La jornada de lucha y marcha de las dos CTA, convocada para este jueves y a la que adhirieron algunos sindicatos del ala dura de la CGT y organizaciones sociales y estudiantiles, marcará el fin del período de unidad de las centrales obreras para volver a la tradicional división entre combativos y dialoguistas que marcó varias etapas históricas del movimiento sindical. La renuncia de Pablo Moyano a su cargo de secretario general de la CGT terminó de definir una situación que se agravó en los últimos meses en los que las diferentes miradas y posiciones estratégicas se volvieron cada vez más notorias. En los estos días, Gerardo Martínez y Andrés Rodríguez, dos integrantes de la mesa chica cegetista, le dedicaron algunos calificativos al referente de Camioneros, que les respondió este sábado en el cierre de un encuentro sindical. "Lo importante es estar en la calle con los trabajadores defendiendo los derechos", retrucó.
La Jornada Federal de Lucha con movilización a la Plaza de Mayo convocada para el jueves 5 por la CTA de los Argentinos, de Hugo Yasky, y la CTA Autónoma, de Hugo "Cachorro" Godoy, actuó como disparador para agudizar las diferencias. A la convocatoria se fueron sumando las organizaciones más activas en el rechazo en las calles al modelo de ajuste libertario. Por ejemplo, las agrupaciones sociales de la UTEP y organismos de derechos humanos junto con la Corriente Federal de Trabajadores, que orienta el bancario Sergio Palazzo, y gremios como la UOM de Abel Furlán, los aceiteros de Daniel Yofra y el Smata de Mario "Paco" Manrique, quien también renunció a su cargo de secretario gremial de la CGT. Además marcharán los partidos de izquierda y habrá columnas del peronismo bonaerense, tanto las referenciadas en el gobernador Axel Kicillof como de La Cámpora.
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En las CTA se entusiasmaban con que la jornada resultara el bautismo para un nuevo espacio político y sindical que se consolidara a futuro como punta de lanza en la resistencia a las políticas de Javier Milei y su ministro Luis Caputo. "Lo pensamos como el inicio de la conformación de un bloque de representación de sectores sindicales, sociales y estudiantiles que buscan enfrentarse a este modelo. Porque la pregunta que nos tenemos que hacer los dirigentes es si nos hacemos cargo de quienes esperan una señal en la idea de confrontar o no sumamos a la fila de resignados, que agacharon la cabeza ante lo que está sucediendo", explicaba Yasky.
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Una idea que discutían eran que frente a un Gobierno dispuesto a avasallar derechos, el enfrentamiento sectorial termina en derrota o, a lo sumo, en un empate. Ponían de ejemplo lo sucedido con el presupuesto universitario o el conflicto con los jubilados, donde el Gobierno terminó saliendose con la suya. Con los aeronáuticos la cosa terminó en algo parecido a un empate, sin la enajenación de Aerolíneas Argentinas pero con el Ejecutivo avanzando sobre derechos de manera que impensable unos meses atrás. Está la creencia, además, de que el oficialismo irá por algún conflicto gremial que pueda resultarle emblemático para el quiebre definitivo de cualquier resistencia, como lo fue el de su admirada Margaret Thatcher con los mineros. Por eso, plantean la necesidad de evitar la pelea sector por sector e ir a un conflicto más amplio, que involucre a todos quienes se ven afectados por el modelo libertario que se extiende con mancha venenosa.
El inicio del gobierno de Milei encontró a la CGT unida en el rechazo. Eso sucedió no sólo porque la gestión libertaria arrancó con una reforma laboral por decreto -que la Justicia luego declaró inconstitucional- sino que no encontraban una vía de diálogo con la Casa Rosada. En ese arranque, Milei despedía a los funcionarios que aparecieran conversando con la "casta" sindical. Luego, principalmente a partir de la llegada del ex Techint Julio Cordero a la secretaría de Trabajo y el interés que tomó en el tema el súper asesor Santiago Caputo, la estrategia oficial giró 180 grados. Con un canal de comunicación abierto, el sector dialoguista de la CGT que representan los "gordos" e "independientes" terminó de convencerse de que obtendrían más ganancias conversando que yendo al choque. Por ejemplo, al conseguir que el oficialismo no apoyara el proyecto de "democracia sindical" que impulsaba el diputado radical Martín Tetaz, muy cuestionado por los gremialistas.
Días atrás, Pablo Moyano había reconocido que existía "un debate importante" dentro de la central obrera y aseguró que se trabajaba en la convocatoria a un paro general, en sintonía con la jornada que preparaban las CTA. "No podemos mirar para otro lado", advirtió entonces. Sin embargo, la reunión de la mesa chica posterior rechazó de cuajo la iniciativa. "No habrá ningún paro, no está en nuestra agenda", replicaron. Pablo Moyano, que no estuvo en el encuentro, luego anunció que renunciaba al cargo de secretario general, puesto que compartía con Héctor Daer y Carlos Acuña. Con todo, su padre Hugo, quien mantiene la conducción de Camioneros, no lo acompañó en la salida. Hasta ayer, que Pablo reapareció en una reunión de fin de año de la filial de San Justo, los organizadores de la jornada de lucha de las CTA no habían sabido más nada de él y no tenían confirmación de que efectivamente se sumara a la movilización del jueves.
El 5 de diciembre también protestarán los estatales de ATE, luego de que evaluaran como "un triunfo" que se frustrara la votación que iba a determinar la venta del INTA. "Ese día vamos a ir a una huelga para protestar contra el recorte de salarios que se viene aplicando en la administración pública", afirmó el secretario general, Rodolfo Aguiar. La opinión contraria mostró el secretario del otro gremio de estatales, el mayoritario UPCN, Andrés Rodríguez, quien insistió con la idea de que no existe ánimo social para avanzar en un paro, aunque reconoció la existencia de conflictos sectoriales. Justo la estrategia contraria de este nuevo bloque político y social que buscará hacer su presentación el jueves para consolidarse a futuro como una avanzada contra el modelo de mega ajuste oficial.