Pese a la aprobación general de la ley, con el desempate obligatorio de la vicepresidenta Victoria Villarruel, la extensa jornada desnudó lo peor del gobierno del presidente Javier Gerardo Milei, quien dejó en claro una vez más que no le importa reprimir a la gente y negociar cargos políticos, con tal de cumplir sus objetivos.
Luego de un discurso muy preparado para la ocasión, en un momento que por reglamento no le correspondía tomar la palabra, Victoria Villarroel señaló afirmativo su voto, para darle aprobación en general a la Ley Bases, después de que la votación quedará empatada 36 a 36. Para llegar a ese momento, el presidente, que había anunciado su llegada para combatir a la casta política, otorgó múltiples concesiones a la vicepresidenta para lograr su cometido. Como los aumentos de sueldos millonarios no habían alcanzado, debió hacer concesiones particulares, como entregarle ni más ni menos a la senadora Lucila Crexell el puesto de embajadora ante la UNESCO. Así, quien representaba a la provincia de Neuquén, a cambio de su voto a favor, se ganó una estadía envidiable en París.
Por otra parte, otro con los que se sentó a negociar su voto el gobierno de La Libertad Avanza, fue con el senador Edgardo Kueider. En su caso, el representante por la provincia de Entre Ríos será premiado invitándolo a formar parte de la Delegación Argentina ante la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande. También, a quien agasajaron a cambio de su voto afirmativo, fue al sanjuanino Camau Espínola. Pese a todo esto, se tuvieron que quitar de la lista de la ley general algunas empresas proyectadas a ser privatizadas, como son el caso de Aerolíneas Argentinas, Correo Argentino, y Radio y Televisión Argentina.
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Pero a todo ese entramado de negociaciones con la casta y como parte de una jornada épica, el gobierno libertario debía agregarle al día algunas imágenes violentas. Así fue que, amparado en el protocolo de la ministra Bullrich, no permitió que la gente se acercara al Congreso, el cual decidió vallar. Durante más de cuatro horas de manifestación, miles de personas reclamaron en paz, mostrándose en contra de la ley. Sin embargo, la prefectura no dudo a la hora de tirarle gas lacrimógeno en el rostro a diputados, ni en pasarle por encima a una jubilada que se encontraba por el piso buscando su celular, que había caído producto del violento arremeter de las fuerzas del orden.
Lo curioso es que, delante de todas las fuerzas de seguridad presentes, personas con el rostro tapado, lejos de ser interrumpidas, se movían libremente al punto tal de prender fuego un auto de Cadena 3. A partir de ese momento, como en una acción planificada, se desplegó toda la violencia para reprimir y detener sin motivo a más de 20 personas.
Con respecto a la votación en particular, la casta política le entrego las facultades delegadas solicitadas por Milei. Mientras más de la mitad de la población se encuentra bajo la línea de pobreza, la gran pregunta es qué beneficio puede traer al pueblo hacerle semejante concesión a un hombre que promueve el odio contra quien piensa diferente, se pelea con aliados históricos, y reprime a su pueblo.
Lo cierto también es que, aunque a Milei le moleste, el retorno del impuesto a las ganancias no logro aprobarse, y la gran ganadora de la jornada fue su vicepresidenta Victoria Villarroel, que siempre aprovecha la ocasión para mostrar otra imagen y diferenciarse respecto a la del presidente. Como desde el diez de diciembre, el gran perdedor es el pueblo argentino, que nuevamente observa como lo perjudican día a día con políticas empobrecedoras, como la entrega de recursos naturales, la precarización laboral en forma de flexibilización, entrega a capitales extranjeros de los recursos naturales, y el gobierno les muestra el artero uso del detentado monopolio de la fuerza, para ser reprimido.