Acompañamiento, malestar, marcha atrás de Mauricio y una relación difícil

El ex presidente prefirió no romper la relación en forma definitiva, pero mostró un nivel de hartazgo importante. Para él, lo único correcto y claro es el objetivo de reducir el déficit fiscal, mientras que el resto es un error tras otro y falta de gestión.

09 de octubre, 2024 | 00.05

A horas de la sesión para definir el futuro del veto al financiamiento de las universidades, el PRO resolvió acompañar la medida presidencial, con 34 ó 35 votos, tal vez el último gran favor a Javier Milei. La UCR empezó a ver la posibilidad de varios votos en línea con el gobierno y abstenciones que complican a la oposición. Desde el PRO se buscó argumentar un apoyo a la universidad pública, pero también a la transparencia en los gastos. Como dispuso el partido, cuestionaron que la ley nunca estableció de dónde provendrán los fondos para financiar el incremento salarial y se celebró que el gobierno haya aceptado la sugerencia amarilla de otorgar un aumento unilateral, un gesto. 

Se espera que, de 38 miembros, el PRO muestre dos votos contra Milei, los de Álvaro González y Héctor Baldassi, y uno o dos ausentes. Héctor Stefani no estará, pero no sé sabe si habrá otra falta además de la suya. Dentro del espacio, se dijo, hay mucho malestar con el gobierno y le votarán el veto con algo de disgusto. Dicen que será la última vez.

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Desde la semana pasada, en conversaciones con dirigentes cercanos, Mauricio Macri ya había defendido el financiamiento de la universidad pública, aunque con críticas hacia la opacidad en el manejo de los fondos. Según quienes conocen su postura, Macri cambió la orientación del voto del partido para congraciarse con el gobierno, aunque advirtió que esta será la última “El titular es: Macri arrugó”, comentó una fuente interna que no simpatiza con el ex presidente. Macri pudo haber inclinado la balanza en contra del veto de Milei, pero decidió no hacerlo. De hecho, según informó El Destape, el enfrentamiento escaló debido a la incompetencia del oficialismo, según análisis dentro de un PRO que, cansado de advertir riesgos para la gobernabilidad y proponer soluciones sin respuesta, ve en Macri la decisión de no romper definitivamente con el gobierno.

Esta semana, Milei difundió un gráfico en el que dividió el mapa político en dos bloques: de un lado, la izquierda, el kirchnerismo, el larretismo y la UCR; del otro, La Libertad Avanza. Así comienza la construcción de un nuevo discurso: "Nosotros contra el resto". El macrismo pudo haber sido incluido en el “sector del mal”, pero por ahora parece evitar esa clasificación.

Con su comunicado, Macri buscó revitalizar la relación con el gobierno. En una conversación con Santiago Caputo, le recriminó que el oficialismo utiliza al PRO y su fuerza parlamentaria cuando le conviene, pero luego lo ataca cuando no lo necesita. Macri expresó su hartazgo por apoyar al gobierno en los momentos difíciles y, al mismo tiempo, enfrentar presiones en situaciones más leves.

Como viene señalando hace tiempo, Macri insiste en que el gobierno necesita al PRO, incluso si logra buenos resultados en las elecciones del próximo año. Los libertarios, por su parte, tienen asegurado un buen desempeño electoral, ya que no perderán bancas, sino que sumarán más. Sin embargo, no alcanzarán la mayoría en el Congreso, lo que los obligará a depender del PRO, aunque este último vea reducido.

En ese contexto, habrá una negociación previa sobre las listas para definir cuán reducido quedará el PRO en comparación con La Libertad Avanza (LLA). En la Ciudad de Buenos Aires, a Milei le conviene una oposición fragmentada, y tanto libertarios como bullrichistas consideran que el macrismo no tendrá otra opción que pactar, a menos que prefiera arriesgarse a ir solo y buscar el tercer senador. Sin embargo, los pronósticos indican que el PRO quedaría en tercer lugar, no en segundo. A pesar de esto, Macri sigue manifestando su intención de competir.

Macri quiere tener la lapicera en los distritos gobernados por el PRO. Que los gobernadores decidan con la misma generosidad con la que LLA abrace a los amarillos en los territorios ajenos. Uno de ellos, Buenos Aires.

En la provincia, tanto el bullrichismo como el macrismo coinciden en que la decisión final la tomará Milei, quien elegirá los distritos más codiciados, seguido por el PRO Libertad, y finalmente, el sector de Macri. Este grupo último sostiene que Patricia Bullrich es parte del gobierno, por lo que las listas deben dividirse entre dos sectores, no tres, a menos que se sume alguna facción de la UCR.

En cualquier caso, el PRO se considera un aliado clave para el gobierno. En el ámbito universitario, Macri opina que las instituciones de educación superior están mal gestionadas, pero no cree que se deba recortarles el financiamiento. Por eso, se optó por presionar al Ejecutivo para que otorgue un incremento de hecho.

Sin embargo, Macri sostiene que esta será la última vez que haga concesiones sin recibir algo a cambio. Esto se debe, principalmente, a que siente que Santiago Caputo no lo trató con el respeto que, como ex presidente, considera merecer. Le guste a quien le guste, es un ex presidente y, como tal, considera merecer cierto reconocimiento. El asesor estrella, lejos de ello, hasta pareció ensayar una amenaza.

Caputo le dijo a Macri que, si lo deseaba, podía llevarlo a Comodoro Py, mientras que él, al no tener un cargo, no tendría de qué preocuparse. Cuando se debatieron los fondos reservados de la SIDE, que el PRO votó en contra. Según se publicó en ese entonces, el abogado Ignacio Damián González se presentó ante el juez Julián Ercolini como "apoderado" de la Secretaría de Inteligencia.

González invocó "un interés legítimo en conocer el estado procesal de los accionados" en la causa que investiga el espionaje ilegal contra los familiares de las víctimas del submarino ARA San Juan, un tema que inquieta a Macri. Esta situación derivó incluso en un pedido de informes del macrismo ante la comisión bicameral, una clara muestra de la tensión creciente entre ambos sectores.

Un dirigente del PRO, con muchos años en la política, aseguró que el "entorno" es una excusa y que, para ser presidente, tenés que ser el más complicado de todos. Una forma elegante de dar a entender que si el macrismo no puede ingresar al gobierno, más que por Caputo es por el propio Milei. Advirtió, además que, cuando le abran la puerta a los amarillos, va a ser tarde.