Mauricio Macri volvió de Europa el sábado y ya encabezó una reunión de mesa chica para ponerle el cuerpo al delicado momento que vive la relación entre el PRO y La Libertad Avanza. La semana que viene, el macrismo tendrá un relanzamiento, la presentación en sociedad de la nueva actitud que tendrán los amarillos frente a Javier Milei: apoyo con algunas objeciones. Como se empezó a evidenciar después de la sanción de la Ley Bases, pero encarnada en la figura del ex presidente.
El jefe del PRO tuvo una reunión con su mesa chica. El mitin virtual duró 40 minutos y sirvió no solo para analizar la posición actual de partido sino su relanzamiento a nivel nacional. El jueves que viene apareció como la fecha probable para hacerlo y el escenario será en la Ciudad de Buenos Aires, durante la tarde. La locación no es inocente, es el distrito que los amarillos no quieren perder y corre peligro por la construcción libertaria. Pero, además, el espacio donde pueden mostrar resultados de gestión.
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La gestión es clave, sobre todo porque es lo que se le empezó a demandar a Javier Milei después de darle las herramientas parlamentarias. El macrismo, casi como para contrastar, buscará destacar en esta nueva etapa que cuenta con liderazgo, equipo, método y experiencia en la materia. Algo así como la búsqueda de un diferencial positivo en su favor, un plus que puedan darle al proyecto con el que comparten la visión.
En su relanzamiento, el PRO buscará mostrarse como una ayuda en algunos debates, puntualmente en aquellos que comparta. Ese acto tendrá la presencia de unas mil personas con todos los referentes amarillos invitados. Serán de la partida los tres gobernadores del PRO, diputados y senadores nacionales y provinciales e intendentes. Ante ellos, Macri dará su discurso. El ex presidente siempre quiso reaparecer públicamente después de la ley Bases y cumplió.
“PRO acompaña la visión económica. Fin”, sostuvo una fuente que conoce de cerca a Macri. Ese rumbo compartido es bastante amplio e incluye, por ejemplo, el tratamiento de la boleta única de papel o una reforma laboral, parte de las “urgencias” de este delicado momento.
Las diferencias marcadas en el último tiempo “pueden parecer una boludez, pero no lo son”, lanzó un dirigente amarillo: Cristian Ritondo, uno de los cables a tierra de Macri, se distanció de Patricia Bullrich y el Gobierno al plantear una baja de la edad de imputabilidad a 14 años, no a 12 como quiere la Casa Rosada. Tampoco está de acuerdo con eliminar las PASO, sino que impulsa su no obligatoriedad.
Ritondo avanza en la consolidación de vínculos con desencantados de La Libertad Avanza. Los tres del MID, encabezados por Oscar Zago, se fueron del oficialismo en medio de un escándalo. Por ahora, el nuevo interbloque sería PRO-MID. Se negó que se hayan buscado otros enojados con el gobierno, dentro de las filas libertarias, pero no es una posibilidad que se pueda descartar a futuro.
Macri no habla con Milei hace un mes y medio, y cada vez está más enojado con los manejos del Gobierno. Karina y Santiago Caputo, los otros dos tercios del poder mileista, no quieren el desembarco del ex presidente y hubo algunos destratos. Al frío del pacto de mayo se le sumó el corrimiento desprolijo de Julio Garro, que no se olvida.
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Mauricio piensa una estrategia y cuenta otra que puede ser la misma o una diferente, sus interlocutores no lo saben. El ex presidente, de momento, mostró este juego de pinzas: acompañar y tensionar en forma controlada, pero no se sabe cuál es el destino que tiene pensado para el PRO. En su entorno aseguran que busca la refundación y la recuperación de una identidad.
Hay dudas sobre si el camino elegido por Macri es el mejor frente a un gobierno con estos modales. El jefe del PRO se embarcó en un proceso para generar las condiciones que lo inviten a encallar nuevamente en el poder o en la conducción de una nueva alianza de derecha. Ese contexto necesita, en el fondo, de una reducción del domino del gobierno y, por ende, que muchas cosas no funcionen de manera correcta.
Los pesimistas miran ese escenario con preocupación. Para el PRO no hay corto ni mediano plazo, dado el crecimiento libertario, y podría no haber largo plazo tampoco en caso de dejar de existir como partido con representación. Esto lo dijo públicamente Patricia Bullrich. Hay quienes piensan que no debería haberlo planteado abiertamente, pero miran las encuestas y comparten la lectura de la ministra y su círculo.
Según un estudio de Casa Tres, los votantes del Bullrich son los menos gradualistas. El 55% de este universo considera que los cambios deberían ser “rápidos y de golpe”, mientras que sólo un 36% sostiene que deberían ser paulatinos. El número se reduce, en ambas categorías, al 48% entre los sufragantes de Milei.
Por eso, se entiende que el núcleo duro de Milei, el que apoya sus políticas y su figura pese al mal momento, es el votante de Bullrich el año pasado. En cambio, sí empezó a caer el acompañamiento dentro del universo de quienes eligieron al presidente en las elecciones 2023. Principalmente en el círculo de electores de clase media o baja, enojados con el sistema, perjudicados por las iniciativas de la gestión actual.
Ahora, el votante amarillo, entonces, elige a La Libertad Avanza. Sin embargo, dentro de la cabeza de Macri, se sostuvo, está contemplado que, en cualquier escenario, el PRO va a terminar con el oficialismo. Lo que se desconoce son las condiciones.
La guerra entre libertarios y macristas tomó calor en el último tiempo. El ecosistema digital de LLA comparó el déficit fiscal, por gobierno, registrado desde 2016 bajo la gestión de Macri, seguido por el del Frente de Todos y, ahora, La Libertad Avanza. En todos hubo saldo negativo salvo en la gestión de Milei con un superávit ficticio producto de ajustes feroces y el no pago de compromisos. “Faltaba decisión política y huevos”, lanzó el usuario La Pistarini en X. En la misma línea, @elpitttt remarcó que “no es joda que van a tener que darle el premio Nóbel de economía”.