El 2 de abril de 1982 llegué al colegio muy temprano. Gustavo Caramello, el único de mis compañeros que ya estaba en la clase, me dijo que habíamos invadido las Malvinas. Me reí, no había forma de pensar que hablaba en serio. Al mediodía, cuando volvíamos hacia nuestras casas, pasamos por la Plaza de Mayo que ya se empezaba a llenar de gente que apoyaba la decisión y accesoriamente vivaba al general Galtieri, el general majestuoso como lo calificó sin ironía alguna un funcionario norteamericano. Estábamos un poco perdidos: apenas tres días antes, el 30 de marzo, la CGT Brasil liderada por Saúl Ubaldini había convocado con la consigna “Paz, pan y trabajo” la mayor movilización desde el ‘76 y su contundencia nos había convencido del final cercano de la dictadura cívico-militar. Fue el primer gran asombro político que viví, aunque no sería el último.
Con el mismo ahínco con el que hoy en día Alfredo Leuco, Jony Viale, Laura Di Marco, Luis Majul, Viviana Canosa, Luis Novaresio y tantos otros periodistas serios impiden que la realidad los distraiga de sus obligaciones contractuales, los periodistas serios de aquella época con José Gómez Fuentes a la cabeza nos explicaban cada día que íbamos ganando. Debemos reconocer que estadísticamente fuimos vencedores ya que ganamos cada uno de los 75 días que duró la guerra salvo el último, en el que la perdimos. Aquel fue el primer periodismo de guerra que padeció mi generación aunque, como el asombro, tampoco fue el último.
Operación Olivos
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Esta semana, gracias a una investigación de Roberto Navarro, Franco Mizrahi y Ari Lijalad publicada en El Destape, supimos que “Mariano Borinsky, juez de la Cámara de Casación Penal que intervino en casi todas las causas contra CFK, visitó al menos 15 veces al entonces presidente Mauricio Macri en la quinta de Olivos”. Borinsky, uno de los jueces más creativos del cardumen federal, y su colega Gustavo Hornos, otro asiduo visitante a las dependencias presidenciales en tiempos de Macri, fueron quienes reabrieron la causa del memorándum con Irán lanzada por el fiscal Alberto Nisman y desestimada en todas las instancias judiciales hasta ese momento. Claudio Bonadio, el juez del bolillero mágico que conseguía todas las causas que involucraran a CFK, se hizo cargo de la misma y la elevó a juicio oral. Es tal vez la causa más disparatada- la judicialización de un acuerdo votado por el Congreso que nunca llegó a implementarse- pero también la más cruel. Uno de los procesados, el ex canciller Héctor Timerman, no pudo seguir el tratamiento contra el cáncer que llevaba adelante en EEUU por estar en preventiva, lo que aceleró el avance de la enfermedad. Héctor falleció el 30 de diciembre del 2018. El lawfare no sólo ayudó a que Cambiemos llegara al poder persiguiendo a los candidatos kirchneristas y disciplinó a la oposición a Macri encarcelando ex funcionarios de CFK sino que también aceleró la muerte de uno de los tantos perseguidos.
Hace unos años, en 2016, la denuncia de una visita imaginaria del juez Sebastián Casanello a Olivos durante la presidencia de CFK generó un notable Nado Sincronizado Independiente (NSI) entre nuestros periodistas serios (https://twitter.com/gabiestevezok/status/1378403773622673409?s=20). Jorge Lanata, Diego Leuco, Eduardo Feinmann y el resto del coro estable denunciaron al juez y exigieron su renuncia. Feinmann, con cara de tránsito lento, consideró que “Casanello está destruido”.
Desde la investigación de El Destape, notamos un fenómeno similar, aunque opuesto: se trata del Silencio Sincronizado Independiente (SSI). Ninguna de esas almas de cristal cuyos gritos desgarrados por Casanello padecimos durante meses ha manifestado su opinión sobre las visitas reconocidas de Borinsky, Hornos o el fiscal de Casación Raúl Plee al entonces presidente Macri, siempre coincidentes con fallos de alto impacto político.
De manera extraoficial, algunos periodistas de FOPEA nos hicieron llegar sus reticencias con respecto a la investigación de El Destape: si el CD en el que Ari Lijalad recibió el registro de visitantes a la Quinta de Olivos hubiera sido quemado en una parrilla, si Roberto Navarro lo hubiera encontrado corriendo por Palermo o si Franco Mizrahi hubiera recorrido las Seychelles en busca de una cuenta fantasma tal vez el material podría haber sido tomado en serio.
Por otro lado, si todavía no hay kirchneristas en preventiva eso prueba que no es una causa seria.
Imagen: Magistrados de Comodoro Py reciben una capacitación acelerada en independencia judicial durante el gobierno de Cambiemos (cortesía Fundación LED para el desarrollo de la Fundación LED)