Pobreza: cómo revertir una realidad inaceptable

Con pandemia, la pobreza llegó al 42% en 2020 y afecta a 19 millones de argentinos. El ministro Daniel Arroyo, los dirigentes sociales Emilio Pérsico y Juan Grabois, y el monseñor Carlos Tissera, analizaron la situación y trazaron algunas líneas para pensar una salida de la crisis social.

04 de abril, 2021 | 00.05

Los datos de pobreza reflejan el costado más duro de la crisis social de profundizó la pandemia. Tan esperable como impactante. El 42% de la población argentina es pobre. Son 19 millones de personas que no alcanzaron a cubrir sus necesidades básicas durante el segundo semestre de 2020. El 31,6% de los hogares. Más de la mitad de los niños y niñas de 0 a 14 años son pobres, el 57,7%, casi seis de cada diez.
 

El 10,5% de las personas y el 7,8% de los hogares sobreviven por debajo de la línea de indigencia. La cantidad de indigentes se mantuvo respecto al cierre del primer semestre, pero se incrementó 2,5 puntos porcentuales de forma interanual. Son datos del último índice de pobreza elaborado por el INDEC, y difundidos esta semana.
 

En diálogo con El Destape, el ministro Daniel Arroyo, los dirigentes sociales Emilio Pérsico y Juan Grabois, y el monseñor Carlos Tissera, presidente de Cáritas, analizaron la situación y trazaron algunas líneas posibles para pensar una salida de la crisis social.


El ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, dijo que la situación de la pobreza en Argentina es "crítica", pero advirtió que "hay una gran red social que la está sosteniendo". Señala que la Tarjeta Alimentar es el instrumento más importante que despliega el ministerio, mientras hay diez millones de personas que se alimentan en comedores. 


“La situación es crítica, no es el 47% de pobreza que llegamos a tener en el segundo trimestre del año pasado, pero la situación es verdaderamente crítica”, afirmó. Destaca que en “un contexto muy difícil y crítico, ha habido varias políticas sociales contuvieron”. En ese sentido, señala que “los datos plantean que la indigencia, si no hubiera estado ese conjunto de programas sociales, hubiera pasado del 10,5 al 27,9 por ciento”.
 

Arroyo observa que hay más movimiento, más changas en los barrios, pero considera que “el problema más grave es el precio de los alimentos”. Sobre el índice de pobreza en niños y niñas, el ministro marca que la meta de su gestión es la creación de 800 jardines maternales este año para “achicar la desigualdad en los más chicos y generar un primer marco de acompañamiento”.
 

“Encaramos un programa para jóvenes entre 18 y 29 años para financiar actividades productivas y para que tengan una beca para desarrollar sus proyectos”, dice el ministro.


Arroyo explica que aunque la economía se recupere y el precio internacional de la soja vuele, hay un 30 por ciento de pobreza estructural en la Argentina. “Hay varias generaciones de pobreza, y la nueva pobreza de la pandemia de gente que aún con trabajo es pobre”, explica.

Para pensar los próximos años, más allá de la urgencia, Arroyo dice que para ampliar la torta productiva, generar valor agregado, el camino es fortalecer las economías regionales, y encarar un proceso de transformación estructural del proceso productivo de la Argentina.


El secretario de Economía Social y referente del Movimiento Evita, Emilio Pérsico, indica que “estamos en una situación muy, muy difícil porque a la pandemia macrista le agregamos este año de covid”, y que los números reflejan que en el segundo semestre “la cosa siguió empeorando”. Sin embargo, considera que “la situación está mejorando, aparecen más changas, empezó a crecer la economía”.


“La economía de los barrios populares es la que primero sufre, pero también tiene mucha capacidad de rebote”, dice Pérsico. “Los argentinos venimos de crisis en crisis y lamentablemente nos fuimos acostumbrando a esta situación”, advierte el dirigente social y funcionario.


Pérsico remarca que “de cada diez pibes, seis nacen pobres. Y tres de esos seis nacen en una pobreza cultural. Sus padres vivieron pobres y sus abuelos vivieron pobres. Uno tiene que ir mucho tiempo atrás en la memoria para ver un país donde la pobreza no llegaba a 10 puntos”.

 

Ante la llegada de la segunda ola de contagios, Pérsico dijo que van a reforzar los esfuerzos de cuidado en los barrios para no volver a la situación del segundo semestre del año pasado. “El estado también tiene que invertir en la economía popular. La salida es el trabajo. Es imposible contener esta situación solo con la renta estatal. La Argentina también tiene que crecer desde abajo”, indica Pérsico.


Juan Grabois considera que los números “son escandalosos y humillantes” y señala dos urgencias. La primera, el precio de los alimentos, donde “va la plata de los pobres”. Dice que “comer ya es un privilegio”, mientras advierte que falta decisión y firmeza del gobierno para controlar a los formadores de precios. 


Además, considera que se debería cerrar la exportación de los alimentos que necesita la Argentina, en especial la carne. “La dolarización de los alimentos es gravísima”, advierte.


En segundo lugar, medidas que generen un “schock de empleo y una expansión del consumo interno”. En ese punto, propone un esquema de trabajo mínimo garantizado, de doce horas semanales para quienes son excluidos del mercado formal, y con una remuneración equivalente al 50 por ciento del salario mínimo.


“Todo eso se puede hacer, requiere una inversión que implica expandir el gasto, recaudar mejor cobrándole a los que más tienen, y enfrentando al FMI como el socio de Macri en una enorme y burda estafa”, dice Grabois.


“Hay que patear el tablero con el Fondo. Estamos pagando los intereses del Fondo y se están afectando los intereses del pueblo. Es una batalla primordial que en gran medida va a determinar el futuro del país y del frente político al que pertenecemos”, advierte el referente del MTE.


El monseñor Carlos Tissera, obispo de Quilmes y presidente de Cáritas, señala que “las cifras nos mantienen cerca de la realidad, pero la realidad son las personas de carne y hueso”. Advierte sobre la necesidad de “acompañar y fortalecer a la gente joven que son los que van a llevar sobre sus espaldas un mundo difícil”.
 

“Ahora vemos la incertidumbre. La pandemia nos descoloca a todos en muchas cosas”, dice Tissera. “A nivel país, la deuda hace que se restrinjan muchas cosas y lo sufren siempre los más frágiles de toda la cadena”, agrega. El obispo también señala con preocupación que escuchan “voces desalentadoras” que “se la agarran con los pobres como si fueran el problema”. 


“Muchas veces nos tildan a nosotros con esa famosa teoría del pobrismo, desalienta, es muy triste. Encima de la cruz que lleva un hogar pobre, lo miran como si fueran los culpables”, dice Tissera.


Apunta también que “entristece mucho” ver a los empresarios que no quieren pagar el Aporte Solidario aprobado por el Congreso Nacional. “Son actitudes sumamente mezquinas. En el mundo existe gravar las grandes riquezas, y acá parece que fuera quitarles algo”, concluye el presidente de Cáritas.