Cada vez más acorralado por los desmanejos y las desprolijidades, el gobierno volverá a enfrentarse a la ansiedad de saber si la oposición amigable dejará de serlo o si, por el contrario, se pondrá firme en darle una mala noticia. La Libertad Avanza se encuentra ante la posibilidad de sufrir un revés en Diputados, donde podría rechazarse el decreto que incrementó en $100.000 millones los fondos reservados de la SIDE. Horas antes, la UCR se quedó, con su nombre más combativo, con la conducción de la bicameral que controla los organismos de inteligencia y el resto de las máximas sillas de poder quedaron en manos de Unión por la Patria.
El quórum, desde filas opositoras, estaba muy ajustado. Para habilitar cualquier sesión se necesita la presencia de 129 diputados en sus bancas, una misión difícil. En épocas de bloques fraccionados y divisiones internas, para las fuerzas políticas no es tarea sencilla aportar la totalidad de sus miembros a cualquier empresa. En esta ocasión, podría haber una o dos sorpresas.
La semana pasada, cuando se votó la posibilidad de incluir, en una sesión en curso, el debate por el DNU que otorgó $100.000 millones extra en conceptos de gastos reservados a la SIDE, hubo 18 radicales, de 34, que acompañaron esa solicitud. Por estas horas, se calculaba una presencia similar para dar quórum en la cita de este miércoles a las 12, o tal vez más.
“Evolución baja y da quórum”, se anticipó, desde ese sector interno de la UCR ante la elección de Martín Lousteau como presidente de la comisión bicameral de inteligencia, la que controla los organismos de inteligencia. El nombre del senador radical apareció en los últimos días, con la salida de la cornejista Mariana Juri, que permitió el ingreso del porteño.
Desde entonces, se echó a correr el rumor de un acuerdo entre Lousteau y Santiago Caputo para ocupar la silla de la conducción de esa comisión, algo que se rechazó desde el entorno del senador. La llegada del porteño a ese lugar de poder generó algunas sospechas, sobre todo porque volteó a los dos nombres de la interna oficialista y arribó al manejo de la conducción a título personal, no como presidente de la UCR.
Lo cierto es que los tres principales sillones quedaron para el partido centenario y dos para Unión por la Patria, que en estos meses le hizo la vida imposible al gobierno al impulsar, por ejemplo, una investigación para conocer detalles de las detenciones ilegales perpetradas contra manifestantes el día que se debatió la ley Bases en el Senado, el 12 de junio.
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La bicameral de inteligencia es un órgano que debe estar activo todo el año, pero las internas propias del gobierno y con bloques dialoguistas impidieron su conformación, por eso continuaron las viejas autoridades al frente. Se libraron dos batallas: una, en Diputados. Terminó con una pelea con Emilio Monzó, que aspiró a una silla y no la consiguió. La otra, en Senado, por la presidencia.
Por alternancia parlamentaria, la conducción de la bicameral le corresponde al Senado, donde La Libertad Avanza no aportó ningún miembro. Santiago Caputo impulsó al peronista no K, Edgardo Kueider y Victoria Villarruel al PRO Martín Goerling. La falta de acuerdo abrió la puerta a la llegada de una síntesis entre el peronismo y la UCR para bajarle el candidato al asesor estrella.
Lousteau recibió ataques trolls por varios días, un ejército manejado por el propio Caputo. Nombres como el de Agustín Romo, El Trumpista, Milei Schelbi y hasta los propios canales aliados al gobierno le pegaron al senador, un blanco fácil para La Libertad Avanza. El porteño es uno de los enemigos del oficialismo, que votó en contra del DNU 70/23 y de la ley Bases.
Según se argumentó, el senador llegó a ocupar la conducción de la bicameral de inteligencia gracias a la conformación de una mayoría, práctica habitual parlamentaria. Para él, esta es un área que necesita ser auditada y, como organismo de control, tiene que estar en manos de la oposición. Lousteau es economista, un plus que se destacó ante la necesidad de vigilar los gastos de la SIDE, consiguió los votos definitorios, es del Senado y no hubo mucho más que discutir. Listo. Cerró todo
En la reunión de bloque en Diputados, previo a la sesión por los fondos de la SIDE, la mayoría de los radicales se pronunció en contra del DNU y a favor de bajar a dar quórum. Si bien se calculan unos 16 diputados seguros para esta última acción, podrían ser más, confió una fuente que participó del encuentro. Incluso, quienes todavía dudan sobre si bajar o no al recinto, rechazarían el decreto en caso de que la sesión se habilite.
En líneas generales, todos los centenarios están en contra del decreto firmado por Javier Milei, pero los que no aportarían para el quórum están enojados por el modo en que se convocó la sesión. No gustó que Encuentro Federal haya tomado la iniciativa con firmas de legisladores boina blanca que, según este sector, no lo conversaron con el resto del bloque, generando un mal clima interno.
Sin embargo, el espacio que sumó incertidumbre fue Encuentro Federal. El bloque, que mostró una importante unidad la semana pasada a la hora de impulsar el tratamiento de los fondos reservados de la SIDE, no estaría tan compacto este miércoles. El que encabeza la cruzada contra estos recursos económicos es Nicolás Massot, sumado al enojo de Emilio Monzó contra el gobierno. Por estas horas, de todos modos, no bajaría la totalidad de sus diputados para habilitar la sesión.
Se hablaba de una división casi en mitades, aunque con el correr de las horas más diputados se plegaron a la idea de dar quórum y rechazar. La figura clave es la de Miguel Ángel Pichetto que, según confió una fuente, se sumó al enojo de los compañeros y salvó algunos cordobeses que por ahora no fueron confirmados, el resto bajaría al recinto. Los mediterráneos Natalia de la Sota y Fernando Brügge estarían para el quórum. Encuentro Federal no termina de digerir los conflictos con el gobierno por lugares en comisiones bicamerales, defensoría y otros.
En el PRO, que como todos los martes tuvo su reunión, la mayoría no va a proporcionar número para habilitar la sesión.