Pese a haber sido convocada hace nueve días, la reunión de la mesa nacional de Juntos por el Cambio no podrá ser presencial. Con muchas figuras de viaje y sin ganas de perderse la foto de unidad, la alianza se encontrará de forma virtual a la hora de la siesta tardía. Sin agenda, la coalición abordará cuestiones de coyuntura, probablemente vinculadas a la economía y las internas del Frente de Todos, los ejes en los que enfocaron sus críticas en las últimas semanas.
MÁS INFO
La gran incógnita fue Mauricio Macri. Hasta el lunes a la tarde, el ex presidente no tenía confirmada su participación en la reunión pese a que todo fue acomodado para que lo pueda hacer. Sin embargo, finalmente se aseguró su presencia. El cambio de modalidad fue casi de último momento. Durante el fin de semana se eligió la sede PRO, en el centro porteño, como el lugar del encuentro. Esa opción se mantuvo hasta iniciada la semana pero, horas después, quedó descartada.
El que sí confirmó su participación en la jornada es Gerardo Morales, gobernador de Jujuy y presidente de la UCR. Su relación con Macri está completamente rota. La acusación que el ex jefe de Estado arrojó sobre Hipólito Yrigoyen - a quien señaló como el inicio del populismo en el país - terminó de romper un vínculo que no estaba para nada bien. De hecho, el jueves el radical volvió a aclarar que su partido no es "populista como algunos" dicen, en referencia a Mauricio. Una herida que no llegó a sanar.
MÁS INFO
Para una buena parte de la UCR, Macri puede ser un límite. Este Mauricio es peor que el de 2015 y, en caso de ser candidato, podría romper la alianza. Sin espíritu de diálogo ni de coalición, solo de imposición, se convirtió en una alarma. En caso de participar del Zoom, ambos dirigentes volverían a verse las caras, esta vez mediante una pantalla.
El líder espiritual del PRO regresó a la Argentina, antes de lo previsto, después de un viaje que lo llevó por Suiza y Francia. Su última declaración pública fue mediante redes sociales, cuando el viernes celebró el sobreseimiento en la causa que investiga el espionaje ilegal a familiares de los submarinistas del ARA San Juan. No se negó la existencia de estas prácticas, se las justificó.
En medio de un clima caliente, de la reunión opositora también participarán, entre otros, Patricia Bullrich (PRO) y Maximiliano Ferraro, titular de la Coalición Cívica, espacio de Elisa Carrió. La ex diputada, que a principios de año convocó a sus aliados a ser responsables, dijo, la semana pasada, que se está "cayendo" el gobierno entero y el propio peronismo. La idea ya se repitió en otros discursos, lo que dejó traslucir que el objetivo de la oposición es conseguir la marginación el peronismo. Ganarle varias elecciones para erosionar su nivel de influencia política y electoral y dejar al movimiento en un lugar anecdótico.
MÁS INFO
En esa línea, y entendiendo que la sociedad no le pidió a JxC una solución inmediata (ahora) de los problemas de la Argentina, la posibilidad de un diálogo pareciera haber quedado en un segundo plano. Para la oposición, al menos para un sector, el único que puede y tiene que resolver los problemas, en este momento, es el Gobierno. La posibilidad de una conversación fue instalada por el Frente de Todos hace una semana, con la convocatoria a un consenso político que siente las bases para determinadas políticas duraderas. Pero ante la ausencia de conversaciones telefónicas, el no creer en el llamado oficialista y el nivel de las imágenes de los dirigentes, no pareciera darse el contexto para el acercamiento.
Si el Gobierno nacional hubiera convocado a un gran diálogo político a comienzos del 2020, con el inicio de la pandemia y una imagen positiva altísima, la oposición no se hubiera podido negar. Al menos no aquellas figuras con responsabilidad de gestión. Si Horacio Rodríguez Larreta hubiera accedido a ese pedido que no se hizo, entendieron algunos, la alianza podría haber volado por los aires. Contrafáctico.
Sin embargo, esa realidad alternativa tuvo su ejemplo. No se dio el escenario de un gran acuerdo nacional pero sí hubo, en 2020, un acercamiento importante. Las conferencias de prensa en plena cuarentena de Alberto Fernández, el jefe de gobierno y Axel Kicillof llevaron a Larreta a una posición tan incómoda como promocional. No solo tuvo una amplificación nacional sino que también trajo algunos inconvenientes internos.
Con el crecimiento de las marchas anticuarentena convocadas por los halcones en plena primera ola del Coronavirus, aún sin vacunas, el mandatario de la CABA empezó a tener que buscar la forma de diferenciarse del oficialismo. De despegarse para evitar señalamientos. La apertura de las escuelas durante la pandemia fue la gran batalla elegida, pero el quite de la coparticipación extra, cedida arbitrariamente por Macri, fue el hecho que la Ciudad adoptó como bandera. La victimización. Un agujero financiero que no existió porque se compensó con impuestos y, ahora, la espera de un fallo favorable a la Ciudad por parte de la Corte.
MÁS INFO
Con toda la oposición del mismo lado, aunque con matices, Juntos por el Cambio apostó por llegar a un plan de gobierno consensuado que sería presentado a fines de año. Cada uno propondrá lo suyo pero todos tendrán, en definitiva, el mismo. Déficit, inflación, reformas, acomodamiento financiero para, ahora sí, atraer la lluvia de inversiones.
Pese a los cortocircuitos internos, Cambiemos está casi seguro de que podría llegar al gobierno el año que viene, si es que la lucha por el liderazgo no termina de fracturar la coalición. Una lucha hacia adentro del PRO entre Macri y Larreta pero también hacia toda la alianza, entre el macrismo y el radicalismo. A diferencia del 2015, la UCR ganó más volumen y peso, por lo que se plantó en la búsqueda por el protagonismo. Si todavía no hubo lanzamientos oficiales de candidaturas, mucho menos algún tipo de resolución sobre las fórmulas, cruzadas o puras.
Por lo pronto, la reunión de este martes no tendrá agenda pero será sobre la coyuntura, la falta de plan del Gobierno y sus internas. Al menos así lo planteó, en la previa, el último encuentro de los presidentes de los partidos de la alianza. El 10 de julio, un domingo, se congregaron Patricia Bullrich, Morales, Ferraro y Miguel Ángel Pichetto para analizar la "grave situación política y económica que atraviesa el país". Aquel fin de semana concluyeron que el país está "frente a un gobierno dividido en luchas intestinas, cuyo único objetivo es el poder, y esto agrava aún más la difícil situación económica, social, política e institucional".