El presidente Alberto Fernández se animó a contestar todo y abrió su corazón con definiciones que habitualmente no se le escuchan. Infancia, miedos y hasta una revelación sobre qué le diría a la muerte si golpea su puerta fueron algunas de las respuestas que dio. Además, aseguró que Néstor Kirchner, a su criterio, fue el mejor Presidente de la historia argentina.
Fernández dialogó junto al humorista y gráfico Juan Matías Loiseau, más conocido como "Tute", en su canal de YouTube dentro de la sección Preguntas Dibujadas. "Me remonto a las mesas familiares, con mis hermanos y mis padres. Me remonto a jugar a la pelota en la calle. A los primeros partidos que vi en la cancha de Argentinos Juniors", expresó en relación a su infancia.
El máximo mandatario no dudó en contestar sobre todo. Dejó en claro que le preocupa la mirada ajena porque si no fuese así "sería que tengo poca vocación para empatizar con el que tengo en frente" pero remarcó que hace caso omiso a "la mirada dañina, perversa y tendenciosa". Además remarcó que le importa el prestigio, pero sólo cuando es entendido como "el respeto del otro, que el otro me considere" y ante la consulta sobre si es egocéntrico, no dio vueltas: "Creo que no pero muchos dicen que sí".
También se animó a contar qué es lo que le da miedo en la vida: "A equivocarme, le tengo miedo. Pero no sé si la palabra es miedo. Frente a la decisión, en cualquier orden de la vida, trato de ser muy cauteloso y pensar mucho. Creo que tiene que ver con que soy alguien muy racional". Y si se encontraría cara a cara con la muerte, expresó qué le diría: "Es inexorable, vamos. Sólo le pediría que le deje el menor sufrimiento a los que me han querido porque cada vez que se va uno que quise, me dolió mucho".
Remarcó que "Néstor Kirchner ha sido, sin dudas para mí, el mejor presidente que ha tenido la democracia", dejó en claro que es "insobornable" y dejó en claro que la grieta es "algo que alimentan los cultores del odio porque a algunos sectores les sirve". Cuando se ve al espejo no duda en admitir que observa a "un tipo que toda su vida la encaró con honestidad, algo que da seguridad y tranquilidad" y hasta admitió: "Con la pandemia me gusto menos porque he engordado un montón con este tema de estar acá encerrado. Uno no fuma, entonces tiende a comer. Estoy conforme con mi esencia".
En la misma línea habló del arte y de la música. Sobre el primero dijo que es "el alimento del alma", mientras que el segundo es su gran descubrimiento ya que lo utilizaba como "cable a tierra" cuando discutía con su padre en la adolescencia y se encerraba en su cuarto a tocar la guitarra. Además recordó dos frases de poemas que le quedaron grabadas: "'Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio', de Serrat o 'Bienaventurados los que están en el fondo del pozo porque de ahí en adelante solo queda ir mejorando'", de Benedetti".
Por último, ante la consulta sobre una posible revelación a través de los sueños, contó: "Tuve un sueño raro y me desperté pensando quién escribe nuestra vida, donde se escribe. Es Dios, el destino. Vilma, que no cree en Dios, me decía que es un proceso de causalidad. Estuve como obsesionado". Y sentenció: "A la noche me senté con la guitarra y escribí un tema: 'Veo en cada mañana que el sol se asoma en este lugar y que cuando se apaga, salen estrellas a iluminar. Todo es un ciclo enorme que se repite sin entender, si somos lo pintado o el pincel'". Incluso, sobre el final, se animó a tocarlo.
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