Cuando los libertarios hicieron su irrupción electoral y se modificó la composición del Congreso, Juntos por el Cambio encontró una vía para canalizar proyectos y discusiones que de su boca hubieran sido difíciles de digerir por un electorado al que, por una cuestión de expansión y ampliación, quieren conquistar. Eso efectivamente sucedió pero también, casi como efecto colateral, planteó la discusión discursiva. ¿Sirve una postura moderada o dialoguista? ¿Los candidatos de la alianza deberán endurecerse para evitar perder votos ante Javier Milei? De momento, con un rechazo mayoritario a su incorporación, pareciera primar una supuesta libertad dentro del Estado de Derecho, "con respeto por las instituciones y la división de Poderes". De ahí que la negación de la "anarquía", incorporada en el último comunicado de la mesa nacional, no haya sido caprichosa.
Horacio Rodríguez Larreta, tal vez el más acorralado por las posiciones extremistas, optó por mantener el camino del centro. Para él y su armado, la ancha avenida del medio todavía puede generar réditos, más allá de que, en la práctica, las posturas moderadas y dialoguistas puedan tener impacto en las encuestas pero no en el manejo de las expectativas. La gente quiere, a fin de cuentas, acciones en uno u otro sentido.
Con Patricia Bullrich más cercana al discurso de Milei que Larreta, la pregunta se plantea a futuro. Si no hay una opción de Cambiemos que se dirija a ese sector de la sociedad, cómo puede la alianza evitar la filtración de votos. Algo que también se analizó en 2021 y terminó con la incorporación de Ricardo López Murphy a la lista de María Eugenia Vidal. Sin embargo, el corrimiento de las posturas no es tenido en cuenta, al menos de forma sería, por el larretismo.
"¿Le vas a dejar todos los votos del centro al kirchnerismo?", se pregunta una persona del universo del jefe de Gobierno. "Ahí paradito va a estar Horacio, en el centro", agrega. La lejanía de las elecciones dificulta, por el momento, una proyección sería. Desde la calle Uspallata aseguran que los tironeos internos son más álgidos en la opinión pública que en las entrañas del PRO y, de modo más amplio, de JxC. Sin embargo, no se niega la necesidad de su administración hasta, con templanza, acomodar las aguas.
Sin moverlos de su convicción. Esto es algo que en los últimos días salió a plantear Elisa Carrió, que aparece cuando siente el mandato de marcar el rumbo desviado. En el Congreso de la Coalición Cívica que se realizó este fin de semana, la ex diputada buscó señalar el camino para la alianza o cualquiera que pueda gobernar el país. Todo se reduce al "contrato moral" que debe prevalecer para mantener la República, las leyes, la división de Poderes y la tolerancia.
La foto de Mauricio Macri con Donald Trump o algunos coqueteos con Milei la llevaron a plantear una suerte de divorcio breve respecto del fundador del PRO, una especie de pelea para fortalecer la relación. Es que, internamente, son más los que rechazan la incorporación del libertario que los que la podrían llegar a permitir.
La semana pasada, cuando la alianza decidió darle centralidad al mencionarlo en su proclama, no faltaron las desprolijidades. Si bien desde el sector de Macri y Bullrich se planteó que se cerró la discusión de sumarlo en este momento, no para siempre, Martin Lousteau reveló en una entrevista con Clarín que "la que escribió el comunicado fue Patricia Bullrich. No sé... Es una discusión que tuvimos y ella fue la que lo escribió". Según comentó una fuente con conocimiento de la redacción del texto, la primera versión no incluyó el nombre del diputado pero la presidenta del PRO se acercó en un momento para pedir su mención y sus críticas post difusión obedecieron más a jugar para toda la cancha que a otra cosa.
Con un alto nivel de conocimiento, casi nueve de cada diez argentinos saben quién es Milei, más imagen positiva que negativa y un desgaste de la percepción en torno a la política tradicional, el diputado ultraliberal apareció como un fenómeno de preocupación para un sector de JxC. Si bien ninguno de estos indicadores necesariamente se traducirá en votos, plantearon un cambio en la discusión.
La agenda de la oposición se corrió a la derecha para planta una disputa entre una derecha racional y otra irracional. JxC intentaría ocupar el rol de los primeros. En este contexto, y ante algunos planteos que se hicieron en torno a un electorado dividido en tercios y no en mitades, un escenario distópico: ¿Qué pasaría si Milei y Larreta llegaran a un balotaje? "Mejor escenario del mundo", contestan desde Uspallata con el tono de alguien que descree de esa posibilidad. Pero una situación de semejante nivel llevaría a que personas que no votarían por Larreta se vieran obligados a hacerlo para evitar un triunfo del libertario.
Otra posibilidad tiene como foco la filtración de votos. ¿Qué pasaría si JxC no propusiera una opción tan extrema como Milei para hacerle frente? De momento, la opción podría ser mantenerla a Bullrich o buscar, como con López Murphy, una vía de oxígeno liberal. Un ex funcionario de la alianza analizó que el discurso del centro siempre fue tenido en cuenta en la política pero nunca arrojó resultados exitosos, aunque tal vez en algún futuro pueda hacerlo pero hoy, reflexionó, no parecieran estar dadas las condiciones. De ahí la decisión de confrontar con el gobierno de turno sin llegar al extremo de la propuesta libertaria.
Por el momento, esta pareciera ser la estrategia de la oposición. Cambiar el eje del debate hacia el extremo conservador y obligar a una elección entre la derecha anárquica o la derecha republicana. Esto permitió la reaparición de Macri como una opción potable para disputar cierto electorado duro, pese a que a nivel general mantiene altos números de imagen negativa y una positiva bastante más baja. En esa disputa volcada hacia un polo, se planta como un buen candidato. Su familia, según dicen desde el PRO, no quiere que vuelva a la Casa Rosada y en su entorno sostienen que, al menos "hoy", no tiene la intención de ser candidato. Pero "hoy" solo dura 24 horas.