El primer año de gobierno de Javier Milei trajo consigo una aceleración en los índices de pobreza e indigencia en Argentina. Según el último informe del INDEC, el 52,9% de la población vive bajo la línea de pobreza, mientras que un 18% se encuentra en situación de indigencia.
Estos datos reflejan un aumento promedio de 11,2 puntos en la pobreza y 6,2 puntos en la indigencia en comparación con el segundo semestre de 2023, lo que evidencia un deterioro significativo en la calidad de vida de miles y miles de argentinos.
En términos de hogares afectados, la pobreza alcanzó un incremento de 10,7 puntos, mientras que la indigencia subió 4,9 puntos. El impacto en las personas es aún más alarmante, con un crecimiento de 11,2 puntos en la pobreza y 6,2 puntos en la indigencia. Esta tendencia negativa no solo refleja los desafíos económicos del país, sino también las dificultades en implementar políticas efectivas para contener la crisis social.
El informe también señala un impacto desproporcionado en los grupos más vulnerables, especialmente niños y jóvenes. El 66,1% de los menores de 14 años vive en hogares por debajo de la línea de pobreza, y para los jóvenes de entre 15 y 29 años, el porcentaje alcanza el 60,7%. Esto plantea interrogantes sobre el futuro de estas generaciones en un contexto donde el acceso a necesidades básicas como alimentación, educación y salud está cada vez más restringido.
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Un análisis de los datos: pobreza e indigencia en cifras
El aumento de la pobreza y la indigencia en los primeros seis meses del gobierno de Milei es alarmante. En términos interanuales, la indigencia casi se duplicó, pasando del 9,3% registrado en el primer semestre de 2023 al 18% actual. Este incremento refleja el impacto de la inflación, la devaluación del peso y la falta de políticas sociales eficaces para contrarrestar el deterioro económico. A pesar de las promesas de campaña, la gestión no logró revertir esta tendencia, afectando principalmente a los sectores más desprotegidos.
El informe del INDEC también revela disparidades significativas entre grupos etarios. Mientras que el 29,7% de las personas mayores de 65 años vive en pobreza, los menores y jóvenes enfrentan tasas mucho más altas. Esto evidencia una crisis que golpea con mayor fuerza a quienes deberían estar construyendo su futuro, y pone en jaque el tejido social del país. Además, los hogares encabezados por jóvenes muestran una mayor propensión a caer en la indigencia, lo que refuerza la necesidad de políticas específicas para este grupo.
El desafío para el futuro
La gestión de Javier Milei enfrenta un panorama crítico con estos indicadores. El aumento de la pobreza y la indigencia no solo afecta a los más vulnerables, sino que también genera un impacto negativo en el desarrollo económico y social del país. Para revertir esta situación, será imprescindible implementar políticas públicas que prioricen la reducción de las desigualdades, el acceso al empleo y el fortalecimiento de las redes de contención social.
Los datos del INDEC son un llamado urgente a la acción. Sin medidas concretas que aborden las raíces de la pobreza, el país corre el riesgo de profundizar aún más las brechas sociales y económicas que afectan a millones de argentinos.