Horacio Rodríguez Larreta dedicó el lunes a recorrer medios de comunicación que le hablaran un poco a cada público. Más opositores volcados a la derecha, más de centro y también con una cuota de simpatía hacia el oficialismo. Lo hizo "para estar" presente, sin un disparador que haya motivado el desfile radial. Funcionó un poco como una suerte de equilibrio frente al clipping cotidiano de su principal contrincante amarilla, Patricia Bullrich, con quien compartió recital - aunque en días diferentes - este fin de semana. Pero no fue la razón de las entrevistas. En las charlas, más o menos de una duración similar, dijo lo mismo: reformas laboral y previsional - más cercano al pensamiento "halcón" -, la famosa apertura al mundo comercial, los costos tributarios laborales, la necesidad de bajar la inflación reduciendo el déficit y la emisión, la educación como salida y la intención de exportar el modelo de seguridad porteño a todo el país. La palabra que más sonó fue "plan".
En diversas entrevistas radiales y televisivas, Larreta dejó varios ejes hacia el presente y el futuro. En el primer rubro, la defensa de la unidad de Juntos por el Cambio, una discusión que cobró vida con la aparición de Javier Milei y la necesidad de Mauricio Macri de priorizar el concepto del "Cambio" por sobre el de "Juntos". Pero también cuestionó la construcción de la oposición tira piedras porque las "agallas" se miden a la hora de sentarse a charlar con el que piensa distinto, no a la hora de confrontar porque sí. Acá se alejó, por así decirlo, del ala combativa.
Hacia el futuro, prácticamente todo. El jefe de Gobierno quiso mostrarse como un equilibrista. Enfatizó que confrontó con el Gobierno nacional cuando se discutió la apertura de escuelas en medio de la pandemia, o cuando el Ejecutivo le quitó un punto extra de la coparticipación que Macri le había regalado durante su gestión presidencial. Acá volvió a acercarse a los halcones. Si bien dijo que no podría acordar con el kirchnerismo, también planteó su vocación de generar consensos y acuerdos que permitan sostener un plan de país por al menos dos décadas, con la apertura del espacio opositor. Ricardo López Murphy, por ejemplo, es parte de esa flexibilización.
Larreta puso en marcha su estrategia de campaña. En las entrevistas dijo que el candidato que resuelva los problemas inflacionarios con un slogan, está mintiendo. En contraposición, planteó el concepto del "plan". Que falta un plan, que cada vez que cambia un gobierno también cambia el plan, que las cosas no se resuelven de un día para el otro, que hay que sentar las bases de la transformación.
"Plan", una palabra que saldrá mucho de la boca de Larreta. Como ya contó El Destape, los focous group le arrojaron que, a nivel nacional, la ciudadanía ya no quiere promesas lindas hechas mediante frases vacías sino un mecanismo, un cómo llegar a ese ideal planteado por el candidato. Por ahora, sólo una palabra. Larreta todavía no logró darle forma a una propuesta económica por una cuestión que, señalan, es básica: no se sabe cómo será la economía de la Argentina a fines de 2023.
Sin embargo, el jefe de Gobierno sí se arriesgó a esbozar algunos lineamientos que no resultaron novedosos. La reforma laboral ya había sonado en la campaña legislativa del año pasado bajo el título de eliminación de las indemnizaciones, a lo que también se le sumó la necesidad de reducir las cargas tributarias para fomentar la creación de empleo, según su explicación. A esto le agregó una reforma previsional porque la actual es inequitativa, con muchos regímenes especiales. En ningún caso ahondó demasiado en las implicancias de los cambios ni en los mecanismos.
El mandatario porteño pidió repensar el federalismo, fomentar la exportación con pactos para proteger al mercado interno a valores desacoplados de los precios internacionales y generar una suerte de alineamiento entre precios y salarios pero sin controles "compulsivos" que no funcionaron. Esos fueron algunos de los ejes del plan económico de Larreta y se conjugaron con los de la seguridad.
Le dedicó bastante tiempo a hablar del modelo porteño, de las cámaras, de los narcos, de los índices y de cómo ese trabajo debería ser llevado al resto del país. Es el caballito de batalla de la Ciudad y su conductor. Junto a la economía, la preocupación más importante de la sociedad según las encuestas propias.
Ese modelo de seguridad, dijo, no se consiguió de un día para el otro sino que necesitó tiempo, decisión política y - atención - un plan. Ese será el eje de la campaña. Mostrar cómo, con continuidad y constancia, suceden las cosas. Para el jefe de Gobierno, la clave pasará por generar consensos y esa es la tarea a la que se dedicó y dedicará en este tiempo. Tener el apoyo político, social y de organizaciones necesario para poder llevar adelante sus políticas.
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Si bien su idea de "transformación" apunta a un cambio que pueda mantener políticas favorables de gestiones anteriores, también es cierto que planteó que el puntapié inicial, la base de esos 20 años de un mismo plan, llegaría con la nueva gestión, la del 2023. Acá es donde ingresa la idea de que tirar piedras porque sí no construye un país. Un mensaje para los propios y también para los libertarios. Sobre ellos, un asterisco: sólo dijo que Milei no forma parte de JxC y que él no está preocupado por lo que hacen otros candidatos sino por sus propias acciones.
Esa preocupación por lo propio también lo llevó a rechazar un condicionamiento de Mauricio Macri. No lo dijo de forma directa, pero planteó que la gente es la única que puede condicionarlo. Está claro que el jefe de Gobierno, al menos ahora, se presentará a internas aunque el ex presidente quiera ir por un segundo tiempo.
Si bien el jefe de Gobierno habló del futuro y arrancó oficialmente con la campaña presidencial, a todos les pidió calma. Aclaró que está concentrado en la gestión porteña y en la unidad. Para cumplir con el primer punto, algo llamativo: en dos de las tres emisoras donde conversó - Mite y CNN, pero no en Radio Con Vos -, se fomentó la interacción con oyentes para charlar sobre temas de la ciudad, del día a día. Del famoso "metro cuadrado", porque en el GCBA se entiende que a la ciudadanía le interesa lo que pasa en su camino, de la casa al trabajo. Si la vereda está bien, si la plaza es linda, si está limpia la vía pública, si hay árboles.