"Todas las encuestas, las nuestras y las de ellos, muestran que la suma de los candidatos de Juntos por el Cambio da por arriba de la suma de los Unión por la Patria. Vamos a creer que es así, pero podemos remontar en las generales porque la interna nuestra fue amigable y la de ellos fue feroz", resumía un funcionario del Gobierno las perspectivas frente a las PASO del domingo en Santa Fe, una de las provincias gestionadas por el peronismo en riesgo. La única figura nacional presente en los cierres de campaña fue Patricia Bullrich, que viajó a acompañar a la senadora Carolina Losada, quien protagonizó una campaña extrema contra su rival, el radical Maximiliano Pullaro, con los sondeos que los dan en empate técnico. Por el lado del oficialismo, el senador Marcelo Lewandowski aparece como favorito para imponerse en la primaria "amigable" de UP en la que se enfrentarán cuatro precandidatos, señal de las dificultades para sellar la unidad.
Bullrich pasó este jueves de cierre por Santa Fe para ponerle el moño a una de las internas con más violencia verbal de los últimos tiempos. La senadora Losada acusó a Pullaro de vínculos con el narcotráfico por su relación con el ex comisario Alejandro Druetta, condenado a diez años de prisión como partícipe necesario de tráfico de estupefacientes. Fue su manera de golpear en el fuerte de Pullaro, ex ministro de Seguridad provincial. Así como Losada recibió el respaldo de Bullrich y de Mauricio Macri, el radical Pullaro cuenta con el respaldo de Horacio Rodríguez Larreta y de Martín Lousteau, la grieta expuesta de Juntos por el Cambio. Pullaro prefirió no tener compañía en el cierre de este jueves y Rodríguez Larreta prometió ir el domingo a su búnker, imaginando un triunfo.
En promedio, las encuestas muestran a Pullaro por arriba de Losada, pero dentro de los márgenes de error. Hay una tercera candidata, la ex intendenta socialista de Rosario, Mónica Fein, el aporte progresista al frente antiperonista, al que denominan "el frente de frentes" por este ingreso desde la centroizquierda. Entre los tres sumarán más de 40 puntos. Tan turbio fue todo alrededor de la campaña electoral de los candidatos opositores que Elisa Carrió, antes de sufrir una descompensación en su visita a Santa Fe, aseguró que nunca en su larga trayectoria política había visto semejante despliegue de dinero como el de los candidatos Losada y Pullaro, que calificó como "pornográfico". Para no verse mezclada, Carrió apoya a un candidato de la Coalición Cívica, Eduardo Maradona, que va por fuera de la coalición y cuenta con pocas chances.
Al lado de la Juntos por el Cambio, la interna de Unión por la Patria fue un cuento de niños. Además del favorito Lewandowski, también participan el legislador provincial Leandro Bussato -del sector del jefe de gabinete y candidato a vicepresidente, Agsutín Rossi-, el diputado camporista Marcos Cleri y el diputado del Movimiento Evita, Eduardo Toniolli. Lewandowski, de perfil moderado, tiene el apoyo del gobernador Omar Perotti, quien se postula como legislador provincial. El gobernador santafesino tiene una posición sinuosa respecto al armado nacional: es el único mandatario peronista que no participa de las reuniones de la liga de gobernadores por sus diferencias con el kirchnerismo. Pero en los últimos días se mostró junto al ministro de Economía y candidato a presidente, Sergio Massa, para anunciar el nuevo plan tambero.
Que el oficialismo terminara dividiéndose en cuatro ofertas, que para peor lucen en desventaja, sirve para mostrar la desafinada situación interna. "Si todos quieren ser candidatos a gobernador y nadie ordena, pasan estas cosas", explicaban en la Casa Rosada. Las encuestas los ubican unos diez puntos detrás de la coalición opositora, pero en el Gobierno no daban por perdida la elección general del 10 de septiembre. Para empezar, porque ya habrán pasado las primarias nacionales de agosto y esperan que el clima social sea más favorable al oficialismo. La fórmula Massa-Rossi, con un candidato a presidente moderado y un santafesino de vice, se ve atractiva para el electorado de la provincia.
Pero, principalmente, entienden que pueden beneficiarse por el nivel de pelea de Juntos por el Cambio. Las denuncias cruzadas podrían derivar votos al peronismo. Si gana Pullaro, podría afectarlo las declaraciones de sus propios correligionarios que lo invoucraron con el narcotráfico. Y si gana Losada, imaginaban que su vínculo con Macri y Bullrich espantaría al electorado más progresista, principalmente al votante del socialismo en el "frente de frentes".
El Frente Progresista siempre tuvo un bastión en la intendencia de Rosario que el peronismo esta vez siente que está más cerca que nunca de ganar. En la última elección, el actual intendente Pablo Javkin -que aspira a su reelección- superó por poco más de un punto a Roberto Sukerman -cercano a Rossi-, que ahora va por la revancha con la inclusión del espacio Ciudad Futura, un vecinalismo de centroizquierda, que en aquella ocasión superó el 10%. En Gobierno prendían velas por tener alguna buena noticia que mostrar en las elecciones del domingo.