La Iglesia contra Schiaretti por el narcotráfico: "Es una película de terror"

El arzobispo de Córdoba, Angel Rossi, reclamó medidas contra el narcotráfico. Anoche hubo unos 2.000 vecinos manifestando en la Catedral en apoyo al cura Mariano Oberlin. Hace dos semanas, atacaron a balazos un centro de recuperación de adictos dirigido por el párroco de barrio Müller.

28 de marzo, 2023 | 11.00

La Iglesia de Córdoba realizó anoche una fuerte demostración política contra el narcotráfico, al encabezar una manifestación en la explanada de la Catedral, donde el arzobispo Angel Rossi leyó un duro documento en que advierte que las personas no pueden salir de su casa y los chicos comenzaron a abandonar el colegio. 

"Este grito, este anhelo tampoco es exclusividad de ninguna religión,  es un lugar sagrado que nos une a todas los credos, es un templo común, donde hay lugar también para quienes no profesan ninguna fe,  donde descalzamos el alma, juntamos las manos, donde lloramos  y rezamos, porque nos duele y nos llena de impotencia ver a nuestros niños y jóvenes hechos víctimas de la miserabilidad de unos pocos, porque nos parte el alma el encierro de nuestros abuelos en nuestros barrios, en vez de poder salir a la vereda, sacar las reposeras y la mesita, compartir unos mates conversando en familia y con los vecinos, y disfrutar de la puesta del sol. Porque nos desespera la deserción de los chicos en el colegio, las aulas despobladas, reemplazadas por una esquina del barrio o un rincón de la placita”, reclamó. 

ComiPaz

Impulsado por la Iglesia católica, el acto de anoche convocado bajo la consigna “Basta de drogas, basta de violencia”, contó con el decidido apoyo del Comité Interreligioso por la Paz (ComiPaz) que integran, además del arzobispo Rossi; la diácona María Pedicino Keuroghlian; el rabino Marcelo Polakoff;  el pastor Norberto Ruffa y el imán Jihad Sleiman.

La movilización surgió de las bases de la Iglesia, cuando los párrocos de los barrios asolados por el narcotráfico reclamaron que había que dar una fuerte señal en apoyo a Mariano Oberlin, cura de la parroquia Crucifixión del Señor y motor del Centro de Acompañamiento Comunitario de barrios Maldonado y Müller, que recibió amenazas por parte de un sicario ligado al narco.

El pasado martes 14, hace dos semanas, un delincuente llegó al Centro de Acompañamiento Comunitario que dirige Oberlin, y desde uno de los paredones externos disparó dos veces con su escopeta recortada hacia el interior del predio, donde más de 30 jóvenes intentan rearmar sus vidas en un diario combate contra las adicciones y el consumo problemático de estupefacientes. El atacante escapó, pero el cura Oberlin y un grupo de víctimas lograron encontrarlo en inmediaciones del cementerio San Vicente, ubicado a pocas cuadras del centro de rehabilitación. El sacerdote le dio a la Policía el modelo de automóvil en el que el atacante se movilizaba y el número de patente; y le respondieron que la chapa no correspondía a ese vehículo. El agresor no fue identificado y aún está libre.

Cerca de 2.000 cordobeses escucharon el mensaje de casi 25 minutos donde el arzobispo Ángel Rossi advirtió que “basta de droga y de violencia es un anhelo que no sabe de grieta, al contrario, es puente que une a las orillas distantes…  no sabe de banderías, no tiene partido, es de todos, es del pueblo. No es la consigna de ninguna facción, porque es la de todos, la que nos une a todos, la que nos sienta en una mesa común a todos, donde el tema central sea no la tajada propia, egoísta, sino el bien común de nuestra gente, el cuidado de todos y especialmente de los más débiles, los más vulnerados y vulnerables, los descartados, los tirados al borde del camino, que es lo que hace de la política una de las expresiones más altas de la caridad, del amor, tal como nos dice el papa Francisco”. 

A un costado de la explanada de la Catedral, mezclado entre la gente, el cura Mariano Oberlin seguía atentamente el mensaje del jesuita Rossi. En primera fila estaban, en cambio, el intendente capitalino y candidato a gobernador por el oficialismo, Martín Llaryora; el viceintendente Daniel Passerini; el ministro de Gobierno y Seguridad, Julián López; el secretario de Seguridad provincial, Claudio Stampalija y la senadora nacional de Juntos por el Cambio, la bullrichista Carmen Alvarez Rivero. Más atrás, también entre la gente estaba el concejal Juan Pablo Quinteros (Encuentro Vecinal), quién tiene una aceitada relación con el padre Munir Bracco, titular de la Pastoral Social de Córdoba.

El acto también tuvo la adhesión del movimiento Familia Grande Hogar de Cristo, dirigido por el cura José “Pepe” Di Paola, y un representante leyó un comunicado en apoyo al rabajo social y pastoral realizado por el cura Oberlin. 

A tres meses de ser Rosario

A mediados de febrero pasado, cuando sicarios ya habían asesinado en Rosario a tres jóvenes y utilizado sus cuerpos como encomiendas para dejar mensajes; el narco decidió dar un salto de espectacularidad y baleó las vidrieras de un supermercado de la familia Roccuzzo -suegros de Lionel Messi-; llamando la atención de la prensa internacional. 

Esa vez, en modo de campaña, el intendente Llaryora exigió que el Ejército desembarcara en Rosario para combatir al narco, algo que está prohibido en nuestro país. El propio jefe del Estado Mayor de las FF.AA., general Martín Paleo en una visita a Córdoba a principios de marzo, dejó en claro el rol del Ejército: “Los militares no estamos preparados para cumplir tareas de seguridad en las calles”.

Diez días después de la visita del general Paleo a Córdoba, un sicario atentó contra el centro dirigido por el cura Oberlin en barrio Müller, en el este de la Capital, bastión del narcotráfico. El arzobispo de Córdoba Angel Rossi, inmediatamente salió a respaldar al sacerdote y advirtió: “Solemos decir que esto no es Rosario todavía, pero si nos descuidamos va a serlo en tres meses”.

Todos en la misma barca

Anoche, Rossi señaló que “en todo caso, esta es misión compartida: ‘Estamos todos en la misma barca’, nos lo recordó Francisco. Y es verdad.  El problema es como dice el padre Rafael Velasco que mientras unos viajan en primera otros van amontonados en la bodega. Unos pudiendo disfrutar de las bondades del restaurante de cubierta y otros anónimos y valientes a la fuerza, trabajando para que todos estemos lo más a salvo posible. Si hoy valoramos y aplaudimos a los que trabajan para que la nave no naufrague, sería muy bueno y digno que cuando el peligro haya pasado, no los lancemos por la borda”. El padre Velasco, citado por el arzobispo de Córdoba, es el Superior Provincial de la Provincia Argentino-Uruguaya de la Compañía de Jesús, cargo más importante de los jesuitas para la región; fue rector de la Universidad Católica de Córdoba (UCC) y co presidente de la Regional Córdoba de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH Córdoba).

Sin nombrarlo, el arzobispo Ángel Rossi le reclamó al gobernador cordobés Juan Schiaretti: “Vuelvo a lo que dije antes: estamos a tiempo, pero que nos quede claro que si no actuamos hoy, dejaremos de ser protagonistas, parte de la solución  de este drama, de esta lucha, para convertirnos en meros espectadores de esta tragedia, contemplaremos esta película de terror desde la butaca de nuestra indiferencia o de nuestra negligencia cómplice”.

Por su parte, el cura Oberlin le dijo a El Destape que “más allá de que el puntapié, quizá fue lo que pasó en nuestra parroquia, que el obispo Rossi lo haya tomado como propio, que se haya hecho aquí en la Catedral, para mí es importantísimo, no es sólo solidarizarse con un cura, sino todos los curas que estamos trabajando, son muchos, además de mucha gente de las iglesias evangélicas o de la sinagoga y otros credos que también trabajan en lo que pueden; que se haga acá y lo conduzca el obispo Rossi, es importantísimo”.

El sacerdote de la parroquia Crucifixión del Señor destacó que “hay autoridades, yo con algunas me llevo muy bien y rescato que en el barrio se hicieron muchas cosas que mejoraron la vida del barrio, pero en esto falta como dar un paso más”. 

Oberlin advirtió que “muchos chicos con los que trabajamos a diario tienen al narco como modelo de vida, y nosotros decimos, si no hacemos algo ya, todo el trabajo que venimos haciendo, es tirado a la basura. Yo vengo de un barrio humilde y nadie tenía al narco como modelo; hoy lo vemos a diario, los chicos quieren llegar a ser un narco importante, ganar buena plata, como si ese fuera el único camino como para ganar bien y ser impune. Creo que hay que trabajar en eso, como dijo el obispo, estamos a tiempo, pero si no se hace nada frente a eso, vamos a estar muy complicados”.

Horas antes de la manifestación en la Catedral cordobesa, el ministro de Gobierno y Seguridad, Julián López recibió a los integrantes del ComiPaz, quiénes le explicaron sobre lo que sucede con el narcotráfico en los sectores más vulnerables: “Es muy importante escuchar la experiencia que tienen las organizaciones en diversos temas, particularmente la voz de todos los credos reflejada en esta mesa, habla de la visión integral que nos interesa tener en el Gobierno de Córdoba”, señaló el ministro.

 

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