Al final no era una operación de las organizaciones sociales, ni comida guardada a la espera de una catástrofe. Se trataba efectivamente de más de 5 millones de kilos de alimentos que habían dejado en los depósitos y que si no hubiera sido por la investigación de El Destape se hubieran vencido sin llegar nunca a sus destinatarios. Apurada por la Justicia, a la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, no le quedó más remedio que anunciar que repartirá de urgencia la comida con el Ejército y despidió al secretario de Niñez, Adolescencia y Familia, Pablo de la Torre, chivo espiatorio del error. Es una metodología habitual en Pettovello, al frente de un megaministerio que se destaca por su pasmosa falta de gestión. Por eso mismo, en un Gobierno récord que acumula un promedio de dos funcionarios despedidos por semana, Capital Humano se ubica, por lejos, al tope de la tabla.
El caso develó una mala praxis múltiple del Gobierno. No sólo por dejar la comida abandonada en depósitos sino también por las reacciones posteriores a la revelación de este medio. El vocero presidencial Manuel Adorni dijo que no lo repartían porque la mitad de los comedores eran truchos y luego porque los alimentos estaban reservados para catástrofes y emergencias. Además, puntualizó que no estaban por vencer. Por si fuera poco, después apelaron el fallo del juez Sebastián Casanello que le ordenaba informar un plan para el reparto de estos alimentos porque, también según el inefable Adorni, "la justicia no se puede entrometer en una política pública". Si algo no se percibe en este caso es alguna política pública, como no sea la de quitarle toda asistencia a los sectores más vulnerables.
A días de cumplir su medio año, el gobierno que encabeza Javier Milei ya despidió a 47 funcionarios, uno cada tres días y medio o dos por semana, como se prefiera. Al principio de la gestión, las salidas estuvieron centradas en las áreas de Economía: Infraestructura, Anses, Aysa, Minería, Energía y Puertos fueron algunas de las oficinas descabezadas. Pero los nombres acumulados en Capital Humano -que reúne las áreas de Trabajo, Educación, Desarrollo Social y Cultura- no tienen parangón: Marcelo Basilotta, Ricardo Spartaro, Agustín Sánchez Sorondo, Maximiliano Keczeli, Horacio Pitrau, Omar Yasín, Mariana Hortal Sueldo, Liliana Acosta de Archimbal, Luis Palomino, Juan Ignacio López Montoiro, Gerardo Hita y Pablo Rodigué fueron algunos de los despedidos rutilantes, lista a la que ayer se sumó De la Torre.
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De nuevo, alguien tenía que pagar por la ministra que no hace pie en ese mega ministerio y la ficha cayó en De la Torre, quien ya venía con algunos roces previos, dado que tenía a su cargo el reparto de alimentos y el vínculo con las organizaciones sociales. "Se ha llevado a cabo una auditoría y ha decidido limitar las competencias de los funcionarios y empleados responsables que, por mal desempeño de sus tareas, no han realizado un control permanente del stock y de vencimiento de mercadería", le endilgó el lapidario comunicado del ministerio. Además, también se ligó una denuncia en la Oficina Anticorrupción por este hecho y por la contratación irregular de personal a través de la Organización de Estados Iberomaericanos (OEI), otra de las revelaciones de los últimos días. Pese a todo, De la Torre -hermano del ex intendentde de San Miguel y funcionario de María Eugenia Vidal, Joaquín de la Torre- se despidió diciendo que había sido "un honor" formar parte de la gestión.
Habrá que ver hasta dónde avanzan las investigaciones y cómo hará Pettovello para explicar que no está al tanto de casi nada de lo que ocurre en su ministerio. Su gestión, al momento, consistió principalmente en hacer denuncias sin fundamentos reales contra las organizaciones sociales, cortar todo tipo de asistencia y congelar partidas. Pese a eso, no forma parte de los rumores de otros posibles cambios en el gabinete. De hecho, la única foto con un funcionario que tiene Miei en su despacho es de ella, con quien mantiene un vínculo personal muy estrecho. Se dice que cumple una función parecida a la de terapeuta del Presidente, a quien tiene la capacidad de tranquilizar en los momentos en que se encuentra más alterado.
Pettovello no da entrevistas, ni ofrece explicaciones sobre los desbarajustes de su gestión. Los responsables siempre son los otros funcionarios que, se supone, ella nombra y asigna responsabilidades en las áreas más sensibles como el empleo, la educación y la ayuda social. Todos ítems que se volverán cada vez más vitales en la medida que el plan de ajuste libertario vaya dejando un surco. Se necesita allí a una especialista y a una persona con una mirada humana que reaccione ante el drama social.