El mapa de la UCR frente al DNU, ley ómnibus bis y pacto fiscal

Los gobernadores no quieren meter palos en la rueda pero tampoco quieren complicar su gestión. Los diputados conviven pese al choque de dos posicionamientos ideológicos. Disputa por la conducción real del partido.

17 de marzo, 2024 | 00.05

A la unidad de la UCR se llegó, a fines del año pasado, con cortocircuitos que se hacen evidentes cada vez que se tienen que tomar posiciones frente a temas ríspidos. Bajo el concepto de la libertad de acción y pensamiento, las diferencias internas suelen ser públicas y ruidosas pero, en este momento histórico, aseguran que sería exagerado pensar en una ruptura.

Martín Lousteau llegó a la presidencia del partido después de una unificación del bloque radical en Diputados. Dos espacios se fusionaron en uno solo después de dos años de división. Pero en esa misma negociación se puso en riesgo la incipiente unidad. Un sector importante, una decena de legisladores, decidió abrirse bajo la conducción de Facundo Manes y no de Rodrigo de Loredo, más proclive a negociar con las ideas macristas/mileistas.

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Los gobernadores: diferencias y posiciones

Con el paso de las horas, esa división quedó cancelada y se logró el acuerdo. Pero evidentemente no se zanjaron las diferencias. Éstas no alcanzan solo al parlamento sino que llegan hasta las máximas sillas de poder, las gobernaciones provinciales. Los halcones Malbec Gustavo Valdés (Corrientes), Alfredo Cornejo (Mendoza) y Leandro Zdero (Chacho) apoyaron a De Loredo mientras que Maximiliano Pullaro (Santa Fe), y Carlos Saadir (Jujuy) estuvieron más vinculados al sector de centro, donde se ubica Lousteau.

Pullaro, que no estampó su nombre en un comunicado de gobernadores y jefes de bloque radicales frente al DNU de Javier Milei, tiene una relación muy estrecha y de mucho respeto con Martín Lousteau. De ahí que no haya acompañado un texto que apuntaba directamente contra él. Pero también tiene la intención, como otros, de no tirarle piedras al gobierno nacional.

La gran pregunta es cómo impactará esta dinámica en la relación con el gobierno y en las negociaciones en curso. Entre ellas, se inscriben el DNU – al que todavía le queda la instancia del debate en Diputados -, la nueva ley ómnibus –pero reducida– y el pacto fiscal –donde la clave absoluta son los gobernadores-.

En líneas generales y según lo que se vio en el Senado con el debate del decreto, los gobernadores no quieren complicar a la Nación. No miraron con malos ojos la fracasada ley bases ni el DNU. Pero tampoco estuvieron abiertos a dejar que avancen políticas que los perjudiquen frente a la población de sus provincias. O sea, hay voluntad para negociar y ayudar a Milei sin complicar sus situaciones puntuales.

Por eso, en enero se plantaron firmes frente a los cambios en la ley de pesca, con protagonismo patagónico. También lo hicieron ante al aumento de las retenciones, puntualmente los del centro. Y, en todo el país, contra la intención de perjudicar a las economías regionales. El problema fue que el gobierno no escuchó ni negoció.

Por lo tanto, si Nación estuviera dispuesta a incorporar las sugerencias de los mandatarios, no tocar tributos a economías regionales ni sus actividades y fortalecer los ingresos mediante la coparticipación, el escenario podría ser más favorable. Eso se verá con el pacto fiscal. Si el gobierno no cede y no hay acuerdo con los fondos, todo pasaría al universo de la complicación.

Para intentar sortear ese inconveniente, el Gobierno dividió la discusión en dos: fondos por un lado y reformas políticas por el otro. Pero, en el fondo, todo será herramienta de negociación. Karina Banfi, vice del bloque radical en Diputados, dejó en claro que Milei tomó varias de las sugerencias que le plantearon durante el debate de la ley ómnibus, simplificando el proceso y abriendo el diálogo. “Van aprendiendo al andar, y vamos a ir acompañándolos todos en ese proceso, con las idas y venidas”, dijo. La voluntad está pero necesita de un interlocutor. Una vez más.

En el Congreso

El bloque tiene distintos sectores y no todos actuarán igual. Facundo Manes cuenta con Pablo Juliano, Marcela Coli, Jorge Rizzotti, Natalia Sarapura, Fernando Carbajal y Juan Carlos Polini. La Evolución de Lousteau tiene a Carla Carrizo, Danya Tavela, Melina Giorgi (de Pullaro), Mariela Coletta, Marcela Antola y Pablo Cervi. En el espacio, Roxana Reyes, Mario Barletta y Julio Cobos son líberos, y el resto Malbec halcón.

Los jefes provinciales intentarán incidir en todos. El tratamiento del Decreto de Necesidad y Urgencia grafica su intención de ayudar pero sin entregar lo suyo. Cada uno de los gobernadores de JxC, por un interés particular, se vio habilitado a pedir el acompañamiento de sus legisladores. En el caso de la UCR quedó claro, ya que Zdero, Saadir, Valdés y Cornejo firmaron un texto para apoyar la herramienta de gobierno.

No hubo provincia comandada por Juntos por el Cambio que tuviera votos de senadores de Juntos por el Cambio en contra del decreto. Y esa misma lógica seguirán en Diputados. Lo que no quita que sea difícil, para los legisladores, tomar una decisión. Según supo El Destape, uno de los senadores que votó en contra del DNU no lo dijo hasta último momento, hasta que una banca compañera se pronunció en ese mismo sentido.

Carla Carrizo, diputada nacional, y Emiliano Yacobitti, socio de Lousteau, ex diputado y de fuerte incidencia en la Cámara Baja, celebraron el discurso del presidente del partido y dejaron en claro que, esta vez, el rechazo al decreto será más explícito y con menos temores.

Pero la UCR tendrá que apelar una vez más a la libertad de acción. Un diputado que criticó varios puntos del decreto contó que, pese a ello, votará a favor. Al no poder “abrirlo”, salvará sus discrepancias con un proyecto de ley puntual para revertir parte de la letra del DNU. La creatividad parlamentaria.

El ex JXC

El PRO ya empezó a presentar proyectos pero, a diferencia del radical, no para cambiar un concepto del DNU sino para asegurarse mantener parte de su contenido ante cualquier posibilidad de rechazo. Así, desde el día que comenzó su tratamiento en el Senado, ya entregaron textos vinculados a la reforma laboral – como mayor período de prueba o esencialidad en distintos rubros -, la eliminación de la ley de alquileres y trabajan para llevar otro vinculado a las Sociedades Anónimas Deportivas.

La relación de la dirigencia con Milei se resume de manera sencilla. Los gobernadores radicales y de todo Juntos por el Cambio quieren ayudar, pero sin verse perjudicados. Para eso, necesitan negociar el financiamiento provincial sin golpear a la sociedad – por eso la coparticipación del impuesto al Cheque y no Ganancias incluidos en el debate por el paquete fiscal -.

En la ley ómnibus será clave la letra final para ver si se mete o no con los intereses de las provincias. Y el DNU sería acompañado mostrando una diferencia importante con la conducción partidaria. En este último caso, no pesarán las necesidades provinciales sino las dos posiciones ideológicas que conviven en el partido: una volcada más hacia la derecha y otra con intención de construir un espacio de centro.

En esa puja se inscribe la lucha por la verdadera conducción del partido. ¿La tiene el presidente del Comité o la tienen los gobernadores, que ganaron sus elecciones? ¿Quién es el que puede ordenarle algo a diputados y senadores y tener una respuesta favorable? En el Senado, pareció que los mandatarios provinciales pero Diputados es otra novela.