Milei pone entre la espada y la pared a la ancha avenida del medio de Juntos por el Cambio

Un sector de la alianza empezó a ver con buenos ojos la posibilidad de estirar cualquier tipo de definición a la espera de un nuevo contexto que permita esquivar el "todo o nada" propuesto por el presidente.

03 de enero, 2024 | 00.05

El oficialismo juega a todo o nada. La Libertad Avanza quiso acelerar los tiempos de implementación de un plan de shock pero su brutalidad fue la misma que, por las formas, paralizó los tiempos ansiosos del Gobierno en el parlamento. Con la mira puesta en la espera, la cautela y la corta luna de miel de Javier Milei, la ancha avenida del medio mantiene su propuesta de representación que, ahora, no parece encontrar eco en el juego de blancos y negros propuesto desde el Ejecutivo.

Milei no quiere negociar y su gobierno polariza entre los que están a favor o en contra del cambio, los que lo permiten y los que lo obstaculizan sin contemplar grises. No hay lugar, en su plan, para quienes quieran acompañar unas propuestas, modificar otras y rechazar algunas más. Al enfrentar dos modos de ver la vida y el debate, los abanderados de la moderación se quedaron sin base de sustanciación.

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“Es un juego dinámico, no estático”, dijo un diputado radical después de reconocer ese presente complejo. Si el presidente encuentra respaldo en el electorado de Juntos por el Cambio que votó una transformación y una oposición al kirchnerismo, eventualmente podría perderlo por el desgaste propio de una gestión que, de momento, sólo prometió meses de sufrimiento.

Por debajo de la capa visible a favor de un cambio, se empezaron a mover los sentimientos de agotamiento, de cansancio, de una sociedad que necesita mejoras urgentes y no una duplicación del costo de todos los servicios básicos. Cuando se termine la luna de miel, muchas personas podrían mirar al gobierno con otros ojos y buscar una nueva representación, la que seguirá ofreciendo el espacio que prefirió el camino del centro. Los que no se alinearon con Milei.

A eso apuestan los que están en una posición incómoda, ni oficialistas ni opositores. Por eso, en medio de un enero de sesiones extraordinarias y posicionamientos apresurados ante las primeras medidas, una de las opciones potables pasó a ser la espera. Aguardar hasta marzo para, con otro contexto social, pensar qué hacer con el decreto de necesidad y urgencia firmado por el presidente y que, a fecha de hoy, no tiene intención de diseccionar. En un par de meses, tal vez necesite otra estrategia.

La comisión bicameral que controla este tipo de herramientas presidenciales tiene funcionamiento permanente pero, de no haber avances después de la primera quincena de enero, Unión por la Patria podría pedir su tratamiento en los plenos de ambas Cámaras. Por reglamento, podría ser el 23 de enero, según confirmó la diputada Paula Penacca en El Destape Radio. Desde el PRO se coincidió con que no hace falta incorporar el análisis del DNU al temario de sesiones extraordinarias para poder hacerlo, pero otros lo plantearon como un tema “opinable”. Podrían intentar encontrar algo de tiempo.

Las negociaciones están en marcha y se desarrollan a la par del armado de comisiones, dilatando los tiempos, incluso desde el oficialismo. En La Libertad Avanza no quieren ganarse un problema gratuito y quieren ver si el DNU tiene viabilidad o si el Poder Judicial será un inconveniente. En el primer mes de gestión, embarrarse de más no parece ser la mejor idea.

Distinto será el caso de la ley ómnibus que permite un tratamiento diseccionado, artículo (ley) por artículo (ley) con posibilidades de modificar cada uno de estos puntos en el debate de comisión. Por ejemplo, al plantear la posibilidad de privatizar empresas estatales, dejar algunas afuera. “Si hay acuerdo político, se puede”, lanzó una fuente parlamentaria ante la posibilidad de dilatar también estos tiempos debido al grueso del paquete enviado por el gobierno.

La interna dentro de JxC

Tal vez el espacio que está más incómodo para sortear este escenario sea la UCR, que podría esperar a vientos mejores para plantear sus salidas. Ya presentó dos proyectos de ley espejo, una solicitud formal al presidente y otras alternativas creativas.

La UCR se dividió en dos frente a estos abordajes, según describió alguien desde adentro. Por un lado, los dirigentes que disputan electoralmente y mantienen una representación. Por otro, los tribuneros, los que no tienen nada que perder. Al ser una minoría, su lógica es mucho más simplista y tomar posición ante determinado tema puede ser más sencillo que para quienes tengan que poner la cara. Por eso, seguramente, haya posiciones diferentes o más o menos apresuradas.

Los que se mostraron bastante cómodos con su posición fueron los integrantes de la Coalición Cívica. Como el resto de Juntos por el Cambio, coinciden con algunos ejes temáticos del DNU y de la ley ómnibus, pero no con las formas del primero ni con la delegación de facultades del segundo. “Lo que haya que rechazar, se va a rechazar. Hay cosas que no van a pasar y otras que sí”, dijo una fuente parlamentaria.

Como el radicalismo, no pareció posible el intento de Milei de avanzar con el DNU tal y como está ni con la delegación de facultades. Eventualmente, el panorama podría cambiar y los proyectos podrían adoptar otra forma. En el mientras tanto, los lilitos apostaron por evidenciar contradicciones y equivocaciones propias de una gestión que comenzó en forma atolondrada y mezcló peras con manzanas en ambas iniciativas.

Al igual que el radicalismo, los lilitos están a favor de la ancha avenida del medio, cada vez más angosta por estas horas. Y, al igual que los boina blanca, también buscan encontrar alguna salida que permita acompañar el cambio pero no las formas. Por eso, como ya explicó El Destape, Elisa Carrió plantea que, al haber incorporado el DNU a la ley ómnibus, éste se puede analizar punto por punto.

La Coalición Cívica, parte del bloque Hacemos Coalición Federal, se propuso tener “una posición coherente y un análisis serio” de las iniciativas. En este momento, los equipos técnicos analizan el proyecto y probablemente haya un pronunciamiento cuando ese trabajo haya terminado. En el mientras tanto, el partido confrontó con Milei y con su ex socia, Patricia Bullrich.

La semana pasada, Juan Manuel López, diputado, le pidió al presidente que organice prioridades. Ahora, el presidente del partido, Maximiliano Ferraro, dejó en evidencia a la ministra de Seguridad, otrora en contra de la delegación de facultades.

“Cómo no olvidarme de esta declaración tuya”, le dijo Ferraro. “El fin no justifica los medios. Una verdadera pena tu cambio de postura”, lanzó. La declaración molestó a Bullrich que inmediatamente ensayó una respuesta a través de su diputado Damián Arabia, que ofició en la campaña de armador en el interior del país.

“Ella no cambió de opinión, lo que cambió es la realidad”, refutó el nuevo legislador nacional. “Tenemos la responsabilidad histórica de darle al nuevo gobierno las herramientas necesarias para intentar sacarnos de esta terrible crisis. Hay una sociedad que nos pide a gritos que lo hagamos, ojalá estemos a la altura y lo hagamos rápido”, agregó. Para Ferraro, sin embargo, “no vale todo” y le preguntó si “las únicas herramientas son 9 emergencias y más de 55 facultades delegadas”.

El PRO tiene tres posiciones claras, una que es la línea Arabia, con ascendente en Bullrich, otra macrista de Mauricio Macri y una tercera de Horacio Rodríguez Larreta. Este bloque, tal vez el más complejo de los tres clave del ex Juntos por el Cambio, se encontrará este miércoles a las 17 para analizar en detalle lo que envió el presidente. 

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