Que Sandra Pettovello se haya desprendido de Pablo de La Torre, el funcionario más poderoso de su megaministerio, da cuenta de que la crisis múltiple es capaz de devorarla. De la Torre era un hombre clave, casi un ministro paralelo, y había sobrevivido a la renuncia de tres subsecretarios en apenas unos meses. El jueves 30 a las 5 y media de la tarde, la mayor parte del grupo de leales que le reportaba ignoraba por completo que la ministra favorita de Javier Milei había decidido limpiarlo. Lo echaron con los peores modales.
Ex secretario de Niñez y Familia, De la Torre había llegado con entre 50 y 60 cuadros que en los últimos diez años habían integrado los equipos de Sergio Massa primero y de Mauricio Macri después. Pero además, en Capital Humano, tenía unas 700 personas que dependían de sus directivas. Todos ellos están ahora en un limbo de precariedad, tal vez la única condición que los conecta con los millones de personas que dependen de las transferencias de ingresos del Estado y sufren en el cuerpo el impacto del ajuste más grande de la historia de la humanidad.
Los funcionarios que reportaban al hermano del peronista Joaquín De La Torre trabajaron durante casi seis meses sin designación, con contratos de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI). Tenían gente a cargo, tomaban decisiones y ocupaban despachos estratégicos pero estaban a prueba como si fueran pasantes sin experiencia, sometidos a las leyes flexibilizadoras de Milei y Pettovello. Muchos de ellos dicen haber cobrado apenas dos sueldos en cinco meses.
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La situación en la que los delatorristas salieron a licuar el poder de los movimientos sociales desde el minuto uno da cuenta de la fragilidad del experimento que el presidente viene de venderle a la élite tecnológica de Silicon Valley.
Junto con la decisión de frenar la entrega de alimentos a los comedores populares, Pettovello optó por una política interna que la diferenciara de otros ministros de Milei y desechó la histórica estructura del ministerio de Desarrollo Social. Maximalista de un cambio más perfomatico que eficiente, la titular de Capital Humano apostaba a poner en práctica una nueva estructura que, a seis meses de su asunción, todavía no funciona. La cartera que controla nada menos que el 67% de los fondos de la administración nacional tiene enormes dificultades de gestión y áreas vitales al borde de la parálisis. De la Torre, dicen, estaba a punto de implementar el Plan de Acompañamiento Social para 300 mil personas, con eje en las mujeres mayores de 50 años y madres de cuatro o más hijos.
Del equipo técnico que acompañaba a la tropa del ex secretario, un cuadro histórico del catolicismo ultraconservador, el 80 % provenía del municipio de San Miguel, la base de poder desde la que Joaquín tercerizó sus servicios para todos y cada uno de los experimentos de tono antikirchnerista que florecieron a partir de 2013. El 20 % restante era producto del acuerdo del intendente Diego Valenzuela, otro ex periodista amigo de Milei, que se alejó de Mauricio Macri y predica en el conurbano bonaerense por la línea de Patricia Bullrich: diluir a los residuos del PRO en el sello paleoliberatio.
Enemiga del eyectado Nicolas Posse, la ex militante de la Ucedé que aterrizó en la cima del poder sin otro aval que el de su amistad con el Presidente podría haber aprovechado el aire que le daba la llegada de Guillermo Francos a la jefatura de gabinete para agigantar su poder y reorganizar el ministerio. Pero la revelación de Ari Lilajad sobre los 5 millones de kilos de alimentos que el Gobierno decidió dejar arrumbados desató una crisis interna en medio de una recesión brutal, que eleva las cifras de la pobreza y extrema la desigualdad.
Al menor de los hermanos de De la Torre, las fuerzas del cielo no solo lo echaron en forma intempestiva, cuando muchos dentro y fuera del ministerio lo creían fundamental. Además, le cargaron el escándalo de los alimentos en una auditoría interna y lo acusaron ante la Oficina Anticorrupción por “mal desempeño” debido a los contratos irregulares que usaba para pagarle a sus empleados. “Te entregan de modo brutal. Nunca vi algo así. Te rajan con maldad, te ensucian”, se queja un hombre que llegó y se fue con el ahora ex secretario. “Son fuertes para los hitos y débiles en lo cotidiano”, agrega otro que todavía cree en la religión del ajuste.
Lo mismo podría decir Posse, el ex directivo del grupo Eurnekian que fue humillado en público por Milei después de haber sido su lazarillo en campaña y haber armado gran parte del gabinete. Al margen de las sociedades de subsistencia que organizan lo que queda del sistema político y apodado el mudo por su intrascendencia pública, ahora es señalado como blanco de futuras denuncias de la Casa Rosada. Si en lugar de darle un cargo menor en el organigrama de la casta, le arruinan su reinserción en el sector privado, tal vez se vea obligado a recuperar el habla y contar lo que sabe.
Un hombre del peronismo que pasó de Macri a Milei desliza una razón personal para explicar el bullying político de los Milei a los que se van. “Hay algo en la historia de los hermanos, que tiene que ver con la genética del maltrato”, dice, en un intento de comprender.
Aunque Milei no cumplió seis meses de mandato y lo suyo es todavía un suspiro para la historia, en el frente de extrema derecha ya circula una pregunta crucial para la suerte de cualquier ensayo de poder: quién va a querer ser funcionario de un gobierno que en cualquier momento lo puede tirar abajo de un tren.
Cuando no hay respuesta unívoca sobre la razón que llevó a Milei a echar al gerente que lo conectaba con el mundo exterior y conocía el secreto de los aportes de campaña, en el caso De la Torre ni siquiera está claro cómo llegó a mano derecha de la ministra. Algunos que conocen a Pettovello afirman que hasta hace no tanto le agradecía al diputado nacional Santiago Santurio haberla encomendado a la hermandad De la Torre. En el PRO, en cambio, mencionan como nexo al ex concejal Marcelo Basilotta, otro renunciado de Capital Humano que terminó mal su histórica relación con la ministra. Era director de la Casa Patria Grande Néstor Kirchner y Pettovello le pidió que se vaya debido a las “irregularidades” en su área.
Más allá del modo en que lo fulminaron con su despido, al peronista celeste de San Miguel también le jugaba en contra su fe ultramontana en un momento en el que se tensa la relación de Milei con la Iglesia de Francisco. Hombres de extrema confianza del Papa que hablaban con Pettovello se cansaron de pedirle que tienda un puente con Juan Grabois en lugar de demonizarlo. Hace apenas unos días, De la Torre había cruzado un límite que enfureció a Jorge Bergoglio y sacudió las paredes del Vaticano, cuando acusó en Radio Mitre al dirigente social de “pedir favores sexuales” a cambio de entregar alimentos.
Dentro del gobierno de Milei, a De la Torre lo identifican con la Fraternidad de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino (FASTA), una poderosa agrupación católica que se inspira en la falange española. Sus cuadros se definen a sí mismos como milicianos que abrazan una causa en la que el nacionalismo se cruza con el integrismo. Su salida del ministerio tal vez obligue a la periodista con postgrado de la Universidad Austral a buscar una tregua con los movimientos sociales ligados a la Iglesia de Francisco.
Milei ordena defender a Pettovello porque su amistad se remonta al tiempo en que eran jóvenes y, según relatan en el gobierno, tomaban mate juntos en la pileta. Pero ahora tienen que gobernar en un contexto delicado. Al 55% de pobreza y el 18% de indigencia -se duplicó bajo Milei-, que reportó el Observatorio de la Deuda Social de la UCA que dirige Agustin Salvia, se suma el enfrentamiento feroz de Francisco con un sector ultraconservador de la Iglesia que creyó ver en Milei la oportunidad para arrinconar a los seguidores del jesuita.
El Papa acaba de echar al obispo de La Plata Gabriel Mestre debido a la crisis que afecta a la diócesis de Mar del Plata, de la que Mestre estuvo a cargo entre 2017 y 2023. También decidió trasladar a Jujuy en forma sorpresiva al sacerdote Luis Albóniga, el administrador que quería quedarse con el obispado. Albóniga es un cura que no le gusta a Francisco pero tiene el respaldo militante de Florencio Aldrey Iglesias, el poderoso empresario que siempre tuvo una sintonía fina con el neolibertario Daniel Scioli.
A la crisis en el ministerio que tiene como misión atender a los sectores más vulnerables, se suma la brutal recesión que afecta a la construcción y el cuadro de improvisación que generó colas interminables en las estaciones de GNC de todo el país y dejó sin gas a grandes industrias -cerealeras, petroquímicas, cementeras y agroindustriales- de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza. Las desinteligencias habituales entre Luis Caputo y Eduardo Rodriguez Chirilo esta vez le pueden hacer pagar un costo caro al Presidente con un tema sensible para la economía y el humor de los argentinos. Massa, el ministro y candidato que perdió con Milei, puede atestiguarlo.
Como si fuera un comentarista, la clave para salir del laberinto la dio el propio Milei en su reciente visita a California. “Cuando el modelo no mapea con la realidad, uno tira el modelo. Es decir, no se enoja con la realidad. Si ustedes en una empresa se enojan con la realidad y se quedan abrazados a un modelo, van a perder sus empleos porque van a estar perdiendo un montón de dinero”, dijo. Fue durante su discurso en español en el Instituto Hoover de la Universidad de Stanford. Ahí, el Presidente repitió algo que ya había dicho en el Luna Park y en Davos ante los trillonarios del mundo unidos. “Lo primero que uno aprende cuando está en la trinchera es entender que si el modelo no mapea con la realidad, vuela el modelo”, advirtió. Si la realidad no cambia rápido y la crisis se profundiza, tendría que asumir esa consigna y volar su propio modelo.
Instalado en el mundo de las ideas, el Presidente se reconoció en California parte de la tribu que está enferma de fatal arrogancia. Bajo el supuesto de que Francos -más un burócrata que un hombre de gestión- resolverá todos los problemas que Posse ni siquiera abordó, Milei se concentra en viajar por el mundo para dar su batalla imaginaria contra el mundo neoclásico en el que economistas ultraliberales recurren al eufemismo de “fallo de mercado” para explicar la esencia del capitalismo.
Milei hablaba en un edificio cargado de historia. La Hoover Institution es el think tank conservador que conecta a Silicon Valley con el establishment republicano. De allí surgieron poderosísimos magnates como Elon Musk y el libertario Peter Thiel, dos ex alumnos de Stanford. Cofundador de Paypal, Thiel fue un gran aportante de la campaña de Trump hasta que tras la derrota legislativa de 2022 se declaró decepcionado con el referente de Milei. ¿Estará dispuesto a invertir en el paleolibertario argentino?
El investigador y periodista Federico Perelmuter afirma que la élite tecnológica de Silicon Valley no puede entenderse ni económica ni intelectualmente sin el aporte de Stanford. Desde allí, en los años 50, sostiene, los profesores y decanos de ingeniería de Stanford, William Shockley y Frederick Terman, orquestaron la combinación de financiamiento militar e incentivos económicos para alumbrar núcleos de innovación dentro del propio campus de la universidad. Hoy sus programas de computación e ingeniería, al igual que los programas de liderazgo de su escuela de negocios, desembocan en las mejores compañías, desde Apple a Google.
Perelmuter recuerda que George W. Bush captó de la Hoover Institution a Condoleezza Rice, la ex secretaria de Estado que hoy es su directora y estuvo a cargo de presentar a Milei. Lo mismo hizo Trump, que reclutó allí a su primer secretario de Defensa, James Mattis. Entre sus donantes están JP Morgan, la familia Walton (propietaria de Wal-Mart), Boeing, Ford, General Motors, Merrill Lynch y ExxonMobil.
El presidente confirmó en Stanford que no se contenta con el show del Luna Park y reveló que ya está escribiendo un nuevo libro con Demian Reidel. Para el profesor Milei, la gestión es casi un impedimento para su cruzada epistemológica. “Hay cosas que me pasan por la cabeza que obviamente no las puedo contar porque tengo una restricción que sigo siendo jefe de Estado”, les dijo a la audiencia de Silicon Valley. Traducción mediante, todos se rieron.