El expresidente Mauricio Macri reapareció tras su vuelta de Europa en nada más y nada menos que TN. Además de ir con las críticas de la agenda de la oposición y usar políticamente los desaciertos de Alberto Fernández, Macri intentó tapar con el dedo el fracaso de sus 4 años en el poder con fake news o negando los rasgos más obscenos de su presidencia como la deuda, la persecución judicial o la amistad tan íntima con el sector privado.
"¿Usted se siente un perseguido político?", preguntó Morales Solá. "Más que sentirme yo, hay un comunicado de importantísimos expresidentes de todo el mundo alertando por el nivel de persecución que yo estaba teniendo: Bolivia y un contrabando que nunca existió (sic), un golpe de Estado que no existió, una mesa judicial o una víctima que ahora es Cristóbal López", expuso, omitiendo a las claras la extorsión de su Gobierno con ayuda del Poder Judicial al Grupo Indalo que terminó con los accionistas Cristóbal López y Fabián De Sousa presos.
Macri, sobre Bolivia: "No existió un golpe de Estado"
En este sentido, el expresidente también se desentendió de la poca claridad en sus finanzas y del llamado al silencio de sus jueces amigos y teorizó que la "persecución" de la que es "víctima" se está dando "bajo las órdenes de Cristina Fernández de Kirchner es (Carlos) Zanini quien está presionando a los jueces, movilizando organismos, la AFIP. Me presionan mucho porque tengo muchas diferencias ideológicas con (Mercedes) Marcó del Pont".
"La Justicia se quiebra ante el apriete político del kirchnerismo. Es una decisión estratégica, simbólica", denunció al tiempo que hizo memoria y reconoció que "hay jueces que se quiebran y se trafican", como con los que trabajó durante años y que están en constante promoción del Lawfare.
En referencia a la "libertad de expresión" durante su mandato, aseguró falazmente que "en 4 años, ningún juez, ningún periodista se quejó jamás de presiones del gobierno Nacional porque era otra cultura del poder sana que respetaba la libertad de los poderes, que valoraba la libertad de expresión".
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"Vemos que el nivel de persecución política sobre los medios independientes que no son fanáticos", agregó quien, en su extraña función como presidente, se reunió en la residencia de Olivos sistemáticamente con personajes como Héctor Magnetto, Fernán Saguier, Jorge Lanata y Luis Majul, dueños de medios y periodistas militantes respectivamente en fechas claves en el armado de causas contra Cristina Fernández de Kirchner.
Pero el delirio no quedó solamente en su victimización sino que, además, el expresidente tuvo la osadía de asegurar que mundialmente su gestión fue reconocida positivamente. "Por algo todos los líderes del mundo vinieron a este país y dijeron 'sigan por este camino y en esta dirección. No cambien el rumbo, corrijan los errores'", disparó pasando por alto que el G20, a quienes mencionó para autorizarse, rota su presidencia y que a Argentina le iba a tocar en esa oportunidad o cualquier otra.
"Estábamos con los países que tenían tecnología y nos quería ayudar y que tenían las vacunas que este gobierno no quiso dar", agregó.
Olvidándose, también, de la marca de su gestión y su apasionado vínculo con el sector privado, aseguró que "el status quo en la Argentina es una máquina de generar pobreza. La Argentina está trabada por poderes mafiosos y corporativos que impiden que se conecte al mundo. Todos aquellos que quieren algún beneficio, todo el sistema está trabado con ventajitas para el sector gremial y el empresario".