generar lío, llevarse detenidos y empezar a reprimir", comentaba un experimentado dirigente sindical.
En rigor, no había motivos para que la sesión en Diputados se extienda tanto como en otras oportunidades porque no hay que discutir el proyecto -ya se debatió y se aprobó- sino el veto de Milei a la ley. De todas maneras, haya de nuevo represión o no, los sectores combativos sindicales imaginaban la movilización como un nuevo punto de arranque para un plan de lucha contra el ajuste libertario, por más que la conducción de la CGT se haga la desentendida. En principio, imaginaban una pronta continuidad en caso de que en el Senado se apruebe el financimiento universitario y el Presidente -como anticipó- también lo vete.
La marcha por el presupuesto universitario a Plaza de Mayo de abril pasado fue uno de los actos más masivos de los últimos tiempos y creen que. con el agregado del veto a los jubilados, podría reeditarse con gran impacto. También están previstas, más cerca de fin de año, actividades contra el hambre, una manera de poner de relieve las consecuencias de una gestión que se desentendió de los problemas sociales.