El presidente Alberto Fernández decidió tomarse hasta el domingo para resolver el reemplazo del ministro de Economía, Martín Guzmán, cuyo llamado para comunicarle la renuncia lo agarró por sorpresa en un almuerzo familiar. La primera reacción del Ejecutivo fue afirmar la idea de la continuidad del programa económico, incluso ratificando a funcionarios claves como el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, y el representante ante el FMI, Sergio Chodos. Giraba una tómbola de nombres de posibles reemplazos que barajaban cerca de Fernández, pero también algunos funcionarios y allegados intervenían para que resolución se tomara en consenso con la vicepresidenta Cristina Kirchner y evitar así que se prolongue la crisis interna del Frente de Todos. Hasta anoche, el Presidente no compartía esa mirada.
En Gobierno se esforzaban por tratar de mostrar control de la situación. Negaban reuniones de urgencia en Olivos y cambios bruscos en la línea económica que el Presidente defiende a rajatabla. Esto más allá del índice de inflación que se difundirá en los próximos días, que volverá a ser elevado. Pese a que era la intención original de Fernández, un funcionario cercano imaginaba difícil que este domingo sólo se modificara la cúpula económica. Quien asuma en lugar de Guzmán seguramente buscará tener el control sobre algunos resortes clave para no sufrir el mismo desgaste. En Economía adjudicaban la decisión del ahora ex ministro en sus diferencias con algunas medidas del Banco Central y al choque constante con los funcionarios de Energía que responden al kirchnerismo.
El miércoles pasado, Guzmán no participó de la reunión de gabinete. Ya para entonces había mantenido un diálogo con el Presidente planteándole la necesidad de hacer modificaciones en esas áreas, algo que Fernández habría aceptado pero no para lo inmediato. De hecho, el viernes Fernández viajó a La Rioja y se mostró junto al secretario de Energía, Darío Martínez, lo que habría terminado de convencer a Guzmán de su salida. No es el primer integrante del gabinete que se siente desilusionado con el Presidente porque le promete una decisión que luego no toma. "Considero que será primordial que trabaje en un acuerdo político dentro de la coliación gobernante para que quien me reemplace cuente con el manejo centralizado de los instrumentos de la política macroeconómica", expresó Guzmán en el párrafo clave de su extensa renuncia.
Por eso, la primera intención que expresaba el Presidente, de cambiar únicamente a la cúpula de Economía y mantener al resto del gabinete económico, se veía difícil, según la visión que expresaban algunos integrantes del elenco oficial. Cualquiera que se sentara en el lugar de Guzmán sufriría las mismas dificultades, incluso con menos margen de maniobra dada la aceleración de los tiempos electorales y las críticas periódicas que surgen dentro de la propia coalición oficial. Guzmán, por otro lado, tenía la confianza del FMI y la del "círculo rojo" del establishment local, condiciones que deberían tenerse en cuenta al momento de nombrar su sucesor. Esta semana venía de sofocar lo que el Presidente definió como un intento de "golpe de mercado", en la misma entrevista que hizo una gran defensa de su labor. No alcanzó.
En la danza de nombres de reemplazos aparecían los de Emanuel Alvarez Agis, Augusto Costa, Marco Lavagna y Silvina Batakis, incluso en combinaciones para Economía y el Central. Respecto a Sergio Massa, circulaba su nombre como candidato a través de algunos legisladores que lo proponían como solución, pero él se encargaba de difundir en público que no estaba interesado y que a la noche tenía agendado el cumpleaños de su hermana. Desde hace tiempo, el presidente de la Cámara de Diputados trabaja para asumir a cargo de un área macro que englobe todo el manejo económico y productivo que le sirva de plataforma para 2023, pero Fernández nunca quiso saber nada con la propuesta. Con todo, un dato a tener en cuenta es que Massa lo acompañó en sus dos últimos viajes internacionales, con lo que quedó posicionado como un aliado interno clave en el contexto de progresiva pérdida de apoyos que viene sufriendo el Ejecutivo.
Fernández sólo estuvo en contacto con sus funcionarios más cercanos: el canciller Santiago Cafiero, el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello, el asesor Juan Manuel Olmos y la portavoz Gabriela Cerruti. Queda por delante un domingo de definiciones y muchos buscarán influir en la decisión. "Sería bueno que el Presidente y la vicepresidenta se reunieran para decidir quién lo reemplaza", sostuvo el diputado Eduardo Valdés, uno de los poquísimos que participó de los dos actos homenaje por Perón, dada la amistad que tiene con ambos. Era de los que veían mal que Fernández tomara esta decisión clave para el futuro de su gestión en soledad, sin tener en cuenta la opinión de Cristina y así prolongar la tensión interna. Quienes tuvieron oportunidad de conversar con el Presidente anoche aseguraban que su ánimo no era el de consensuar precisamente.