El oficialismo procesó de diversas maneras el mal trago que representó la devolución de la ley Omnibus a comisión. Muchas de esas expresiones estuvieron reñidas con las buenas prácticas democráticas, incluso las que realizó el propio presidente Javier Milei, quien difundió la lista de diputados que habían votado a favor y en contra del proyecto, promoviendo la grieta "pueblo" versus "casta". En esa línea, el diputado oficialista Carlos D'Alessandro aseguró que el Ejecutivo no sólo retirará definitivamente la ley "Bases" sino que no tiene pensado enviar ningún otro proyecto al Congreso en lo que queda del año. Si la idea es gobernar por decreto, en Unión por la Patria están atentos a conseguir una nueva derrota de la Casa Rosada con el rechazo al mega DNU de Milei, para lo que esperan contar ahora con el aporte de legisladores de la oposición dialoguista enojados por el nuevo escrache presidencial.
No hay nada orgánico en La Libertad Avanza. Cada uno hace y deshace, y finalmente la última palabra la tiene Javier Milei. Por eso las desautorizaciones son cosas de todos los días, incluso a los ministros, y a nadie parece preocuparle demasiado. Lo mismo puede suceder que alguno de sus integrantes anuncie una cosa y al rato aparezca un colega haciendo o diciendo lo contrario. Con esa dinámica en la que prevalece el desconocimiento y la improvisación, la sorpresa hubiera sido que una ley de más de 600 artículos como la "Bases" resultara aprobada sin problemas. Volvió a comisión y, luego de muchas dudas internas acerca de qué significaba eso, el jefe del bloque libertario, Oscar Zago, terminó admitiendo que con eso el proyecto había pasado a mejor vida. "Analizará el Gobierno cómo vuelve a mandar la ley", concluyó.
Una posibilidad, agregó, era que se fraccionara en varios proyectos y se fueran remitiendo a partir del inicio de las sesiones ordinarias el 1 de marzo. Casi al mismo tiempo, su compañero de bloque D'Alessandro confirmaba el retiro de la ley Omnibus, pero avisó que era muy probable que el Ejecutivo no enviara ningún proyecto más durante este año y que quedaría al criterio de los diputados resolver cómo continuar con las propuestas. Mientras tanto, trascendió que en el encuentro que mantuvieron en el Congreso el ministro del Interior, Guillermo Francos, con el presidente de la Cámara baja, Martín Menem, y el propio Zago habían analizado qué cuestiones incluidas en la ley Omnibus podrían salir por decreto, en el deseo de Milei de evitar de ahora en más al Parlamento.
En la misma jornada de furia libertaria, un grupo de diputados presentó un proyecto para volver a declarar punible al aborto, derogando la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo aprobada a fines de 2020. Además, el diputado Gerardo Milman, hace tiempo desaparecido de los primeros planos debido a sus nunca aclarados vínculos con el atentado a Cristina Kirchner, ayer volvió a retomar protagonismo al presentar una iniciativa para que el Poder Ejecutivo convoque a una consulta popular. Milman es muy cercano a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, una de las integrantes del Gobierno que impulsaría la "bukelización" de la gestión, en deriva autoritaria. También le atrae la propuesta en seguridad del presidente salvadoreño, reñida con el respeto a los derechos humanos.
Temprano, el vocero presidencial Manuel Adorni no había descartado la vía de la consulta popular. "Todas las herramientas constitucionales están siendo evaluadas", respondió. En caso de que la convocatoria sea del Poder Ejecutivo se trataría de una consulta no vinculante, algo así como una encuesta sobre el proyecto enviado al Congreos y los dos meses de gestión de Milei. Obviamente, se trataría de un arma de doble filo para el Gobierno porque una derrota lo dejaría en una posición de extrema debilidad.
En Unión por la Patria celebraron el resultado de la sesión. No sólo porque consideraban que su irreductible posición de rechazo había servido para hacer caer el proyecto sino también porque, más allá de los tres diputados tucumanos que decidieron abrir un bloque aparte por indicación del gobernador Osvaldo Jaldo, el resto de la bancada se había mantenido unida y cumpliendo con la estrategia de discutir punto por punto de un proyecto que llegaron a estudiar a fondo, tal vez más que varios de los integrantes del oficialismo. Mantener ese espíritu de unidad, adelantaban, era el paso uno para enfrentar cualquier nueva iniciativa que pudiera pergeñar el oficialismo para salir del atolladero.
En UxP estaba muy atentos a la lista de enojados con Milei y su entorno que iban engrosando con cada nuevo tuit y cada nueva entrevista, con renovadas acusaciones al voleo. Traidores y corruptos fueron las más repetidas. El gobernador de Corrientes, el radical Gustavo Valdés, que hasta la semana pasada reclamaba que el Congreso le votara la ley a Milei, ayer le planteó al Ejecutivo que "no es todo amenaza, no es todo garrotazo". Como él, eran muchos en el ex Juntos por el Cambio que entendían que el Gobierno había pasado todos los límites. Algunos parecían tentados a rechazar el mega DNU que -por ahora- busca tratamiento en el Senado.
"Hay que esperar primero a ver lo que sucede en el Senado. Qué va a pasar con los senadores de Misiones, de Río Negro y de Salta, todos gobiernos provinciales que entraron en la lista de los traidores para Milei", decía un importante legislador de Unión por la Patria. El interbloque de senadores de UxP tiene 33 senadores y necesita apenas otros cuatro para alcanzar el número necesario para el quórum y el rechazo. Para eso, la vicepresidenta Victoria Villarruel debe convocar a sesión especial, algo se le pidió el jueves pasado y no cumplió. Esta semana quedó a cargo del Ejecutivo así que no le insistieron, pero la semana próxima el interbloque de UxP volverá a la carga, dispuesto a propinarle otro duro golpe parlamentario al oficialismo.
Si consiguen el rechazo de la Cámara alta luego deberá pasar a Diputados. Para que el Congreso rechace un DNU -algo que hasta el momento nunca sucedió- tienen que hacerlo las dos cámaras. La de Diputados se veía más complicada, especialmente por las pocas ganas que mostraban los bloques de la oposición dialoguista en mostrarse junto a la bancada de Unión por la Patria votando contra el Gobierno. Pero la catarata de acusaciones, insultos y memes disparados desde la cuenta del Presidente y de los trolls libertarios en las últimas horas estarían ayudando mucho a allanar el camino a esa votación.