En este país sólo se aburre el que quiere

02 de julio, 2022 | 21.51

Milagro Sala fue internada por una trombosis en un sanatorio de San Salvador de Jujuy. Sus abogados informaron que la policía provincial colocó a dos agentes en la puerta de ingreso a la unidad de terapia intensiva y un tercer agente, al lado de su cama, exhibiendo ostensiblemente la portación de su arma reglamentaria. En apoyo a la líder de la Tupac, Alberto Fernández decidió visitarla en el sanatorio junto a parte del gabinete nacional. En una breve conferencia de prensa posterior defendió la plena vigencia de los DDHH y responsabilizó a la justicia provincial y a la Corte Suprema por la persecución que padece Sala. 

Gerardo I, visir de la Puna, maharajá del Potosí, marqués de Ledesma, León de Tilcara, Apóstol de La Paz, Zar de los Siete colores, mariscal del Altiplano, califa de Humahuaca, Martillo de Herejes, Protector de la Justicia, Orgullo Radical y Azote de Dios, reaccionó a la visita del presidente diciendo que espera que mejore la salud de la líder de la Tupac para que continúe su prisión preventiva en una cárcel común y ya no en su casa. En una larga carta abierta, el visir de la Puna explicó que Milagro propició “un reinado de violencia y corrupción” del mismo modo que el entonces presidente Mauricio Macri sostuvo que lideraba una organización armada que asoló el Norte del país. Es extraño que con esos terribles antecedentes la hayan tenido que detener hace seis años y medio por incitación al acampe para luego condenarla por un escrache telepático al entonces senador Morales por interpósita persona ausente. 

En realidad, el guión del visir de la Puna y su comparsa judicial no está hecho para ser creído, sólo para disciplinar a Milagro y a quien venga después. Tal vez no alcance para enfrentar esa nueva avanzada del lawfare con invocar el respeto a los DDHH.

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Esta semana se cumplió un nuevo aniversario de la muerte de Juan D. Perón, ocurrida el 1 de julio de 1974. Tenía 78 años y transitaba su tercera presidencia luego de un largo exilio de casi dos décadas. Ese líder notable que transformó la política argentina desde sus primeros pasos en la Secretaria de Trabajo y Previsión de la Nación, fue detestado por quienes odiaban sus ideas, pero, paradójicamente, también por muchos que habían soñado con las iniciativas que llevó adelante. Esas almas de cristal apoyaban las vacaciones pagas, el aguinaldo, el estatuto del peón o el fuero laboral, pero esperaban que las implemente el Arcángel Gabriel y no un coronel del ejército. Como ocurrió con otros líderes populares, sus enemigos nunca lo analizaron desde la política sino desde la moral, o más bien desde el moralismo selectivo. Quienes se indignaron por la lectura de La Razón de mi Vida en las escuelas ya que atentaba contra las instituciones republicanas, aceptaron sin demasiada incomodidad el bombardeo a la Plaza, el golpe de 1955 e incluso los fusilamientos posteriores.

Invitado por la CGT a participar del acto que conmemoró el fallecimiento de Perón, Alberto Fernández señaló nuevamente el camino del diálogo, el consenso y coso, y en respuesta a la vicepresidenta opinó: “El poder no pasa por ver quién tiene la lapicera, el poder pasa por ver quién tiene la capacidad de convencer.” Para subrayar esa idea, señaló que “Perón convenció a millones de argentinos que hasta el día de hoy lo sienten vivo, nunca necesitó de una lapicera.” 

En realidad, Perón recomendaba la persuasión en el debate político, no en la gestión. De hecho, si hubiera esperado convencer al sector de la población que lo detestaba antes de imponer con la lapicera las vacaciones pagas, el aguinaldo, el estatuto del peón o el fuero laboral, no gozaríamos hoy de ninguno de esos derechos. Aunque, en ese caso, probablemente no lo hubieran derrocado. Digamos todo.

En el acto de Ensenada en conmemoración por el fallecimiento de Perón, junto a los intendentes Mario Secco y Juan José Mussi, CFK retomó la idea del ejercicio pleno del poder citando a Perón (“Yo no persuadía a la gente con palabras, las palabras poco persuaden. Yo persuadí a la gente con hechos y ejemplos”) y consideró que “una vez que cazó la lapicera, Perón no la soltó más.” 

Tomando el ejemplo de la Asignación Universal por Hijo (AUH), CFK propuso implementar el Ingreso Universal: “Tenemos que pensar en un Ingreso Universal que no dependa de nadie. Es la gran ventaja de la AUH: la independencia.” Sin duda, el anuncio más importante de los últimos meses.

Además, durante el discurso de CFK, renunció el ministro de Economía Martín Guzmán. En este país sólo se aburre el que quiere.

Imagen: Perón en pleno uso de lapicera (cortesía Fundación LED para el desarrollo de la Fundación LED)