La boleta única de papel es un hecho en todo el territorio nacional. No obstante, este sistema electoral es regla en la provincia de Santa Fe desde su aprobación en febrero de 2011 luego de que el entonces diputado provincial por la Coalición Cívica y hoy intendente de Rosario, Pablo Javkin. Desde entonces, la provincia atravesó catorce elecciones: la última coronó al radical Maximiliano Pullaro como gobernador. No obstante, trece años después, varios dedos acusan y señalan los impactos del cambio de sistema en el escenario político, los cuales van desde un incremento importante en los costos de las campañas como también la equiparación de aquellos partidos más pequeños respecto de los de mayor gravitación.
El sistema, que carga el peso específico de la categoría a elegir en los candidatos, fue criticado durante la última década tanto por especialistas como por dirigentes por sus consecuencias antipolíticas y de mayores costos en las campañas electorales, a la vez que la otra mitad de la biblioteca apunta a que la transformación trajo consigo ciertos beneficios como la agilidad en la computación de los votos y una supuesta transparencia electoral, la cual es discutida.
Una reforma de facto
El exdiputado provincial y líder de la bancada peronista Leandro Busatto evaluó que en los últimos trece años "hay más oscuros que claros" en el balance general: si bien el escrutinio se volvió más ágil y destacó la transparencia de los votos y el fin del robo de las boletas, a la hora de los comicios "la campaña política se torna mucho más onerosa porque hay que multiplicar las campañas en función de hacer más conocido a todos los candidatos que encabezan las listas", debido a que cada categoría va por separado y termina “quintuplicando los gastos de la campaña”. Para Busatto esto disuelve el rol de los partidos políticos "en términos de los proyectos colectivos, y agudiza la idea de la representación liberal y pone a los candidatos por sobre los partidos y los proyectos".
En esta misma línea, el politólogo y especialista en comunicación política, Lucio Guberman, apuntó a El Destape que el "el efecto más impactante de la boleta única fue el descalce de las categorías, especialmente la de gobernador con la de diputados, generando hasta una contradicción con la cláusula de gobernabilidad de la Constitución provincial", la cual prevé 28 diputados sobre las 50 bancas que la carta magna determina para el gobernador electo. Esto estaba previsto cuando la figura del candidato a gobernador traccionaba una lista de diputados, lo cual cambió seriamente las lógicas de relación entre los poderes ejecutivo y legislativo en Santa Fe en lo que Busatto caracterizó como “una reforma constitucional de facto”.
La reforma electoral cortó la estrategia de arrastre de los partidos, lo cual generó "casos de Cámaras de Diputados adversas al gobernador electo en la misma elección", como fue el caso del gobernador socialista Hermes Binner y el anterior titular de la Casa Gris, Omar Perotti.
Este tipo de situaciones legislativas llevaron a que la tan solicitada emergencia en seguridad para la provincia tardara tres años en ser aprobada por la legislatura, en un contexto de crecimiento de la violencia urbana y lesiva en la provincia en general, y en la ciudad de Rosario en particular.
El diputado nacional por Unión por la Patria Eduardo Toniolli acusó al sistema de distorsionar la voluntad de los votantes: “En las elecciones para las categorías de gobernador y presidente, entre 2003 y 2007 hubo cierta correlación entre los votos nulos a las dos categorías. Pero a partir de 2011”, que es cuando se aprueba en Santa Fe el cambio de sistema electoral, la cantidad de votos nulos en la categoría a gobernador se cuadriplicaron, pasando del 0,9% al 4,2% mientras que el de presidente se mantuvo entre 0,77% y 1,34% en los siguientes años. “Esa diferencia se sostiene en las elecciones de 2015, 2019 y 2023”, destacó el militante del Movimiento Evita a El Destape y afirmó que “hay una distorsión entre la voluntad del elector y su efectivización a través del voto, mediada por un sistema que es más complejo o, lo que es lo mismo, es menos claro, que el voto partidario”.
Las ausencias
El formato de la boleta única está previsto para que los nombres y las fotos de los cabecillas de lista y los dos siguientes candidatos puedan verse con claridad, mientras que las escuderías por las cuales los pretendientes se presentan son coloreados del mismo tono para unificarlos. Pero hay un detalle: las listas oficiales se conforman por 18 candidatos para las categorías legislativas. Mientras que a diferencia de la boleta sábana -que muestra los nombres de todos los candidatos-, la boleta única muestra sólo los primeros tres.
Según el especialista, los otros efectos más discutibles de este sistema "tienen que ver con el tipo de representación que surge de la boleta única, en la que claramente se privilegia figuras conocidas y con menos aparato (electoral y territorial) en detrimento de los aparatos más instalados, lo cual "va en desmedro de las carreras políticas". Guberman ejemplifica con el caso de la actual conformación del Concejo Municipal de Rosario, donde la mayoría de los candidatos tanto a concejal como intendente provenían del inmediato ejercicio del periodismo, sin parada previa en la militancia territorial (explícita, al menos).
Esto se da porque "son figuras conocidas pero que no vienen haciendo un cursus honorum de la política y en muchos casos no han militado, no tienen una trayectoria previa y a esas personas que le han dedicado su vida a la política, que estarían en condiciones de asumir esa representación, se las deja de lado" lisa y llanamente porque no tienen la misma penetración o popularidad de su imagen personal como un periodista de los medios masivos regionales, que en el caso de Rosario están escandalosamente oligopolizados en menos de tres grandes empresas de comunicación.
Mitos y techos rotos
Los detractores de la boleta única de papel advierten que dentro de sus detrimentos, el sistema rompe el sistema de partidos, lo cual el abogado constitucionalista Mariano Bär tira por tierra, ya que “no se puede matar aquello que ya estaba muerto”.
La fragmentación de los sistemas de partidos es un hecho, ya sea por la dilución de las identidades tras la conformación de frentes electorales (por caso, la coalición gobernante Unidos para Cambiar Santa Fe fue el resultado de la unión de las fuerzas antiperonistas que le dieron su representación, en un marco de creciente estrés en la población debido a la crisis en seguridad, al hombre que se identificaba con el asunto desde su anterior ocupación en el gobierno de Miguel Lifschitz) o la definición de tribus específicas y distanciadas entre sí dentro del campamento justicialista tras el gobierno de Perotti.
"Los problemas legales surgen, en términos operativos, el día de las elecciones, que tiene que ver con la nulidad de los votos y con la impugnación", advirtió Bär, lo cual tiene que ver con el desconocimiento del sistema. En este mismo punto, el exintegrante del Tribunal Electoral en 2011, Jorge Zárate, acompaña la postura al decir que "la desintegración partidaria ya lleva años. Echarle la culpa a un instrumento de votación no es ni lógico ni bueno porque los partidos políticos y los propios políticos están deslizándose de responsabilidades", y apuntó este medio que "la boleta única es un régimen electoral que favorece a los partidos más chicos", ya que no necesita logística para la distribución de boletas. De esta forma, en una localidad más chica del interior de la provincia aligera problemas como el de la falta de votos.
"La boleta única favoreció, por sobre todas las cosas, a los partidos chicos, que jamás podíamos tener presencia en todos los cuartos oscuros. Democratizó que (dichas fuerzas políticas de menor gravitación) estuvieran en todas las mesas de votación y eso fue realmente muy importante para no desaparecer", reflexionó el diputado provincial Carlos Del Frade, que en un principio votó en contra de la reforma electoral.
El cambio de sistema también permitió que la inversión dedicada a la impresión de las boletas fuera de las fuerzas políticas para pasar a ser del Estado, el cual lanzó a licitación dichos encargos por categoría: para el ciclo 2023, el entonces gobierno de Perotti determinó ganador al Grupo Clarín para la impresión de la categoría de gobernador y senadores departamentales (por el módico precio de 685.669.820 millones de pesos para ambos casos), a Boldt Impresiones para las boletas de diputados (cerrando la licitanción en 1.016.038.006 millones de pesos) e intendentes (por el precio de 702.820.972,80 millones) y a la imprenta Su Papel le otorgó las tarjetas para las categorías de concejales y presidentes comunales (747.662.688 millones y 159.502.464 millones, respectivamente).