Javier Milei dio su primer discurso como Presidente de la Nación frente a los ciudadanos en las escalinatas del Congreso de la Nación. La decisión de no hablar ante la Asamblea Legislativa luego de ser proclamado mandatario generó muchas críticas en la previa. A continuación, el discurso completo de Javier Milei.
Comienza una nueva etapa en Argentina. Se deja atrás una larga y triste historia de decadencia y declive para dar paso a la reconstrucción de nuestro país. Los argentinos han expresado de manera contundente su voluntad de cambio, sin vuelta atrás. Como dijo un ciudadano: 'Es hora de mirar hacia adelante y dejar atrás el pasado'. Hoy, el pueblo argentino ha hablado y su voz es clara: queremos un futuro mejor. Se inicia un nuevo camino, lleno de esperanza y oportunidades para todos. ¡Que comience esta nueva era!
Durante años, nos peleamos entre nosotros por cómo debía ser nuestro país. En 1853, después de 40 años de independencia, un grupo de jóvenes idealistas, conocidos hoy como la Generación del '37, nos convencieron de abrazar la libertad. Así, aprobamos una constitución liberal para asegurar la libertad para nosotros, nuestros descendientes y cualquier persona que quiera vivir en Argentina. Esta decisión marcó un antes y un después en nuestra historia.
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Después de la aprobación de esa constitución de fuerte tendencia liberal, nuestro país experimentó un crecimiento económico sin precedentes en nuestra historia. Pasamos de ser una nación en guerra constante y considerada como bárbara, a convertirnos en la principal potencia mundial. A principios del siglo XX, éramos el faro de Occidente, recibiendo a millones de inmigrantes que huían de una Europa devastada en busca de un futuro de progreso. Nuestras costas los acogían con los brazos abiertos, siendo el destino deseado por muchos. Todo esto convirtió a nuestro país en un referente de luz y esperanza para el mundo.
Amigos, ese modelo fracasó. Fracasó en todo el mundo, pero especialmente en nuestro país. Al igual que la caída del muro de Berlín marcó el fin de una época trágica para el mundo, estas elecciones han sido el punto de inflexión en nuestra historia.
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Últimamente, se ha hablado mucho sobre la herencia que vamos a recibir. Dejemos algo claro: ningún gobierno ha recibido una herencia peor que la que nos toca a nosotros. Al principio, el kirchnerismo se jactaba de tener superávit gemelos, es decir, superávit fiscal y externo. Sin embargo, hoy nos encontramos con un déficit gemelos del 17% del PBI. De ese porcentaje, el 15% corresponde al déficit consolidado entre el Tesoro y el Banco Central. Por lo tanto, no hay solución viable que no implique atacar el déficit fiscal.
Al mismo tiempo, de esos 15 puntos del déficit fiscal, 5 pertenecen al Tesoro Nacional y 10 al Banco Central. Esto significa que la solución requiere un ajuste fiscal en el sector público nacional de 5 puntos del PBI. A diferencia del pasado, este ajuste recaerá principalmente sobre el Estado y no sobre el sector privado. Anteriormente, el sector privado también había sido afectado por medidas de ajuste. Sin embargo, en esta ocasión, el Estado asumirá la mayor parte de la carga. Esto implica un cambio significativo en la forma en que se maneja el déficit fiscal.
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Por otro lado, hay que deshacerse de los pasivos remunerados del Banco Central, que son los culpables de los 10 puntos de déficit que tiene. De esta manera, se acabaría con la impresión de dinero, que es la única causa comprobada y válida de la inflación en términos teóricos.
Sin embargo, como la política monetaria tiene un retraso de entre 18 a 24 meses, aunque dejemos de imprimir dinero hoy, seguiremos sufriendo las consecuencias de la mala gestión monetaria del gobierno anterior. Emitir el equivalente al 20% del PBI, como se hizo en la gestión pasada, no es gratis. Lo vamos a notar en forma de inflación. Además, el cepo cambiario, otra herencia del gobierno anterior, no solo es un desastre para la sociedad y la economía, con tasas de interés altas, baja actividad económica, poco empleo formal y salarios bajos que aumentan la cantidad de pobres y personas en situación de indigencia, sino que también hay el doble de dinero circulando en la economía que antes del 'rodrigazo'.
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Para tener una idea de lo que eso implica, recordemos que el rodrigazo aumentó la inflación en un 600%. Si ocurriera un evento similar, significaría multiplicar la tasa de inflación por 12 veces. Dado que actualmente la inflación se encuentra en un ritmo del 300%, podríamos alcanzar una tasa anual del 3.600%.
El Banco Central y YPF tienen una deuda de 25.000 millones de dólares, mientras que el Tesoro Pendiente suma otros 35.000 millones de dólares. En total, la bomba de deuda asciende a 100.000 millones de dólares, que se suman a los ya existentes 420.000 millones de dólares. Esta situación es preocupante y se debe tomar en cuenta para evitar un colapso financiero. El gobierno tendrá que buscar soluciones para reducir esta enorme deuda y evitar que siga creciendo. De lo contrario, el país podría enfrentar graves consecuencias económicas en el futuro cercano.
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Obviamente, a estos problemas hay que sumarle los vencimientos de deuda de este año. Los vencimientos en pesos equivalen a 90.000 millones de dólares y 25.000 millones de dólares en monedas extranjeras con organismos multilaterales de crédito. Sin embargo, con los mercados financieros cerrados y el acuerdo con el FMI caído debido a los brutales incumplimientos del gobierno anterior, el rollover de deuda se presenta como un desafío aún mayor para el mítico cíclope.
Gradualismo, se necesita tener financiamiento. Lamentablemente, tengo que volver a decirlo, no hay plata. Por lo tanto, la conclusión es que no hay otra opción que hacer ajustes y tomar medidas drásticas. Esto, obviamente, tendrá un impacto negativo en la economía, el empleo, los salarios reales y la cantidad de personas en situación de pobreza y de indigencia.
Claro que hay inflación, pero no es nada nuevo. En los últimos 12 años, el PBI per cápita ha caído un 15% y acumulamos una inflación del 5000%. Hace más de una década que vivimos en esta situación. Sin embargo, este es el último obstáculo para empezar a reconstruir Argentina.
Sin embargo, nuestros desafíos no se limitan solo a lo económico. La situación de nuestro país es tan grave que afecta a todos los aspectos de la vida en comunidad. En cuanto a la seguridad, Argentina se ha convertido en un verdadero caos. Los delincuentes campan a sus anchas mientras los ciudadanos de bien se encierran tras rejas. El narcotráfico se ha adueñado lentamente de nuestras calles, llegando al punto de que una de las ciudades más importantes del país está bajo su control y la violencia es moneda corriente. Nuestras fuerzas de seguridad han sido humilladas y maltratadas durante décadas, abandonadas por una clase política que les ha dado la espalda. La falta de ley es tal que solo el 3% de los delitos son castigados. Se acabó el "siga-siga" de los delincuentes.
En cuestiones sociales, nos encontramos ante un país en el que la mitad de su población vive en la pobreza, con un tejido social completamente destrozado. Más de 20 millones de argentinos no pueden llevar una vida digna debido a un sistema que solo genera más pobreza. Como afirma el reconocido Jesús Huerta de Soto, los planes para combatir la pobreza solo empeoran la situación. La única manera de salir de la pobreza es a través de la libertad.
Esta noche, millones de chicos se irán a dormir con hambre, caminando descalzos por las calles o cayendo en las drogas. La situación educativa tampoco es alentadora, ya que solo el 16% de nuestros chicos logra terminar la escuela en tiempo y forma. Es decir, que el 84% no lo logra. Además, de aquellos que sí lo logran, el 70% no puede resolver problemas básicos de matemáticas o comprender un texto. Según las últimas evaluaciones PISA, Argentina se encuentra en el puesto 66 de 81 y séptima en América Latina. Curiosamente, Argentina fue el primer país en erradicar el analfabetismo en el mundo. Si Sarmiento levantara la cabeza y viera lo que hicieron con la educación...
El sistema de salud está en un completo caos. Los hospitales están en ruinas, los médicos ganan muy poco y los argentinos no pueden acceder a servicios básicos de salud. Durante la pandemia, si hubiéramos seguido el promedio de otros países, habríamos tenido 30.000 muertes. Sin embargo, gracias a la ineficiencia del "Estado te cuida", la cifra ascendió a 130.000. Esto es el resultado del Estado actual del que tanto hablan los políticos, quienes lo utilizan para justificar su excesivo gasto público que solo les beneficia a ellos.
La situación de la Argentina es crítica y de emergencia en todas las esferas. Si nos fijamos en la infraestructura del país, la realidad es la misma. Apenas el 16% de nuestras rutas están asfaltadas y solo el 11% se encuentra en buen estado. Por eso, no es de extrañar que alrededor de 15.000 argentinos pierdan la vida cada año en accidentes de tránsito. Como se puede ver, la situación es grave y requiere una acción inmediata. Como dijo un experto en la materia, "la emergencia en la que se encuentra la Argentina es alarmante y necesita ser abordada con urgencia".
Entonces, queda claro que hoy comienza una nueva etapa en Argentina. El desafío que tenemos por delante es enorme, pero la verdadera fuerza de un pueblo se mide en cómo afronta los retos que se le presentan. Y cada vez que creemos haber alcanzado nuestro límite para superarlos, miramos al cielo y recordamos que nuestra capacidad podría ser ilimitada. El reto es gigantesco, pero lo encararemos con convicción, trabajando sin descanso hasta alcanzar nuestro destino.
La coincidencia de esta asunción presidencial con la celebración de Januca, la fiesta de la luz, no es casual. Esta festividad conmemora la verdadera esencia de la libertad. La victoria de los Macabeos simboliza el triunfo de los débiles sobre los poderosos, de los pocos sobre los muchos, de la luz sobre la oscuridad y, sobre todo, de la verdad sobre la mentira. Como bien sabemos, es preferible decir una verdad incómoda que una mentira cómoda.
Decidí que íbamos a salir adelante. Recuerdo cuando hace dos años, junto a la doctora Villarruel - que hoy es vicepresidenta de la nación - ingresamos a esta casa como diputados. En una entrevista, me dijeron: 'Pero si ustedes son solo dos en 257, no van a poder hacer nada'. Y yo respondí citando el libro de Macabeos 3.19: 'La victoria en la batalla no depende de la cantidad de soldados, sino de las fuerzas que vienen del cielo'. Por lo tanto, que Dios bendiga a los argentinos y que las fuerzas del cielo nos acompañen en este desafío. Muchas gracias. Sé que será difícil, pero lo vamos a lograr. ¡Viva la libertad, carajo!