El Sindicato de Médicos AMRA respaldó la idea de reformular el servicio de salud para ir hacia un sistema integrado entre los “tres subsistemas: público, obras sociales y privado o prepagas”, como propone la vicepresidenta Cristina Kirchner por el “impacto positivo” que tendría en el trabajo de los profesionales de la salud. Advierten que la situación en el sector privado es muy grave, y que el “modelo de salud fragmentado” los lleva a la precarización y el multiempleo.
Desde el sindicato, que integra la Confederación General de Trabajo (CGT) desde el 2012 y con afiliados en todos los subsectores de salud, explicaron a El Destape que los bajos sueldos obligan a que un profesional trabaje en dos o hasta tres lugares, sin convenios colectivos de trabajo. La mayoría son monotributistas o trabajan en la informalidad, y están “obligados a poner turnos cada diez minutos y con un valor de 150 pesos la consulta”.
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Plantean “la irracionalidad de un modelo que mantiene a la salud como un servicio”, que provoca “graves consecuencias” tanto en los pacientes como en los trabajadores de la salud.
“La mayoría de los trabajadores médicos estamos precarizados, con sueldos miserables y condicionados con el multiempleo”, dice el secretario de prensa de AMRA, Carlos Wechsler, autor del libro “El médico como trabajador”, publicado en 2018, en el que desarrolla cómo las condiciones de trabajo del colectivo médico se transformaron en los últimos cincuenta años.
Allí señala que el modelo fragmentado es “una suma mal hecha de un montón de subsectores y su resultado no puede ser aprovechado socialmente de una misma manera. A este desorden lo desgobiernan mil normativas con diferentes enfoques, que se contraponen desde lo ideológico y lo operativo”.
Wechsler advierte que el actual es un “modelo sanitario comercial hegemónico”, en el cual “los profesionales médicos son un pequeño eslabón y simplemente de utilidad para que la maquinaria de la facturación no se detenga”. Denuncia, además, que “los verdaderos ejecutores de este modelo son las industrias, los empresarios, inversionistas e intermediarios que apuestan allí donde puedan sacar una mayor renta”.
También destaca las dificultades de los trabajadores médicos para organizarse sindicalmente frente a la fragmentación del modelo, mientras ejercen su profesión en un “caos”, con numerosas normativas diferentes para trabajar, además de varios tipos de maneras contractuales y formas de pago. “Esto surgió de un ensamble de estructuras y financiamientos complejos”, advierten.
“La supremacía de los medios de comunicación han sido utilizados en los últimos treinta años para instalar la idea de que la salud pública es sinónimo de malos resultados. El bloqueo mediático y el acallamiento de nuestras voces fueron parte de esa estrategia” dice el libro. Y agrega que “la publicidad para mostrar a lo privado como bueno, fue el instrumento para que nuestra sociedad se convenza de que ‘lo estatal es ineficiente y lo privado es la salida’”.
Por último, el representante sindical explica que “se construyó un imaginario en el que la atención de las personas enfermas era el rol más importante y que estas se trasladaran al sector privado, que a su vez es el que más trabajadores en negro tiene y de esta forma se siga desmantelando al sector público. La principal manera de lograrlo fue mostrar al hospital público como deficiente e ineficaz”.