¿Se rompe? El PRO define su futuro

Macri está dispuesto a romper un acuerdo político con Patricia Bullrich. Sin embargo, la ministra de Milei que no quiere irse de ese espacio político para no perjudicar su imagen con discusiones de casta ni anticipar debates electorales.

03 de julio, 2024 | 00.05

“Nos dirigimos a usted, como asambleísta del partido PRO Propuesta Republicana Orden Nacional, a fin de convocar a la reunión de la Asamblea Constitutiva”. El mail fue enviado por el Consejo Nacional con la intención de convocar a referentes de todo el país el jueves, en la Capital Federal. Ese día, el 4 de julio, será la fecha en la que Mauricio Macri le declarará la guerra a Patricia Bullrich. El encuentro presencial será a las 10 de la mañana en el Hotel Abasto, sobre la avenida Corrientes, justo en diagonal al enorme shopping porteño. El bullrichismo asistirá al mitin con el objetivo de “hacer cumplir el acuerdo que tenemos: Mauricio Macri, presidente del Consejo, Patricia Bullrich, presidenta de la Asamblea”. Ese acuerdo está en la cuerda floja.

En marzo, para sellar una lista de unidad, Macri acordó con Bullrich algunos lugares simbólicos en la estructura del partido. Pero la presidencia de la Asamblea es la clave. Como ya contó El Destape, se espera que Mauricio no cumpla con el pacto que tejió con la ministra de Javier Milei. Lo que todavía están en duda son los motivos o las respuestas que el presidente del partido espera conseguir. Inicialmente, es una invitación abierta para que Patricia y el bullrichismo rompan el PRO y paguen el costo político de la migración. También, la necesidad de Mauricio de mostrar poder y de ser el dueño, en este caso, de la herramienta. En el primer caso, por ahora no tendrá éxito. Bullrich no tiene pensado irse del espacio.

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“Seguiremos desde adentro”, sostuvo una fuente bullrichista ante la posibilidad de que Macri incumpla el pacto partidario. Un escenario más que descontado, tal como graficó un dirigente cercano a Mauricio: “La decisión es no cumplir el compromiso de lo acordado”. No se espera que Mauricio esté presente en el encuentro de este jueves. "No se ensucia", lanzó alguien que conoce el funcionamiento amarillo. “El es italiano, eso no se hace”, retrucaron cerca de la ministra. No se espera una vendetta, al menos de momento, pero Patricia está convencida de que la fusión de hecho con La Libertad Avanza ya existe y que los votos del PRO están, mayoritariamente, con Milei, no con Macri.

En el bullrichismo se recuerda el 2023, una carta que los sorprendió y que todavía funciona para generar expectativas. En la interna con Horacio Rodríguez Larreta, el armado de la actual ministra se planteó pequeño, con menos experiencia, menos recursos y menos alcance pero, finalmente, se impuso y dejó afuera de la carrera al ex jefe de Gobierno. En Milei ve algo similar: alguien que llegó prácticamente en soledad y conquistó la jefatura de Estado.

Llegadas las elecciones generales, se desinfló el globo y Patricia apenas alcanzó un tercer lugar. Pero el hecho de haber triunfado en las PASO la llevó a atribuirse el voto PRO. “El votante (amarillo) está más cerca de Bullrich”, se analizó. Por supuesto, Macri no piensa lo mismo y está seguro de que los sufragios obtenidos por la ex candidata alcanzaron ese número sólo porque él estuvo detrás para traccionar algo. No alcanzó, según justifica el ex presidente, porque lo convocaron tarde. Lo ocultaron hasta que se dificultó el panorama.

La pelea por el votante PRO es clave. A Bullrich le interesa ese número, no tanto la estructura del partido. Ella cree más en la representación de determinados valores e ideas que en el sello del espacio político usado para impulsarlas. Por eso, pasó por varias fuerzas y, también por eso, en el larretismo le advirtieron a Macri, en 2021, que Patricia estaba usando el armado amarillo para beneficio personal y que lo abandonaría en cuanto se presentara la ocasión.

El hecho de no haber batallado por la estructura evitó una crisis en el PRO, al menos de momento. Si ella hubiera querido quedarse con la institución amarilla, el escenario sería diferente, más allá de si efectivamente tiene o no tiene dirigentes que la acompañen para hacerle frente a Macri. Además, no quiere empaparse - ni perjudicar al gobierno - con discusiones de casta o debates electorales antes de tiempo.

Lo que busca, ahora, es la representación de los votos. El bullrichismo salió a aclarar, últimamente, que no quieren la fusión institucional con La Libertad Avanza sino una especie de confluencia. La ministra habló de más, fue advertida y se bajó un tono a la conversación pública. Piensan, sin embargo, que ya se dio una unificación entre ambas fuerzas, pero mediante el electorado.

No hacen falta, entonces, la amalgama de estructuras sino la de representaciones y eso estaría sucediendo, según la visión más cercana al gobierno. Ninguno, entonces, apunta a una fusión sino a una coalición pero con diferentes conducciones. El bullrichismo cree que la lapicera la tiene que tener Milei, por ser el jefe de Estado. Mauricio la quiere para él. En esa batalla previa para instalar las bases del acuerdo, Macri empezó a distanciarse del gobierno. La Fundación Pensar, del PRO, sacó un duro informe sobre los primeros seis meses de Milei en la Casa Rosada y Néstor Grindetti, en la Legislatura porteña, apuntó contra la Nación por no entregar fondos coparticipables.

Los resultados económicos serán clave para acomodar esos vínculos. Si Milei sale del cepo y se reactiva la economía, el escenario será uno. Si todo sale mal, habrá otro panorama. Lo que se cree, al día de hoy, es que, al final del camino, el año que viene van a estar todos juntos. Aún no se sabe de qué manera y bajo qué condiciones.