El juez Mariano Borinsky, integrante de la Cámara de Casación Penal y que visitó al menos 15 veces la Quinta de Olivos en la era Macri según los registros oficiales, confirmó ante la consulta de este medio de que concurrió a la residencia a jugar al paddle. “Pero no tantas veces”, buscó defenderse. Justificó su presencia en que estaba al frente de la Comisión de Reforma del Código Penal. Los documentos lo comprometen: las planillas indican que en diversas ocasiones entró con un auto oficial registrado a nombre de la Corte Suprema de Justicia para jugar al “paddle” o al “tenis”.
Tal como publicó El Destape, las visitas de Borinsky -que convalidó desde la Casación la persecución a CFK- coinciden con las fechas de sus fallos en casos de alto impacto político como la reapertura de la denuncia del fiscal Alberto Nisman, la mediática “Ruta del dinero K”, la causa Dólar Futuro, la de la Obra Pública de Vialidad en Santa Cruz y hasta el caso Ciccone contra Amado Boudou. Todos esos expedientes pasaron por las manos Borinsky y del camarista Gustavo Hornos, quien también visitó a Macri en la Quinta de Olivos (en dos ocasiones) y en la Casa Rosada (al menos seis veces). Por esto último fue denunciado penalmente y en el Consejo de la Magistratura, donde le pidieron la remoción.
Consultado por sus visitas a la residencia de Olivos, Borinsky dijo que es cierto que fue a jugar al paddle pero que no fue 15 veces. El camarista se defiende argumentando que como presidente de la Comisión de Reforma del Código Penal de la Nación se reunía con funcionarios del Ejecutivo. Ante la repregunta de este medio de que los registros dan cuenta de que ingresaba en la mayoría de las ocasiones a jugar al tenis o paddle y no a reuniones formales de trabajo sobre el código, el juez respondió: “Eso lo pusieron los chicos de adelante”, dijo en referencia a quienes tomaban nota para llenar las planillas. También aseguró que en su ingreso a la Casa Rosada, los registros indicaban que había ido a ver a Macri y en realidad había ingresado a ver al secretario de Legal y Técnica, Pablo Clusellas.
Lo cierto es que los documentos oficiales dan cuenta de 15 ingresos de Borinsky a la Quinta de Olivos, de los cuales en 13 está registrado para jugar al paddle, tenis o fútbol. Por ejemplo, el 2 de agosto de 2018 se dejó constancia de su ingreso con un auto cuya patente está a nombre de la Corte Suprema de Justicia. Es decir, un auto oficial. En la columna sobre a dónde concurre figura: “Padle”. No entró solo. Lo hizo casi en simultáneo con el tesorero de River Ignacio Amui y el amigo presidencial Ramón Ulloa, quienes llegaron cada uno con un vehículo distinto y fueron al mismo destino. Entraron pasadas las 6 de las tarde y se retiraron pasadas las 8.
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La secuencia se repite en distintas ocasiones: ingresa con el vehículo que tiene el mismo dominio y en la columna sobre a dónde se dirige dice: “Paddle SP” o “Tenis SP”. A veces, el integrante del máximo tribunal penal del país ingresa con otro vehículo diferente al que pertenece a la Corte.
Por otro lado, el espacio idóneo para abordar la reforma del Código Penal es el ministerio de Justicia y no las canchas de tenis o paddle de la Quinta de Olivos. De hecho, constan audiencias de Borinsky en el ministerio con el entonces titular de la cartera de Justicia, Germán Garavano, para hablar sobre la reforma del código. Sus ingresos a la Quinta lo que reflejan es la promiscuidad que existió entre un sector del Poder Judicial y el gobierno de Macri, lo que le dio rienda suelta al Lawfare.
Los ingresos a la Quinta de Olivos durante la era Macri de Borinsky, Hornos y otros jueces y fiscales (como Raúl Pleé) así como de periodistas, empresarios y el jefe de la AFI Gustavo Arribas surgen del registro que lleva la Casa Militar que resguarda la residencia presidencial, al que El Destape accedió a partir de un pedido de acceso a la información pública tal como marca la ley 27.275.
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Durante el macrismo, la actual oposición, apoyados por el Grupo Clarín y sus satélites, montó un show alrededor de una falsa reunión entre Cristina Fernández de Kirchner y el juez Sebastián Casanello en la Quinta de Olivos, supuestamente, cuando CFK era presidenta. Ese encuentro no existió, se demostró que la acusación se había armado con testigos truchos y que incluso intervino la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) en la operación, que se replicó hasta el cansancio en los medios hegemónicos. Los ingresos a la residencia presidencial a los que accedió El Destape son reales: quedaron registrados en documentos oficiales.
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Son tan reales como los fallos de Borinsky y Hornos contra dirigentes kirchneristas en pleno auge del Lawfare.