No hay Watergate que alcance en Argentina

El 17 de junio de 1972 se publicó la primera nota del caso Watergate, que destapó el sistema de espionaje del gobierno de Nixon y terminó con su renuncia. En Argentina hubo muchos Watergate pero el final de Macri fue otro. Impunidad y encubrimiento.

17 de junio, 2023 | 00.05

La madrugada del 17 de junio de 1972, un día como hoy pero hace 51 años, cinco hombres fueron detenidos tras ingresar clandestinamente a las oficinas de Partido Demócrata en el edificio Watergate. Tenían guantes, ganzúas, walkie-talkies, micrófonos y aparatos para espionaje. El mismo día declararon ante un juez. Cuatro dijeron que trabajaban de "anticomunistas"; uno dijo que era consejero de seguridad en la CIA. Ese dato llamó la atención de Bob Woodward, un joven y hasta entonces ignoto periodista del Washington Post, que al día siguiente publicó la primera nota de lo que se conocería como el caso Watergate.

En principio ya era grave la intrusión con objetivo de espionaje en la sede de un partido opositor al que gobernaba por entonces Estados Unidos, pero la investigación de Woodward junto a Carl Bernstein reveló que eso era solo la punta del iceberg del entramado de inteligencia interna y sabotaje político desatado desde la CIA, el FBI, el Ministerio de Justicia y la Casa Blanca comandada por Richard Nixon.

El contexto para publicar sobre el caso era adverso: Nixon iba por su reelección, gozaba de una alta imagen positiva entre otras cuestiones por el retiro de tropas de Vietnam y a las pocas semanas de la primera nota del Watergate la convención del Partido Republicano lo nominó para una nueva candidatura presidencial por 1.347 votos a 1. En noviembre de 1972, ya con varios meses de publicaciones sobre el caso Watergate, Nixon fue reelecto presidente con más del 60% de los votos y con la mayor diferencia histórica sobre el candidato demócrata George McGovern. Nixon primero negó todo, atacó a los periodistas y al diario, incluso dijo que investigaría él mismo el caso y despediría a cualquier funcionario que estuviera involucrado. Finalmente tuvo que admitir su participación y renunció antes de que un impeachment del Congreso estadounidense lo eyectara de la Casa Blanca.

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En Argentina y durante el gobierno de Mauricio Macri no hubo uno sino varios casos similares, con descubrimientos casuales que destaparon cajas de pandora: un grupo de espías fue desenmascarado mientras realizaba tareas de inteligencia ilegal en el Instituto Patria, sede del kirchnerismo, partido opositor; un falso abogado llamado Marcelo D’Alessio quiso extorsionar a un empresario que lo denunció y la investigación judicial dejó al descubierto un extenso entramado de espionaje ilegal que involucraba altas esferas del gobierno; un narcotraficante confesó que lo quisieron contratar para asustar a un ex funcionario y el secuestro de su celular reveló la existencia de un grupo de Whatsapp donde se organizaba el espionaje ilegal de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) a politicos, sindicalistas e incluso hasta presos políticos.

Estos casos, al igual que el ingreso a las oficinas del edificio Watergate, eran apenas una muestra del aparato de espionaje masivo e ilegal desplegado por el gobierno de Macri desde la AFI, el Minsiterio de Justicia, la AFIP, la Unidad de Información Financiera (UIF) y, a diferencia del caso estadounidense, con complicidad judicial y mediática, que incluyó entre sus víctimas a partidos y dirigentes políticos, periodistas, sindicalistas, miembros de ONGs e incluso familiares de los marinos fallecidos en el hundimiento del submarino ARA San Juan. Hay al menos 28 expedientes judiciales donde queda a la vista un plan sistemático de espionaje ilegal. Ninguno tiene condenas a funcionarios de Macri. Menos a él.

Las dos historias, EEUU-Nixon y Argentina-Macri, tienen muchos puntos en común: tareas de inteligencia ilegal sobre opositores, el descubrimiento del espionaje de forma casual, uso del aparato estatal para persecución y sabotaje político, encubrimiento primero del espionaje y luego entorpecimiento de la investigación judicial, intención de instalar que los espías eran "cuentapropistas" y que los presidentes no podían saber del entramado de espionaje masivo que desarrollaban sus gobiernos y ejecutaban sus allegados íntimos. Pero tienen una diferencia: en el caso de Nixon finalmente reconoció su responsabilidad y renunció; Macri sigue impune. La condenada en Argentina fue la principal espiada, Cristina Fernández de Kirchner.

Todos los hombres del Presidente

Cuando Woodward y Bernstein publicaron el libro donde reunieron toda su investigación eligieron un título certero: "Todos los hombres del Presidente". La película que protagonizaron Robert Redford y Dustin Hoffman se llamó igual. Y la razón fue que la investigación periodística y luego la judicial revelaron que la trama de espionaje desnudada por el caso Watergate involucraba a todas las jerarquías del gobierno de Nixon y era imposible que el Presidente no supiera lo que hacían sus hombres. Más que imposible: sus hombres seguían sus órdenes. Eran todos los hombres del presidente. En el caso de Argentina, el entramado mediático-judicial hizo la operación inversa: despegar a Macri de lo que hicieron todos sus hombres y mujeres.

Bernstein y Woodward no pensaron desde un principio que Nixon estuviera al tanto de todo. En su libro sobre el caso Watergate Bernstein dice que recién 4 meses después de iniciada la investigación por primera vez empezó a "considerar la posibilidad de que fuese el propio Presidente de los Estados Unidos quien estuviera al frente de aquellos 'esquiroles' de la ilegalidad electoral". Fue a partir de una frase de una fuente que le dijo que "la estrategia básica exigía que todo llegara hasta la cabeza".

Cada paso de la investigación periodística los llevaba un escalón más cerca de la oficina Oval. Al final, entre los involucrados estaban John Mitchell, fiscal general de Estados Unidos; Harry Robbins "Bob" Haldeman, jefe de gabinete de Nixon; John Ehrlichman y John Dean, abogados de Nixon; Charles Colson, consejero especial de Nixon; Jeb Magruder, que era subdirector del Comité de reelección de Nixon; Dwight Chapin, encargado de las audiencias de Nixon; Kenneth Dahlberg, director finenciaro del Comité del Partido Republicano; Maurice Stans, jefe de finanzas de la reelección de Nixon. ¿Era posible que Nixon no supiera? No.

En el caso de Macri también está involucrado todo su entorno. Su jefe de inteligencia Gustavo "Negro" Arribas, amigo de toda la vida; Silvia Majdalani, la número 2 de la AFI; Juan Sebastián "Enano" De Stéfano, director de Jurídicos de la AFI; Fabián "Pepin" Rodríguez Simón, asesor todo terreno de Macri; Marcos Peña, jefe de Gabinete, que convocaba a las reuniones de la Mesa Judicial; Germán Garavano, Ministro de Justicia y parte de la Mesa Judicial; José Torello, apoderado del partido de Macri; Pablo Clusellas, histórico gerente de las empresas Macri y Secretario Legal y Técnico durante su gobierno; Darío Nieto, secretario privado de Macri. Todos hombres y mujeres del presidente Macri. ¿Era posible que Macri no supiera? No.

Nixon incluso coordinó su defensa con Haldeman, Ehrlichman y Colson, cuyo rol en la operación no hacía otra cosa que apuntar hacia él. Lo mismo hizo Macri, que compartió abogados con Arribas.

Cuentapropismo/Self-employment

En el caso Watergate había un problema para involucrar judicialmente a Nixon: la Constitución estadounidense no permite procesar penalmente al presidente durante su mandato. En la Argentina, por el contrario, sí se puede. Esta ventaja comparativa, sin embargo, no tuvo efecto.

Nixon renunció antes de que el Congreso yanqui iniciara su proceso de impeachment; Macri fue procesado en primera instancia solo por un caso, el espionaje a familiares de los tripulantes del submarino ARA San Juan, pero luego los jueces que nombró a dedo lo sobreseyeron. ¿Dijeron que el espionaje no existió? Peor: los camaristas Mariano Llorens (que se juntó con Macri en la Quinta de Olivos), Leopoldo Bruglia (puesto a dedo por Macri) y Pablo Bertuzzi (también puesto a dedo por Macri) justificaron las tareas de inteligencia ilegal sobre un grupo de familiares como si pudieran poner en riesgo la seguridad presidencial o la del país.

Mientas el Poder Judicial norteamericano investigó el tema e incluso condenó a varios de los involucrados por encubrirlo el argentino primero trató de cuentapropistas a los espías que seguían órdenes de la mesa chica de Macri y luego justificó las tareas de inteligencia ilegales sobre familiares del ARA San Juan como si un grupo de familiares que se manifestaban o unas madres que le acercaban una carta a Macri fuera un peligro terrorista para la seguridad nacional y presidencial.

Nixon y Macri también coincidieron en la estrategia del cuentapropismo para desligarse del caso. Nixon buscó instalar que el Comité para su reelección presidencial, desde donde se distribuían fondos para estas tareas ilegales, era una organización de partidarios republicanos particulares: cuentapropistas. Pero Hugh Sloan, que era el tesorero del Comité, les dijo a Woodward y Bernstein que "el Comité para la Reelección Presidencial era la Casa Blanca, total creación de ésta, equipado por la Casa Blanca y debía informar y rendir cuentas sólo a la Casa Blanca". En el caso de Macri los cuentapropistas eran directamente espías a cargo de sus personas de confianza.

Espionaje masivo

El caso Watergate desnudó un plan sistemático de espionaje y operaciones de inteligencia clandestinas del gobierno de Estados Unidos. El intento de instalar micrófonos en las oficinas del Comité demócrata era solo la punta del iceberg del entramado de espionaje interno desatado desde la CIA, el FBI, el Ministerio de Justicia y la Casa Blanca que incluyó:

  • Grabaciones de conversaciones de funcionarios, incluso dentro de la propia Casa Blanca
  • Sabotaje de campaña de candidatos demócratas
  • Espionaje a opositores

En el libro reconstruyen también una charla de Woodward con Garganta Profunda. El periodista le pregunta si podían decir que el plan sistemático de espionaje fue ordenado por la Casa Blanca. "Desde luego", le dijo Garganta Profunda. Vale aclarar que nunca publicaron nada basado en este informante que luego se supo era Mark Felt, por entonces alto funcionario del FBI. Siempre reconstruyeron por sus propios medios la información o los indicios que les daba Felt. En esa charla, que fue clave, Garganta Profunda le dijo: "Muy bien. Todo esto es muy peligroso. Puede decir con seguridad y sin ponerte en peligro que cincuenta personas trabajaban para la Casa Blanca y el Comité para la Reelección Presidencial para llevar a cabo operaciones de inteligencia, espionaje y sabotaje. Algunas de las cosas que hicieron están por encima de lo creíble, golpeando a la oposición por todos los medios imaginables".

En Argentina el macrismo fue más allá. Los primeros casos fueron apenas una muestra de lo que luego quedó al descubierto.

  • ARA San Juan: espionaje y seguimientos a los familiares de los marinos fallecidos en el submarino que reclamaban respuestas al gobierno de Macri
  • Super Mario Bros: el espionaje ilegal a CFK y otros dirigentes como Horacio Rodríguez Larreta, Graciela Camaño, Diego Santili, Waldo Wolf, Hugo y Pablo Moyano, Nicolás Massot.
  • Tareas de inteligencia ilegales sobre 403 periodistas, camarógrafos y fotógrafos que se habían acreditado para cubrir el G20 a finales de 2018.
  • Tareas de inteligencia ilegales sobre académicos, empresarios, sindicalistas y miembros de ONGs que participaban de una conferencia de la OMC. Como “objetivos” hay miembros de la Confederación Latinoamericana de Trabajadores Estatales y ATE Seccional Rosario, la Sociedad Rural, Poder Ciudadano, Fundación Vía Libre y el Institute for International Law and Justice, entre tantas otras entidades. 
  • Espionaje a los presos políticos como Carlos Zannini, Amado Boudou, Julio De Vido, Cristóbal López, Gerardo Ferreyra y otros.
  • La "Gestapo Antisindical", causa iniciada a partir del hallazgo de un video donde se ve a los directivos de la AFI Juan Sebastián “Enano” De Stéfano, Diego Dalmau Pereyra y Dario Biorci junto al entonces ministro de Trabajo bonaerense Marcelo Villegas y otros miembros del gabinete de María Eugenia Vidal coordinando la persecución al sindicalista Juan Pablo “Pata” Medina.
  • El espionaje a 32 organizaciones sociales, 16 partidos políticos y 23 sindicatos desde las bases de l a AFI en la provincia de Buenos Aires para las elecciones de 2017.
  • El acceso a datos biométricos de más de 7 millones de personas y su seguimiento con cámaras en la ciudad de Buenos Aires, incluidos dirigentes políticos, sindicales, periodistas y empresarios.
  • Tareas de espionaje contra trabajadores del Hospital Posadas

Son apenas algunos de los casos. No hay condenas ni hubo renuncias.

Inventos de la prensa

No fue todo fácil para Bernstein y Woodward. Hubo presiones que incluyeron llamadas del mismísimo Henry Kissinger a sus jefes, ya que el todo poderoso secretario de Estado estaba acostumbrado a direccionar las publicaciones periodísticas; ataques públicos al Washington Post, retaceo de licencias de radio que tenían como represalia por sus publicaciones, el hundimiento de las acciones del Post en un 50%. Fueron meses de publicaciones en soledad, sin acompañamiento del resto de la prensa, e incluso en medio de un proceso de reelección donde Nixon había obtenido más del 60% de los votos.

El escándalo Watergate comenzó en junio de 1972. En noviembre Nixon fue reelecto. Pero en marzo de 1974 recién un jurado lo consideró copartícipe del encubrimiento del Watergatre. En agosto de 1974 Nixon renunció. Casi 2 años desde la primera publicación del caso.

En el caso de Macri también hubo pocos medios que osaron publicar sin eufemismos los casos de espionaje ilegal. El macrismo no sólo despidió centenares de periodistas y armó listas negras para que no pudiera trabajar, sino que encarceló a dueños de medios como Cristóbal López y Fabián De Sousa (Grupo Indalo) y Gerardo Ferreyra (Electroingeniería) mientras amenazaba a otros por distintas vías, entre ellos a El Destape y a varios de sus periodistas.

Encubrir/organizar

"Hubo muchas reuniones en las que se discutió como encubrir el Watergate. Y el Presidente asistió a ellas", le contó una de las fuentes a Woodward y Bernstein. En el caso Argentino lo que está comprobado fueron las reuniones de la Mesa Judicial, a la que asistían el jefe de la AFI Arribas, el ministro de Justicia Garavano, el asesor presidencial y apoderado del PRO Torello, el secretario Legal y Técnico Clusellas, el entonces ariete de la persecución judicial Juan Bautista Mahiques, el asesor de Macri (hoy prófugo) "Pepín" Rodríguez Simón y algunos otros. En Estados Unidos todos los hombres del presidente renunciaron y muchos fueron condenados; en Argentina, pese a que existen los mails enviados por el jefe de Gabinete Peña para convocar a esas reuniones, no pasó nada.

También que Macri se reunía sistemáticamente con jueces que intervendrían en los casos de espionaje. El Destape reveló 16 encuentros entre Macri y el juez Mariano Borinsky en la Quinta de Olivos, que ahora intervendrá en la definición sobre el espionaje a los familiares del ARA San Juan.

Hay coincidencia entre el Watergate y el caso Argentino en la destrucción de documentación. Los miembros del Comité para la Reelección de Nixon se ocuparon de eliminar buena cantidad de pruebas; en el caso de los espías de Macri se pudo comprobar que ordenaron la destrucción de evidencia en la base de la AFI en Mar del Plata desde donde se espió a los familiares del ARA San Juan, único caso donde el ex presidente fue procesado.

Muchas coincidencias pero una diferencia crucial: no hay Watergate que alcance en Argentina.

 

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Ari Lijalad

Soy Licenciado en Ciencia Política (UBA) y periodista. En general me dicen que hago periodismo de investigación pero creo que todo el periodismo debe investigar o es mal periodismo. Más bien pienso que combino mi formación y mi oficio y hago periodismo sobre el poder. Trabajé varios años con Maria Seoane en investigación y producción de libros y documentales. Fui coordinador del equipo de Investigación Periodística de de Radio Nacional (2010-2014) donde también participé en varios programas. Fui docente de investigación periodística en la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo y en la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET). Fui columnista  de Dady Brieva en radio América (2015), de Daniel Tognetti en Del Plata (2016-2018), y hace 6 años que hacemos el programa “Hora Libre” junto a Graciana Peñafort y Joaquín Labarta Liprandi primero en la radio de las Madres (2014-2016) y luego en FM La Patriada (2017-2019). Trabajé también en el portal Nuestras Voces (2015-2018). Dirigí a serie documental "Clarin. Un invento argentino" (2012) y compilé los libros "Macri lo hizo" y "Plan Macri" (2016). Desde 2018 me incorporé a El Destape en sus múltiples formatos. Desde 2019 conduzco “Habrá Consecuencias” en El Destape Radio.