En medio de una interna abierta en la UCR por los cambios a la Ley Bases y el paquete fiscal, Martín Lousteau busca mostrar su coherencia de trabajo y ubicarse por fuera de los que quisieron creer en el Gobierno y los que se acercaron demasiado a la posición del oficialismo. El macrismo atraviesa momentos claves para definir su relación con Javier Milei, post “primeras herramientas”, mientras vive una interna feroz entre Mauricio Macri y Patricia Bullrich. Los gobernadores no se quedan atrás y tienen varias reuniones agendadas, entre ellas una que unifique a los diez de Juntos por el Cambio antes del debate en el recinto.
Mientras Rodrigo de Loredo insiste públicamente con la redacción original de las dos leyes de Milei, los senadores acorralan al presidente y amenazan, como ya contó El Destape, con no darle votos a futuro en caso de incumplir acuerdos políticos. Los radicales mostraron una desconexión importante a la hora de trabajar en ambas Cámaras y evidenciaron la falta de diálogo durante el proceso. Lousteau, casi como si jugara otro juego, se dedicó a mostrar los aspectos de su proyecto de ley que, por falta de votos, quedaron fuera de la iniciativa impulsada por el Gobierno, casi como oportunidades perdidas. Sin forma de incluirlas ahora, su intención es mostrar un trabajo consistente.
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La incidencia de su figura, como presidente del partido, está bastante en duda dado que, hasta el momento, no sumó voluntades para que lo acompañen en las votaciones. Sin embargo, el no haber escoltado el proyecto del gobierno quiso ubicarse como alguien que “la vio”. No sólo no acompañó las propuestas destructoras del oficialismo, sino que tampoco creyó en las poco factibles promesas de Guillermo Francos.
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La contracara del poder radical son los gobernadores. Ellos consideran tener el la palabra final dentro del partido y son los que se reunirán, en las próximas horas, con el jefe de Gabinete. Está previsto, para este martes, un encuentro con los gobernadores de San Juan, Marcelo Orrego; de San Luis, Claudio Poggi; de Santa Fe, Maximiliano Pullaro; y de Corrientes, Gustavo Valdés. El jueves, el coordinador de ministros estuvo con los gobernadores del norte, Carlos Saadir entre ellos.
Además de una reunión con jefes de bloque de los distintos espacios políticos, habrá un mitin de los diez jefes provinciales de Juntos por el Cambio en la previa al debate de la ley Bases. Los mandatarios precisan la restitución del impuesto a las Ganancias pero, como planteó Rodrigo de Loredo, que también la Casa Rosada reconozca esa necesidad. El costo político de la restitución del tributo es todo un tema, despertando internas con La Libertad Avanza e intra espacio, con los propios colegas que, en Senado, se desentendieron del debate al rechazar el capítulo.
Los que no tienen dudas respecto a los proyectos de ley son los diputados macristas. Este martes avanzarán con el dictamen en medio de la resolución de una pelea feroz que se inició y, por ahora, se mantiene en la provincia de Buenos Aires. Por esas horas, está prevista la difusión de la lista para presidir al partido amarillo en el territorio más poblado del país.
El bullrichismo no tenía pensado, al cierre de esta nota, presentar una propuesta propia para dar la batalla. No quieren distraer con una interna que, en charla con el gobierno nacional, los deje mal parados en la lucha contra la casta. Pero tampoco quieren darle entidad a un proceso que ellos consideran irregular.
De todos modos, con una interna caldeada, se prefirió no cerrar la posibilidad a una disputa interna. Las chances son bajas pero, hasta que no se presenten las listas, la historia está abierta. Hasta el momento, la intención es que, en la nómina comandada por Cristian Ritondo y apadrinada por Macri, no haya silla alguna para el bullrichismo.
Ni Mauricio, en el PRO nacional, se atrevió a tanto. A la ministra de Milei le dio la vice segunda, un cargo más simbólico que otra cosas, y a ella le dio la conducción de la Asamblea partidaria, espacio que podría quitarle el próximo 4 de julio. Un dato de color pero para nada inocente sobre la mala relación: en la página del PRO, Damián Arabia, el designado por la funcionaria, no tiene biografía y su foto está muy descuidada.
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El bullrichismo no quiere romper para no pagar el costo del alejamiento, pero sí quiere que se vayan Macri y sus seguidores. Para este sector, el partido ya no representa a nadie, es solo un instrumento y como fuerza política dejó de existir. Los retiros voluntarios no dejarán de ofrecerse en las próximas semanas.
Este fin de semana, Bullrich despidió y denunció a Vicente Ventura Barreiro, el segundo en Seguridad. Hombre de Cristian Ritondo, fue acusado de querer manipular licitaciones de alimentos para el servicio penitenciario. La maniobra de la ministra fue adjudicada al enojo que maneja por haberse quedado afuera del PRO nacional, una suerte de represalia. Cerca de la funcionaria se despegaron de esa posición y celebraron que se haya desplazado a un “corrupto”.
El futuro del PRO es bastante incierto. Por ahora, se lo mantendrá con vida para tener con qué negociar una mejor posición, al tiempo que Karina Milei encaró el armado de su propia estructura para no depender de los amarillos. Para el macrismo, La Libertad Avanza no los abraza ni da gestos que insinúen un posible trabajo conjunto a futuro. Algo de eso dejó en evidencia María Eugenia Vidal en una entrevista con LACA. Consultada sobre si estaría dispuesta a integrar la gestión actual, respondió que "si hubiera una coalición de gobierno del PRO con LLA si, si no, no. A título personal no".